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martes, 5 de enero de 2016

¿Podrían unas dosis altas de vitamina D ayudar a combatir la esclerosis múltiple?


Los complementos parecen seguros, pero los expertos apuntan que es demasiado pronto para una recomendación general

Traducido del inglés: viernes, 1 de enero, 2016

MIÉRCOLES, 30 de diciembre de 2015 (HealthDay News) -- Las dosis altas de vitamina D parecen seguras para las personas que sufren de esclerosis múltiple (EM), y podrían ayudar a tranquilizar la hiperactividad del sistema inmunitario que es característica de la enfermedad, encuentra un pequeño ensayo clínico.
El estudio, que aparece en la edición en línea del 30 de diciembre de la revista Neurology, amplía la evidencia de que la vitamina D podría ser beneficiosa para las personas con EM.
Pero se siguen realizando ensayos clínicos para responder a la gran pregunta: ¿tomar vitamina D mejora los síntomas de EM y altera el desarrollo de la enfermedad?
El estudio actual muestra solo que las dosis altas (de 10,400 UI al día) reducen la proporción de ciertas células del sistema inmunitario que se han implicado en el proceso patológico de la EM.
"No haré ninguna afirmación más allá de esto", dijo el investigador principal, el Dr. Peter Calabresi, profesor de neurología de la Universidad de Johns Hopkins, en Baltimore.
"Aquí no tenemos suficientes datos para orientar la práctica clínica", enfatizó.
Bruce Bebo, vicepresidente ejecutivo de investigación de la Sociedad Nacional de la Esclerosis Múltiple (National Multiple Sclerosis Society), se hizo eco de esa salvedad.
"Este estudio no se diseñó para observar la eficacia contra la EM. Fue demasiado pequeño y corto para eso", dijo Bebo, cuyo grupo ayudó a financiar la investigación.
Aún así, añadió Bebo, los hallazgos son importantes por otros motivos. Por un lado, dijo, "ofrecen algunas pistas sobre los mecanismos que explican el riesgo más alto de EM asociado con un nivel bajo de vitamina D".
La EM es provocada por un ataque anómalo del sistema inmunitario contra el recubrimiento protector que rodea a las fibras nerviosas del cerebro y la médula. Esto conduce a síntomas como debilidad muscular, entumecimiento, problemas visuales y dificultades con el equilibrio y la coordinación.
Generalmente, los síntomas de EM se recrudecen de forma periódica, seguido por periodos de remisión. Con el tiempo, la enfermedad puede provocar problemas crecientes para caminar y moverse.
Se desconoce la causa precisa de la EM, pero los investigadores creen que tiene que ver con una combinación de vulnerabilidad genética y ciertos desencadenantes ambientales. Los niveles inadecuados de vitamina D (un nutriente necesario para una función inmunitaria normal) se consideran como uno de los sospechosos.
En parte esto se debe a estudios que han mostrado una asociación entre los niveles en sangre de vitamina D y el riesgo de contraer EM. Pero también hay evidencias más directas, aseguró Bebo. Por ejemplo, las investigaciones han mostrado que la vitamina D puede reducir los efectos de una enfermedad similar a la EM en ratones.
Los nuevos hallazgos sugieren que también podría alterar la actividad del sistema inmunitario en las personas con EM, señaló Bebo.
Según Calabresi, los resultados subrayan otro punto: es probable que se necesiten dosis altas de vitamina D.
Su equipo evaluó dos dosis en 40 adultos con EM. En un periodo de seis meses, un grupo tomó 10,400 UI de vitamina D al día (alrededor de 17 veces más que la recomendación de 600 UI para los adultos sanos del gobierno de EE. UU.) y el otro grupo tomó 800 UI al día.
Al final, solo el grupo de dosis alta mostró cambios en la actividad del sistema inmunitario. El mayor efecto, dijo Calabresi, fue una reducción en las células que producen una proteína inflamatoria llamada interleucina 17.
Pero el estudio solo observó ciertos aspectos de la función inmunitaria. Y la EM "es una enfermedad inmunológicamente compleja", anotó Calabresi.
Dijo que será interesante ver si la vitamina D tiene efectos adicionales sobre el sistema inmunitario de las personas con EM, o posiblemente con otras enfermedades autoinmunes.
Varios ensayos clínicos evalúan ahora la vitamina D para la EM, incluyendo un estudio de EE. UU. que todavía está reclutando pacientes. Los ensayos están usando dosis de entre 5,000 y 10,000 UI al día, dijo Calabresi.
Dijo que sin los resultados de esos ensayos es demasiado pronto para recomendar que las personas con EM tomen vitamina D.
Pero añadió que dado que un nivel adecuado de vitamina D es importante para la salud en general, quizá la gente deba hacerse pruebas de la deficiencia del nutriente.
Dado que los complementos de vitamina D están fácilmente disponibles, Calabresi también reconoció que es probable que algunas personas con EM comiencen a tomarla incluso sin pruebas.
Les animó a usar la vitamina D solo bajo supervisión médica.
En este estudio, las dosis altas parecieron ser seguras en un transcurso de seis meses. Pero, advirtió Calabresi, los niveles altos de vitamina D pueden subir de forma marcada las concentraciones de calcio en la sangre, lo que puede provocar piedras en los riñones u otros problemas, como falta de apetito, debilidad y estreñimiento.
Bebo se mostró de acuerdo. "Hable siempre con el [médico] sobre cualquier fármaco o complemento que esté pensando en tomar", aconsejó.

Artículo por HealthDay, traducido por Hola Doctor
FUENTES: Peter Calabresi, M.D., professor, neurology, Johns Hopkins University School of Medicine, Baltimore; Bruce Bebo Jr., Ph.D., executive vice president, research, National Multiple Sclerosis Society, New York City; Dec. 30, 2015, Neurology, online
HealthDay

viernes, 1 de enero de 2016

¿Qué es la plasticidad cerebral?

Centro en Badalona especializado en neurorehabilitacion

¿Qué es la plasticidad cerebral?

En Neuroespai, la plasticidad es un elemento clave para la neurorehabilitación, tanto para el neuropsicólogo como para el fisioterapeuta, puesto que trabajamos con pacientes que han tenido algún tipo de lesión cerebral.

La plasticidad cerebral o la neuroplasticidad se refiere a la habilidad del cerebro para reorganizarse funcionalmente según las experiencias vitales.

Para que se entienda bien, hay que imaginarse el cerebro como un entramado de redes de neuronas conectadas entre diferentes áreas, como en la siguiente imagen:  



El cerebro tiene la increíble capacidad de reorganizarse y formar nuevas conexiones entre las neuronas que, a su vez, forman los circuitos neuronales.

Antes se creía que estas redes se quedaban fijas en un momento dado -y se deterioraban con el paso del tiempo-, pero en las últimas décadas, gracias al avance de la investigación y de la neurociencia, se ha comprobado que el cerebro nunca para de modificarse, cambiar, adaptarse.

Además de los factores genéticos, el entorno y las acciones de una persona también contribuyen a la plasticidad cerebral.

Una de las consecuencias más sorprendentes de la neuroplasticidad es que la actividad cerebral de una función concreta (lenguaje, movimiento, memoria, atención, razonamiento, etc.) se puede mover a otra parte del cerebro como consecuencia de la experiencia, el daño cerebral y la rehabilitación.

Para entender esto, hay que tener en cuenta el entramado de redes de neuronas conectadas entre las diferentes áreas del cerebro. Se entiende que el cerebro está dividido por áreas y cada área está más o menos especializada en funciones.



De una manera muy general, existen innumerables conexiones entre diferentes áreas del cerebro. Así mismo, las conexiones entre las neuronas se refuerzan con el uso que se les da a través de las acciones, de la experiencia, de la repetición. Cuanto más usemos una función, más fuerte se hace la conexión entre las neuronas que participan en la misma. Un ejemplo de esto, es ver un cubo azul. La función del ojo es transmitir la imagen de ese objeto, pero lo que hace el cerebro es desglosar ese cubo en forma, color, tamaño, tacto, etc. Cada una de esas características está procesada por un área cerebral especializada, que tramita esa información y la envía a otra área que se encarga de hacer la integración de todos los componentes para que ese cubo sea reconocido como tal por la persona que lo percibe.

El aprendizaje es una de las funciones que está relacionada con la plasticidad, ya que produce cambios sustanciales a nivel funcional y fisiológico. ¿Sabías que cuando te conviertes en un experto en un dominio específico, las áreas del cerebro que se encargan de estas habilidades se refuerzan y crecen?

Siguiendo lo que hemos explicado, podemos deducir fácilmente que entrenar funciones hace que las mejoremos (es decir, que hagamos las conexiones más fuertes y más grandes). Por ejemplo, poner en práctica un idioma que estamos estudiando hace que lo mejoremos.

De hecho, algunas investigaciones han comprobado cómo entrenando algunas capacidades, el área del cerebro que las rige se agranda. Por ejemplo, hay un estudio (Maguire, Woollett, y Spiers, 2006) que prueba que los taxistas de Londres tienen un hipocampo (la parte posterior) más grande que los conductores de autobuses de Londres . ¿A qué es debido? Eso sucede porque esta parte del hipocampo está especializada en el uso de la información espacial compleja para conducir eficientemente. Los taxistas tienen que usar más el hipocampo porque tienen que planificar y crear rutas para llegar a distintas partes de Londres, mientras que los conductores de autobuses casi siempre siguen las mismas rutas.

Otro ejemplo de plasticidad también se puede observar en los cerebros de las personas bilingües (Mechelli et al., 2004). El aprendizaje de una segunda lengua es posible a través de los cambios funcionales en el cerebro: la corteza parietal inferior izquierda (donde están normalmente ubicadas las conexiones que regulan el lenguaje) es más grande en los cerebros bilingües (que hablan 2 idiomas) que en los cerebros monolingües (que hablan 1 idioma).

¿Cuándo se da la plasticidad cerebral?

-Durante el desarrollo del cerebro: en edad temprana.
-Durante la edad adulta: por ejemplo cuando se producen aprendizajes
-Después de un daño cerebral: para recuperar, compensar y rehabilitar funciones
Después de toda esta información, se me ocurre una pregunta ¿Por qué si el cerebro es plástico y capaz de adaptarse a diferentes situaciones, tenemos tanta necesidad de rutina?
Os dejo un vídeo de Elsa Punset que habla sobre la paradoja de la plasticidad y nos da algunas pistas. 
¿Qué opinas tú?
Amalia Muñoz (Neuropsicóloga)