Unos estudios vinculan varias tazas al día con una reducción en las probabilidades de la enfermedad
Traducido del inglés: viernes, 27 de febrero, 2015
JUEVES, 26 de febrero de 2015 (HealthDay News)
Las personas que beben varias tazas de café todos los días podrían tener un riesgo más bajo de contraer esclerosis múltiple (EM), sugiere un estudio reciente.
El estudio de 5,600 adultos suecos y estadounidenses encontró que los que bebían de cuatro a seis tazas de café al día tenían alrededor de un tercio menos de probabilidades de contraer EM que las personas que no bebían café.
Los investigadores enfatizaron que los hallazgos no prueban que el café combata a la EM, una enfermedad en que el sistema inmunitario ataca por error al recubrimiento protector que rodea a las fibras nerviosas del cerebro y la columna. Los síntomas pueden incluir debilidad muscular, entumecimiento, problemas visuales y dificultades con el equilibrio y la coordinación.
"Esto no significa que debamos recomendar que se tome muchísimo café", dijo la investigadora líder, la Dra. Ellen Mowry, profesora asistente de neurología de la Universidad de Johns Hopkins, en Baltimore.
Por ejemplo, quizá haya algo de los bebedores de café (como la dieta o un hábito de estilo de vida) que sea la explicación real de su riesgo más bajo de EM, explicó Mowry.
"Hasta que podamos probar que el café (o alguno de sus componentes, como la cafeína) en realidad ayuda, no podemos realizar ninguna recomendación", advirtió.
Y eso se debe en parte a que toda esa cafeína también podría tener efectos negativos, dijo.
Pero los hallazgos amplían las evidencias de que el café, y quizá en específico la cafeína, son "neuroprotectores", dijo Mowry. Una ingesta abundante de café se ha vinculado con unos riesgos más bajos de otras enfermedades con degeneración de las neuronas, como el Parkinson y el Alzheimer, anotó.
Y Mowry añadió que los científicos han encontrado que una ingesta abundante de cafeína puede proteger a los ratones de laboratorio de contraer una afección parecida a la EM, al bloquear parte de un proceso inflamatorio que daña los nervios del cerebro y la columna.
"Así que es plausible que el café tenga algún efecto protector, con la advertencia de que muchas cosas observadas en animales de laboratorio no dan resultado en los humanos", dijo Mowry.
Mowry presentará los hallazgos, que se consideran preliminares hasta que se publiquen en una revista médica revisada por profesionales, en abril, en la reunión anual de la Academia Americana de Neurología (American Academy of Neurology), en Washington, D.C. La academia publicó los resultados el jueves como adelanto de la conferencia.
Los hallazgos provienen de dos grupos distintos de estudio: un grupo sueco que incluyó a más de 1,600 adultos con EM, y alrededor de 2,800 sin la enfermedad, y un grupo de EE. UU. de 584 pacientes de EM y 581 individuos sin la enfermedad.
En el grupo de EE. UU., las personas que bebían con regularidad al menos cuatro tazas de café al día tenían un tercio menos de probabilidades de sufrir de EM que las personas que evitaban el café. En el grupo sueco, las personas que bebían seis o más tazas de café al día tenía un riesgo de EM un tercio más bajo.
La "taza" de café típica en Suecia es más pequeña que la versión de EE. UU., anotó Mowry, de forma que los resultados son coherentes.
Además, el estudio sueco tenía datos a mayor plazo, y los investigadores encontraron que una ingesta abundante de cafeína durante diez años tenía un efecto protector similar contra la EM.
Esto es, claro, si el efecto en realidad se debe al café. El equipo de Mowry descartó algunas otras explicaciones, como la edad, el tabaquismo y la exposición al sol. (Unos niveles más altos de vitamina D se han vinculado con un riesgo más bajo de contraer EM, y con unos síntomas menos graves). Pero los investigadores no pudieron tomar en cuenta todas las diferencias posibles entre los amantes del café y los que no lo bebían.
"Se trata de un estudio muy interesante y bien realizado", dijo Nicholas LaRocca, vicepresidente de investigación sobre administración y políticas de la atención sanitaria de la Sociedad Nacional de la Esclerosis Múltiple (National Multiple Sclerosis Society).
"Pero nadie debe comenzar a beber café por este estudio", añadió.
LaRocca dijo que será esencial comprender por qué un consumo copioso de café se vincula con un riesgo más bajo de EM. "¿Cuál es el mecanismo?", preguntó. "Si podemos identificarlo, eso podría crear nuevos objetivos para las terapias para ralentizar el avance de la EM".
En el panorama más general, según LaRocca, más estudios observan los factores del estilo de vida que podrían afectar el riesgo o la gravedad de la EM, desde fumar, la exposición a la luz solar y la dieta, al ejercicio.
"Hay varios fármacos para tratar la EM que modifican la enfermedad", dijo LaRocca. "Pero las personas también están buscando formas de poder vivir mejor con la EM. Por eso, comprender la forma en que el estilo de vida afecta al desarrollo de la enfermedad es muy importante".
Según la Sociedad Nacional de la Esclerosis Múltiple, al menos 2.3 millones de personas sufren de EM en todo el mundo. La enfermedad es más común en las mujeres que en los hombres, y típicamente ataca entre los 20 y los 50 años de edad.
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Ellen Mowry, M.D., assistant professor, neurology, Johns Hopkins University School of Medicine, Baltimore; Nicholas G. LaRocca, Ph.D., vice president, health care delivery and policy research, National Multiple Sclerosis Society, New York City; Feb. 26, 2015, news release, American Academy of Neurology
HealthDay
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