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viernes, 9 de mayo de 2014

El sexo de la esclerosis múltiple


Un estudio podría explicar por qué esta enfermedad neurodegenerativa afecta más a las mujeres

@abc_salud / MADRID /  09/05/2014

Una imagen de tejido de un cerebro femenino (izda) afectado por EM muestra que el cerebro tiene niveles mucho más altos de un receptor de los vasos sanguíneos (en rojo) que un cerebro masculino (dcha)
 
Una diferencia identificada entre los cerebros de hombres y mujeres con esclerosis múltiple (EM) puede ayudar a explicar por qué la enfermedad afecta más las mujeres que a los hombres.
 
En los últimos años se ha producido un incremento en el diagnóstico de la EM, especialmente entre las mujeres, en una proporción de casi cuatro veces más que los hombres. Los expertos no se ponen de acuerdo de cuáles son las razones de esta disparidad, pero ahora gracias al trabajo de la Escuela Universitaria de Medicina de Washington en San Louis (EE.UU.) es posible que se salga dudas. El informe, que se publica en «Journal of Clinical Investigation», es el primero en asociar una diferencia entre en el cerebro de hombres y mujeres y la EM.
 
Realizado en ratones y las personas, el trabajo muestra que las mujeres susceptibles a la enfermedad producen niveles más altos de una proteína receptora de los vasos sanguíneos, S1PR2, que los hombres, y que dicha proteína está presente en niveles aún más altos en las áreas del cerebro que normalmente la EM daña.
 
«Nuestros estudios genéticos nos llevaron directamente a este receptor», apunta la autora del trabajo, Robyn Klein. «Cuando nos fijamos en su función en los ratones, vimos que era posible determinar si las células inmunes cruzan los vasos sanguíneos cerebrales. Estas células producen la inflamación que conduce a la esclerosis múltiple».

2 millones de afectados

La EM es una patología impredecible que afecta a más de 2 millones de personas en todo el mundo. Su origen sigue siendo un misterio y en ella están implicados múltiples factores, como la vitamina D, el tabaco o factores ambientales. Su incidencia oscila entre 1 y 40 nuevos pacientes por año por 100.000 habitantes. La prevalencia media en la mayoría de países del norte de Europa y de América es de 100 casos por cada 100.000 habitantes, afecta preferentemente a adultos jóvenes, 18 y 40 años y es más frecuente en mujeres. En España se calcula que hay 60 casos por 100.000 habitantes y se estima que irán en aumento, sobre todo en las mujeres.
 
En esta nueva investigación, el equipo de Klein estudió un modelo de ratón de esclerosis múltiple en el que las hembras contraen la enfermedad con mayor frecuencia que los machos. Los científicos compararon los niveles de actividad de los genes en los cerebros de ambos. De esta forma identificaron 20 genes que estaban activos en los diferentes niveles en las regiones cerebrales femeninas vulnerables. Los científicos desconocen lo 16 de estos genes hacen pero, entre los genes restantes, el aumento de la actividad de S1PR2 destacó porque se sabe que la proteína regula lo capacidad de las células y moléculas de traspasar las paredes de los vasos sanguíneos.
 
Experimentos adicionales mostraron que S1PR2 abre la barrera hematoencefálica, una estructura en los vasos sanguíneos del cerebro que regula estrechamente los materiales que se cruzan en el cerebro y en el líquido cefalorraquídeo. Dicha barrera normalmente bloquea la entrada de las sustancias potencialmente en el cerebro y, al abrirse, es probable que permita que las células inflamatorias que causan la MS puedan entrar en el sistema nervioso central.

También en pacientes

Cuando los investigadores analizaron muestras de tejido cerebral obtenidas de 20 pacientes fallecidas se encontraron más niveles de S1PR2 en los cerebros de los pacientes con esclerosis múltiple que en los de las personas sin este trastorno. Y vieron que era más frecuente en el tejido cerebral de las mujeres que en el cerebro masculino.
 
A raíz de estos datos, el equipo de Klein está colaborando con químicos para diseñar un trazador que permitirá a los científicos monitorizar los niveles de S1PR2 en los cerebros de las personas con EM. La experta espera que ello conduzca a una mayor comprensión de cómo S1PR2 contribuye a la EM.



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