16/06/2016 | Redacción / SINC |
Una nueva investigación sugiere que las bacterias que viven en el intestino intervienen, aunque sea de forma mínima, en la actividad de las células del cerebro implicadas en el control de la inflamación y la neurodegeneración. Gracias al uso de modelos preclínicos y muestras de pacientes con esclerosis múltiple, se comprobó que los cambios en la dieta y en la flora intestinal pueden influir en los astrocitos cerebrales y, en consecuencia, en la neurodegeneración.
Los investigadores realizaron análisis de la expresión transcripcional de los astrocitos en un modelo de ratón de esclerosis múltiple e identificaron una vía molecular implicada en la inflamación. Así, las moléculas derivadas del triptófano (un aminoácido) actúan sobre esta vía y, cuando estas moléculas están más presentes, los astrocitos son capaces de limitar la inflamación del cerebro. De hecho, se descubrieron niveles bajos de estas moléculas de triptófano en muestras de sangre de pacientes con esclerosis múltiple, por lo que los científicos creen que déficits en la flora intestinal, en la dieta o en la capacidad de absorción o de transporte del intestino pueden llevar a carencias que contribuyen a la progresión de la enfermedad. En conclusión, se ha demostrado por vez primera que la dieta y las bacterias intestinales colaboran para producir metabolitos que viajan por la circulación hasta el sistema nervioso central con el fin de regular la inflamación y la neurodegeneración, lo cual puede ser útil en el desarrollo de posibles dianas terapéuticas para patologías relacionadas con los procesos inflamatorios, como la esclerosis múltiple. | |
[Nat Med 2016] Rothhammer V, Mascanfroni ID, Bunse L, Takenaka MC, Kenison JE, Mayo L, et al. |
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jueves, 16 de junio de 2016
Relacionan la dieta y la microbiota con procesos inflamatorios y neurodegenerativos
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