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jueves, 14 de marzo de 2019

10 estilos de vida saludables que debes tener en cuenta si tienes esclerosis múltiple


Se ha visto que ciertos hábitos de vida saludable tienen un impacto directo sobre la evolución de la esclerosis múltiple (EM). Por ello, el principal objetivo de las personas con EM debe ser a empezar cuidarse. Aquí te mostramos 10 consejos que te ayudarán a conseguirlo.

La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad degenerativa que afecta al sistema nervioso central (SNC). En los últimos años se ha registrado un incremento repentino de su incidencia. Los estudios publicados hasta la fecha, relacionados con la aparición y evolución de la enfermedad, ponen de manifiesto que existen factores ambientales y de estilo de vida potencialmente modificables que tienen un impacto directo sobre la EM, definiendo como más relevantes la infección por virus Epstein-Barr, el tabaquismo, la nutrición y los niveles de vitamina D. Un estudio publicado por Matveeva et al. en enero de 2018 discute también la aparición de nuevos factores de riesgo como el trabajo por turnos y la alteración en el patrón del sueño.

Por otro lado, diferentes estudios sugieren que existen condiciones de salud que aparecen más frecuentemente en personas diagnosticadas de EM. Y que el estado clínico de las personas afectas depende también de su existencia. Es el caso, por ejemplo de la enfermedad vascular, que se asocia a un mayor riesgo de progresión de la discapacidad. La mayoría de enfermedades cardiovasculares pueden prevenirse si se actúa sobre los factores de riesgo que las provocan, como el consumo de tabaco, una dieta inadecuada, la inactividad física o el consumo de alcohol.

Todos estos factores de riesgo son potencialmente modificables a través de actividades para mejorar la salud. Por ello empezar a cuidarse, incluyendo en la rutina hábitos y estilos saludables, debe ser el objetivo principal de la persona afectada de EM.

Estos 10 consejos te ayudarán a conseguirlo:

-         Realiza una dieta saludable y equilibrada

La dieta juega un papel importante en el desarrollo y evolución de la enfermedad. Los hábitos alimentarios están siendo objeto de debate en los últimos años por su potencial contribución en el proceso inflamatorio. Una dieta saludable, variable y equilibrada aporta al organismo los nutrientes suficientes para su correcto funcionamiento.

Come abundantes verduras, hortalizas frescas, fruta de temporada y legumbres junto con pescado fresco. Evita al máximo consumir productos que contengan grasas saturadas y azúcares, tales como la bollería industrial, comidas precocinadas o zumos envasados.
En los últimos estudios publicados se ha visto que determinadas colonias bacterianas de la flora intestinal pueden tener efectos sobre la inmunidad. Ciertos alimentos como el miso, el té Kombucha, las microalgas, el yogurt y el chocolate negro podrían contribuir al buen estado de la flora intestinal.

-         Controla tu peso corporal

Aunque el mecanismo no está claro, diferentes estudios sugieren un efecto causal del aumento del índice de masa corporal en la EM y hablan de un posible papel inflamatorio de éste. Además, la obesidad es un factor de riesgo cardiovascular. La Organización Mundial de la Salud recomienda equilibrar nuestro peso corporal con el fin de disminuir el riesgo de sufrir problemas de salud como la diabetes, hipertensión y otras enfermedades cardiovasculares.

Una reducción en el peso corporal se asocia también a mejoras en la fatiga, síntoma muy frecuente en la EM.

-         Disminuye el consumo de sal en tu dieta

Hay investigadores que asocian el consumo de sal en la dieta con un incremento en la  actividad de la enfermedad. También se asocia a numerosos problemas de salud como la hipertensión, alteraciones cardíacas, retención de líquidos…

Puedes optar por añadir hierbas o especias para condimentar tus comidas (pimienta, ajo en polvo, comino, azafrán…) o bien sal dietética con bajo contenido en sodio. Recuerda que los embutidos, productos precocinados y alimentos para picar acostumbran a tener un alto contenido en sal.

-         Duerme las horas suficientes

El sueño interviene en la restauración del sistema nervioso central y nos permite restablecer funciones físicas y psicológicas. Si no descansamos bien experimentaremos un incremento en la fatiga, somnolencia durante el día, disminución del rendimiento físico y mental.

Si presentas problemas para dormir evita el consumo bebidas o alimentos estimulantes, realiza actividades relajantes antes de ir a dormir y toma algún alimento que te facilite el sueño.

-         Intenta disminuir el estrés

En estudios con modelos animales y en observaciones clínicas con seres humanos se ha demostrado que las hormonas del estrés modifican el funcionamiento del sistema inmune. Para evitarlo, debes integrar en tu rutina diaria actividades que puedan ayudar a relajarte: ejercicios de respiración, meditación, pintura de mandalas o escuchar música.

-         Realiza actividad física regularmente

Casi cualquier tipo de actividad física regular impacta positivamente sobre la evolución de la enfermedad, la discapacidad y algunos síntomas como la fatiga. Además, la actividad física es fundamental para prevenir el sobrepeso y enfermedades cardiovasculares.

Practica ejercicio físico de intensidad leve-moderada, como, por ejemplo, pasear entre 30 y 60 minutos diarios, al menos tres días por semana.

-         Evita el consumo de tabaco

Existen numerosos estudios que demuestran que el hábito de fumar incrementa el riesgo de EM y afecta la progresión de la enfermedad. Las personas con EM fumadoras acumulan mayor discapacidad en un periodo más corto de tiempo respecto a las no fumadoras y dejar de fumar tiene un efecto beneficioso para la enfermedad. Además está demostrado que los tratamientos modificadores de la enfermedad en las personas son menos efectivos en las personas que fuman.

-         Exponte diariamente al sol

Un estudio publicado en febrero de 2018 afirma que la exposición al sol protege ante las recaídas de EM. Aunque se necesitan más investigaciones, son muchas las que coinciden en que la luz solar puede influir en el sistema inmune. Además, los rayos de sol ayudan al ritmo circadiano.

Si practicas ejercicio al aire libre durante las horas de exposición solar, además de mejorar tu estado físico, experimentarás mejoras en la calidad del sueño dado que el sol aumenta los niveles de melatonina.

-         Ejercita tu mente

Trabajar las habilidades mentales puede prevenir el deterioro cognitivo en la evolución de la EM. Lee, haz crucigramas o haz ejercicios de cálculo. En resumen, mantén entrenado tu cerebro.

-         Intenta estar de buen humor

El humor es una buena herramienta para gestionar el estrés, mejorar el bienestar psicológico y la salud general.

Tener un estilo de vida saludable te ayudará a estar de buen humor. Realizar actividad física, una correcta alimentación, un descanso reparador, disminuir el estrés y pasar tiempo con tus amigos son puntos clave para conseguirlo.


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