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martes, 17 de julio de 2018

Envejecimiento y esclerosis múltiple, ¿cómo lo afrontan las personas mayores?


Aunque la mayor prevalencia de esclerosis múltiple (EM) se da en adultos jóvenes y de mediana edad, alrededor del 10% de todas las personas que viven con EM tienen más de 65 años.
Las personas mayores con esclerosis múltiple, así como sus cuidadores, se enfrentan al gran impacto de esta enfermedad sobre su calidad de vida sujeta al envejecimiento, y sus relaciones con el entorno sociolaboral también se ven afectadas.
Según la página web de la Asociación Americana de Esclerosis Múltiple, “todos envejecemos con el paso del tiempo, incluso los pacientes con EM"; por ello es importante hablar de los cambios que la edad conlleva para las personas con esclerosis múltiple, e incidir en las recomendaciones y consejos médicos.
Todos envejecemos con el paso del tiempo, incluso los pacientes con esclerosis múltiple
Se prevé que el número de personas mayores que viven con esclerosis múltiple crecerá proporcionalmente con la población general, por lo que la atención que se debe prestar a este tema debe ir en paralelo. Actualmente, la mayoría de estudios de seguimiento se enfocan en la población joven, y es poca la atención que se presta a los problemas o desafíos que presenta el envejecimiento con EM. Cabe resaltar la importancia de destinar más recursos o servicios diseñados específicamente para adultos mayores con EM
Algunos de los cambios fisiológicos y mentales que las personas con esclerosis múltiple experimentan durante el envejecimiento son los mismos que se dan en cualquier otra persona. Por ejemplo, la artritis, la causa más común de discapacidad y dolor en adultos mayores, tiene la misma probabilidad de darse en pacientes con EM, en quienes genera un aumento del grado de discapacidad existente.
La mitad de la población desarrollará una enfermedad crónica durante el envejecimiento. Para los pacientes con EM puede resultar difícil distinguir entre el dolor de la esclerosis múltiple y el dolor que producen otras afecciones: por eso, cualquier patología consecuencia del proceso de envejecimiento debe ser atendida por el médico correspondiente y compartida con el neurólogo. Por otro lado, dada la escasez de información acerca del seguimiento del progreso de la enfermedad en la tercera edad, los estudios longitudinales pueden ayudar a valorar dicha progresión y su impacto en la calidad de vida de las personas mayores de 65 años.
En el caso de las mujeres, los síntomas menopáusicos (tales como sofocos, irritabilidad y trastornos del sueño) pueden solaparse con los síntomas de la esclerosis múltiple, por lo que es importante hablar con el especialista de referencia.
Es importante atender las necesidades de atención primaria. Se deben llevar a cabo todas las pruebas de rutina para prevenir otras patologías y sus complicaciones. Estos incluyen desde exámenes pélvicos, mamografías y análisis de sangre para detectar colesterol o anemia hasta revisiones dermatológicas, oftalmológicas y vacunas.
El ejercicio regular y una dieta adecuada deben formar parte de la vida de cualquier persona para llegar a un envejecimiento saludable, y esto incluye a los pacientes con esclerosis múltiple. Cualquier forma de ejercicio es importante: si, por ejemplo, las piernas del paciente están inmovilizadas, se debe mantener la fuerza en los brazos. Además, es importante mantener un control sobre el peso, puesto que la obesidad conlleva un problema articular añadido a la limitación funcional.
Acceso al documento original:
Let’s Talk About Aging and Multiple Sclerosis. Disponible en: https://multiplesclerosis.net/living-with-ms/talk-about-aging/

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