E. O.@abc_salud / MADRID / Día 03/06/2015
Los expertos creen que hay una enorme variedad de enfermedades neurológicas, desde el autismo, alzhéimer o la esclerosis múltiple, que deberían ser reanalizadas debido a que ha aparecido algo que no existía
El cerebro parece está conectado directamente con el sistema inmunológico por vasos sanguíneos de los que no se tenían noticias hasta ahora. Lo acaba de descubrir un equipo de la Universidad de Virginia y lo ha publicado en la revista «Nature» y la información puede ser clave para avanzar en el conocimiento de enfermedades tan importantes como el alzhéimer o la esclerosis múltiple.
Además del aparato circulatorio que todos conocemos, existe en nuestro cuerpo otro tipo de circulación que corresponde al sistema linfático. Se trata de un sistema de transporte semejante al aparato circulatorio con la diferencia de que no es un sistema cerrado sino que se inicia en los tejidos corporales, continúa por los vasos linfáticos y desemboca en la sangre, realizando por tanto un trayecto unidireccional. Está compuesto por la linfa, los vasos linfático y los ganglios linfáticos
Los investigadores creen que estos nuevos vasos línfáticos parecen haber escapado durante años al mapeado exhaustivo del cuerpo humano y debido a que ahora el cerebro es como cualquier otro tejido conectado al sistema inmune periférico a través de los vasos linfáticos meníngeos, explica Jonathan Kipnis, podría «cambiar por completo la forma en la que percibimos la interacción neuro-inmune». Así, explica, se cree que para cada enfermedad neurológica hay un componente inmune, por lo que «estos vasos pueden jugar un papel importante».
Muy escondido
Los investigadores creen que su hallazgo podría cambiar «los libros de texto», ya que nunca hasta ahora se había identificado un «un sistema linfático para el sistema nervioso central». El descubrimiento ha sido posible gracias al trabajo de Antoine Louveau. «Pudimos localizar los vasos después de que Louveau desarrollara un método para montar meninges de un ratón - las membranas que recubren el cerebro- en una sola imagen de modo que pudieran ser examinadas en su conjunto», explica Kipnis.
¿Pero cómo han permanecido ocultos estos vasos linfáticos del cerebro todo este tiempo? Kipnis explica que están pegados a los vasos sanguíneo de los senos, «tan cerca que era imposible detectarlos si no se sabe lo que se estaba buscando».
La presencia inesperada de los vasos linfáticos plantea un enorme número de preguntas, tanto sobre el funcionamiento del cerebro como acerca de las enfermedades que le afectan. Por ejemplo, «en la enfermedad de Alzheimer hay acumulaciones de grandes trozos de proteínas en el cerebro –afirma Kipnis-, y creemos que se pueden acumulan en el cerebro porque no están siendo eliminados eficazmente por estos vasos».Además, señaló, los vasos se ven diferentes con la edad, por lo que el papel que desempeñan en el envejecimiento es otra vía para explorar. Y, añade, hay una enorme variedad de enfermedades neurológicas, desde el autismo a la esclerosis múltiple, que deberían ser «reanalizadas debido a que ha aparecido algo que no existía».
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