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domingo, 4 de febrero de 2018

Un antidepresivo podría ser beneficioso en las formas progresivas de esclerosis múltiple

Redacción TiTi  2018-01-29

La clomipramina, un antidepresivo tricíclico que lleva décadas en el mercado, parece disminuir la severidad de las manifestaciones clínicas de la esclerosis múltiple en modelos animales de la enfermedad. El diseño de la investigación puede servir de referencia para acelerar la búsqueda de compuestos efectivos para las formas progresivas de EM.


Las formas progresivas de esclerosis múltiple (EM), esas donde el avance de la discapacidad es casi constante, tienen escasas opciones de terapéuticas en el mercado.

Recientemente se aprobó para el tratamiento de la esclerosis múltiple primaria progresiva (EMPP) OCREVUS, pero este fármaco no es la respuesta definitiva y, además, no parece funcionar en los casos de esclerosis múltiple secundaria progresiva.

La búsqueda continúa y algunos se muestran verdaderamente ingeniosos en el proceso.

Recientemente, investigadores de la Universidad de Calgary, en Canadá, publicaron en la revista Nature Communications los resultados de una investigación en la que después de analizar más de 1000 fármacos, llegaron a concluir que la clomipramina, un fármaco usado en el tratamiento de la depresión y otras alteraciones del estado de ánimo, tiene potencial en el tratamiento de la esclerosis múltiple progresiva.

No es buscar, sino saber qué se busca

Los investigadores realizaron un cribado a una colección de fármacos que contenía 1040 compuestos, la mayoría de ellos genéricos.

¿Qué criterios siguieron para elegir los que pueden ser efectivos en la esclerosis múltiple? Los científicos se centraron en los procesos patológicos claves que marcan la evolución de la esclerosis múltiple en sus formas progresivas, de forma tal que los fármacos elegidos debían:
Disminuir la neurotoxicidad mediada por hierro.

Mantener la integridad de las mitocondrias, estructuras celulares que se ven dañadas en la EM.
Disminuir el nivel de radicales libres.

Tener actividad contra los linfocitos T y B (células del sistema inmunológico).

Además, el fármaco debía ser capaz de atravesar la barrera hematoencefálica, condición fundamental para todo compuesto con el que se aspire a tratar alteraciones que afecten el sistema nervioso central.

Un cribado inicial basado en revisión bibliográfica dejó en 249 el número de fármacos candidatos. Estos fueron entonces evaluados en cultivos de neuronas, quedando en 35 los compuestos capaces de disminuir la neurotoxicidad del hierro.

De esos finalistas, varios reducían la proliferación de linfocitos T y tenían potencial antioxidante, pero la clomipramina, además, disminuía la proliferación de linfocitos B.

Un ratón no es un humano, pero es un buen comienzo

Los investigadores, entonces, evaluaron el efecto de la clomipramina en modelos animales de esclerosis múltiple, incluyendo un ratón con signos propios de las formas progresivas de EM en humanos.

Observaron que mientras más pronto se administraba el fármaco, mejores resultados se obtenían y que la clomipramina reducía la severidad de las manifestaciones clínicas de la enfermedad, incluyendo el avance de la discapacidad.

En opinión de Barbara Giesser, profesora de neurología clínica en la Universidad de California en Los Angeles, entrevistada por healthLine:

“Los resultados en animales son muy interesantes y si se demuestra en ensayos clínicos en humanos que que se traducen en eficacia, representaría un avance significativo en el tratamiento de la EM progresiva”.

Eso sí, no hay que olvidar, precisamente, que esta es una investigación realizada en animales de experimentación y que los resultados observados pueden ser muy diferentes en pacientes con esclerosis múltiple.

Pero como siempre decimos: todo empieza con una rata.


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