Jaume Sastre-Garriga, subdirector del Cemcat. (Laura D. Ródenas) |
Los avances farmacológicos se han centrado, principalmente, en la reducción de los brotes. La revolución pendiente es la consecución de terapias que frenen la progresión de la discapacidad.
Laura D. Ródenas. Viena | dmredaccion@diariomedico.com | 08/07/2014
Jaume Sastre-Garriga, neurólogo y cabeza visible del Centro de Esclerosis Múltiple de Cataluña (Cemcat) ha participado en el congreso celebrado en Viena sobre Esclerosis Múltiple (EM), Multiple Sclerosis Management 2014: Raising Expectations, que ha contado con el respaldo de la división de Neurociencia de la compañía farmacéutica Teva. El científico ha explicado a Diario Médico los principales avances en el diagnóstico y el tratamiento de la enfermedad.
PREGUNTA. Hoy hay más de 45.000 afectados por esclerosis múltiple en España, aproximadamente un 50 por ciento más de lo que había hace 20 años. ¿De qué manera cambiaría el escenario una mejora del diagnóstico?
RESPUESTA. De hecho, el escenario ha cambiado porque hemos mejorado nuestras herramientas diagnósticas (RM y análisis del líquido cefalorraquídeo) y hemos generado evidencia para incorporarlas en los algoritmos para un diagnóstico más preciso y rápido. Entre las mejoras pendientes, citaría una mayor implicación de los especialistas en medicina de familia, aunque ya se ha producido un gran avance.
P. Sabemos que la EM no es hereditaria, pero sí hay cierta predisposición genética. ¿Qué implica esto?
R. Implica que se hereda un riesgo a padecer enfermedades autoinmunes, fruto de una fragilidad heredada del sistema inmune, de las cuales la esclerosis múltiple es el ejemplo principal en el sistema nervioso central. No es infrecuente tras un diagnóstico de EM encontrar algún familiar de la persona recién diagnosticada con artritis reumatoide o diabetes tipo 1.
P. En la práctica clínica hay tres frentes abiertos: brotes, curso de la enfermedad y sintomatología. ¿Cuáles son los retos?
R. Los brotes, que representan la actividad inflamatoria, han recibido el máximo de esfuerzos terapéuticos durante años y disponemos de fármacos muy eficaces que son capaces de reducir su frecuencia hasta niveles muy bajos. Sin embargo, necesitamos fármacos efectivos para reducir el riesgo de progresión de la discapacidad y para mejorar algunos síntomas que ahora mismo prácticamente carecen de tratamiento.
P. ¿Qué hay más allá de la farmacoterapia?
R. El enfoque neurorrehabilitador interdisciplinar es fundamental. Las personas con EM padecen muchos síntomas interrelacionados cuya diversidad obliga a un enfoque múltiple pero a la vez coordinado.
P. ¿Qué factores hay que considerar en la adherencia a terapias?
R. Es fundamental insistir en que los fármacos no son curativos y saber qué eficacia podemos esperar. En cuanto a seguridad y tolerabilidad, debemos proveer a los pacientes del conocimiento suficiente para manejar de la mejor manera los efectos adversos. La adherencia es un proceso activo y la colaboración con el paciente resulta primordial.
P. ¿Qué lugar ocupan las preferencias del paciente en la prescripción?
R. Tras una indicación, el paciente debe valorar qué cociente beneficio/riesgo está dispuesto a asumir. Todo arranca de la decisión del neurólogo, pero quien finalmente debe decidir es el paciente.
P. ¿Hablar de individualización en EM es referirse a la cantinela de siempre de la medicina del siglo XXI o a una expectativa realista?
R. No es una expectativa, es una realidad. Y además me atrevería a decir que, con el número de fármacos disponibles, es una obligación y un requisito. Las herramientas para esta individualización se van a optimizar en los próximos años.
P. Hábleme de las perspectivas de futuro...
R. Es necesario el desarrollo de marcadores fiables no sólo para mejorar nuestra precisión diagnóstica, sino también para predecir o adelantar la decisión de declarar un fallo terapéutico y proceder a un cambio de terapia. El ideal sería poder tomar estas decisiones a priori y en esto es en lo que se está trabajando a través de la farmacogenómica, el análisis de volumen cerebral con RM y otras propuestas.
P. ¿Hay esperanza para las formas primarias progresivas?
R. En el momento actual estas formas no disponen de tratamiento. Hay al menos dos ensayos en marcha con fármacos que han demostrado ser útiles para las formas en brotes. Se está trabajando en la obtención de resultados positivos que puedan arrojar algo de luz.
P. ¿Qué opina de los programas piloto que apuestan por la integración de las nuevas tecnologías a la hora de facilitar el día a día de los pacientes?
R. La telerrehabilitación u otras formas de asistencia a distancia van a ser parte de nuestra rutina asistencial en breve. En nuestro centro estamos trabajando para ello y ya disponemos de diferentes sistemas de atención en los que no es necesario que los pacientes se desplacen hasta el centro.
P. Y, por último, dígame, ¿a qué se dedica un centro puntero como el Cemcat?
R. El Centro de Esclerosis Múltiple de Cataluña es un centro de atención interdisciplinar y con un fuerte componente docente y de investigación fruto de la unión de dos grupos de más de veinte años de trayectoria en EM: el Hospital de Día de Neurorrehabilitación de la Fundación Esclerosis Múltiple y la Unidad de Neuroinmunología del Hospital Universitario Valle de Hebrón. A día de hoy estamos acreditados como centro de referencia y en nuestra experiencia hemos observado cómo la atención a los pacientes con EM ha pasado de ser residual a ser un foco de atención.
Uno de los primeros congresos europeos sobre la materia se celebró en Barcelona hace más de dos décadas, con tan sólo unos pocos cientos de asistentes, pero con la presencia ya del Cemcat. El año que viene este congreso se llevará a cabo de nuevo en Barcelona, con Xavier Montalban, director del centro, como presidente. Se espera una asistencia cercana a las 8.000 personas.
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