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miércoles, 28 de febrero de 2018

La espasticidad en la esclerosis múltiple: ¿cómo puedo detectarla?


El término “espasticidad” se emplea en medicina para describir una resistencia superior a la considerada normal durante el estiramiento pasivo del músculo durante un reconocimiento médico.

La espasticidad es un síntoma de la esclerosis múltiple que hace que los músculos estén rígidos, se sientan pesados y difíciles de mover.  La espasticidad puede manifestarse en cualquier músculo del organismo, pero es más frecuente en los brazos, las piernas y el tronco. Su intensidad puede ir de leve a severa y variar a lo largo del tiempo, incluso en distintas horas del día.

Aunque se reconoce razonablemente bien, es un fenómeno que no se comprende del todo.

La espasticidad puede afectar a una proporción que oscila entre el 60% y el 90% de las personas con esclerosis múltiple (según estudios realizados en diferentes poblaciones).

Tipos de espasticidad

Espasticidad flexora- Suele afectar al tendón de la corva (músculo en la parte posterior de la porción superior de la pierna) y los flexores de la cadera (en la parte superior del muslo), haciendo que las caderas y las rodillas sean difíciles de enderezar.

Espasticidad extensora- Afecta al cuádriceps o los abductores (músculos situados en la parte frontal y la cara interna de la parte superior de la pierna). Hace que las caderas se mantengan rectas.

El diagnóstico de la espasticidad en esclerosis múltiple

La espasticidad puede confundirse con actividad de tipo convulsivo, con dos diferencias importantes:

A la espasticidad no le sigue un periodo postictal (un estado neurológico anormal o alterado que sigue a las crisis convulsivas)

La espasticidad no suele ser rítmica ni simétrica, a diferencia de las convulsiones

Es difícil cuantificar la espasticidad, pero existen escalas para evaluarla, como la escala de Ashworth, que asigna valores entre 0 y 4 (desde estado normal a rígido) y escalas funcionales que sirven para conocer mejor la independencia funcional del paciente, aunque miden la espasticidad de forma indirecta, como la escala de Tardieu.

Factores que empeoran la espasticidad en esclerosis múltiple

Es importante considerar factores que pueden agravar la espasticidad para evitarlos o tratarlos siempre que sea posible:

Estreñimiento
Infecciones
Apoyos inadecuados para el movimiento
Úlceras de presión
Postura
Dolor

Las personas con espasticidad y esclerosis múltiple pueden hacer mucho por controlarla mejor informando al médico sobre cuáles son los factores que la hacen empeorar y las dosis de medicamentos que tolera mejor, entre otros datos. El tratamiento de la esclerosis múltiple deberá revisarse como mínimo una vez al año para evaluar la dosis máxima tolerada de medicamentos.

La espasticidad puede suponer una ventaja. Por ejemplo, si hay debilidad en las piernas, una cierta rigidez puede ayudar a caminar o a transferir el peso de la cama a una silla.


La fisioterapia puede ayudar a manejar la espasticidad de la esclerosis múltiple con ejercicios, estiramientos y educación postural. También hay terapias farmacológicas que pueden ser útiles. Hable con su médico al respecto.




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