El método empleado tiene menos toxicidad y mortalidad que otros
La mejoría experimentada era mayor que la producida por otras terapias
CRISTINA DE MARTOS - elmundo.es
La ciencia sigue sin dar con una cura para la esclerosis múltiple pero avanza en pos de esa meta. El trasplante de células madre, un viejo conocido de los especialistas en esta patología, ha dado prometedores resultados al aplicarlo de una forma determinada y en un tipo concreto de pacientes. Los elegidos para este ensayo no habían experimentado progresión alguna de su condición tres años después del tratamiento y el 62% estaba libre de enfermedad.
La esclerosis múltiple se desarrolla en dos fases. En la primera, llamada recurrente-remitente, los síntomas aparecen de forma intermitente y son parcialmente reversibles. Estos 'brotes' se deben a una reacción anómala del sistema inmune que ataca y destruye las bandas de mielina de los nervios. En el caso de la segunda fase, el deterioro gradual y progresivo se debe a la degeneración de los axones (terminaciones nerviosas) atrofiados.
La mayor parte de los tratamientos están encaminados a frenar el avance de la esclerosis cuando ésta se encuentra en su fase inicial. Sin embargo, la mayor parte de los ensayos realizados con el trasplante autólogo de células madre hematopoyéticas (trasplante de médula) se han llevado a cabo en pacientes en los que el deterioro neurológico ya es continuo y no se ha demostrado que revierta en modo alguno la neurodegeneración.
Estables a lo largo de tres años
Después del trasplante, los investigadores, procedentes de la Universidad de Northwestern (Chicago, Estados Unidos), evaluaron a los participantes a lo largo de 37 meses utilizando la Escala del Estado de Incapacidad Ampliada de Kurtzke y compararon sus puntuaciones con las obtenidas antes del tratamiento.
Al cabo de tres años, el 100% de los pacientes estaba, como mínimo, igual que al inicio, lo que
Este tipo de trasplante, concluyen los autores, "aplicado en pacientes con esclerosis múltiple recurrente-remitente [...] es un procedimiento viable que no sólo parece prevenir la progresión neurológica sino que también parece invertir la incapacidad neurológica".
Una alternativa a las técnicas habituales
El trasplante de células madre hematopoyéticas es una técnica descubierta a mediados del siglo pasado que se utiliza frecuentemente en pacientes con leucemia o mieloma múltiple. Desde hace unos 15 años se ha probado su eficacia en el tratamiento de la esclerosis múltiple. Se trata de un trasplante de células en el que el donante es el propio paciente. El procedimiento normal implica la destrucción total o parcial de la médula ósea del individuo utilizando quimio y radioterapia, que conlleva una mortalidad elevada (3,3%). Este es "el principal problema" a la hora de utilizar este trasplante en la esclerosis múltiple, ya que se trata de "una enfermedad que a corto plazo no supone una amenaza para la salud per se", señala Gianluigi Mancardi, del Hospital de San Martino (Italia), en un comentario sobre este estudio. La idea de hacer un régimen de acondicionamiento que no implique la ablación medular reduce la mortalidad asociada al proceso.
Sin duda, deberán realizarse más ensayos con este tipo de trasplante pero esta es la prueba más clara hasta la fecha de que las personas con esclerosis múltiple pueden mejorar gracias a estas células madre y de que la mejoría que experimentan es mayor que con otras terapias, subraya Mancardi.