Se ha visto que ciertos hábitos de
vida saludable tienen un impacto directo sobre la evolución de la esclerosis
múltiple (EM). Por ello, el principal objetivo de las personas con EM debe ser
a empezar cuidarse. Aquí te mostramos 10 consejos que te ayudarán a
conseguirlo.
La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad degenerativa
que afecta al sistema nervioso central (SNC). En los últimos años se ha
registrado un incremento repentino de su incidencia. Los estudios publicados
hasta la fecha, relacionados con la aparición y evolución de la enfermedad,
ponen de manifiesto que existen factores ambientales y de estilo de vida
potencialmente modificables que tienen un impacto directo sobre la EM,
definiendo como más relevantes la infección por virus Epstein-Barr, el
tabaquismo, la nutrición y los niveles de vitamina D. Un estudio publicado por
Matveeva et al. en enero de 2018 discute también la aparición de nuevos
factores de riesgo como el trabajo por turnos y la alteración en el patrón del
sueño.
Por otro lado, diferentes estudios sugieren que existen
condiciones de salud que aparecen más frecuentemente en personas diagnosticadas
de EM. Y que el estado clínico de las personas afectas depende también de su
existencia. Es el caso, por ejemplo de la enfermedad vascular, que se asocia a
un mayor riesgo de progresión de la discapacidad. La mayoría de enfermedades
cardiovasculares pueden prevenirse si se actúa sobre los factores de riesgo que
las provocan, como el consumo de tabaco, una dieta inadecuada, la inactividad
física o el consumo de alcohol.
Todos estos factores de riesgo son potencialmente
modificables a través de actividades para mejorar la salud. Por ello empezar a
cuidarse, incluyendo en la rutina hábitos y estilos saludables, debe ser el
objetivo principal de la persona afectada de EM.
Estos 10 consejos te ayudarán a
conseguirlo:
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Realiza una dieta saludable y
equilibrada
La dieta juega un papel importante en el desarrollo y
evolución de la enfermedad. Los hábitos alimentarios están siendo objeto de
debate en los últimos años por su potencial contribución en el proceso
inflamatorio. Una dieta saludable, variable y equilibrada aporta al organismo
los nutrientes suficientes para su correcto funcionamiento.
Come abundantes verduras, hortalizas frescas, fruta de
temporada y legumbres junto con pescado fresco. Evita al máximo consumir
productos que contengan grasas saturadas y azúcares, tales como la bollería
industrial, comidas precocinadas o zumos envasados.
En los últimos estudios publicados se ha visto que
determinadas colonias bacterianas de la flora intestinal pueden tener efectos
sobre la inmunidad. Ciertos alimentos como el miso, el té Kombucha, las
microalgas, el yogurt y el chocolate negro podrían contribuir al buen estado de
la flora intestinal.
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Controla tu peso corporal
Aunque el mecanismo no está claro, diferentes estudios
sugieren un efecto causal del aumento del índice de masa corporal en la EM y
hablan de un posible papel inflamatorio de éste. Además, la obesidad es un
factor de riesgo cardiovascular. La Organización Mundial de la Salud recomienda
equilibrar nuestro peso corporal con el fin de disminuir el riesgo de sufrir
problemas de salud como la diabetes, hipertensión y otras enfermedades
cardiovasculares.
Una reducción en el peso corporal se asocia también a
mejoras en la fatiga, síntoma muy frecuente en la EM.
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Disminuye el consumo de sal en tu
dieta
Hay investigadores que asocian el consumo de sal en la dieta
con un incremento en la actividad de la
enfermedad. También se asocia a numerosos problemas de salud como la
hipertensión, alteraciones cardíacas, retención de líquidos…
Puedes optar por añadir hierbas o especias para condimentar
tus comidas (pimienta, ajo en polvo, comino, azafrán…) o bien sal dietética con
bajo contenido en sodio. Recuerda que los embutidos, productos precocinados y
alimentos para picar acostumbran a tener un alto contenido en sal.
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Duerme las horas suficientes
El sueño interviene en la restauración del sistema nervioso
central y nos permite restablecer funciones físicas y psicológicas. Si no
descansamos bien experimentaremos un incremento en la fatiga, somnolencia
durante el día, disminución del rendimiento físico y mental.
Si presentas problemas para dormir evita el consumo bebidas
o alimentos estimulantes, realiza actividades relajantes antes de ir a dormir y
toma algún alimento que te facilite el sueño.
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Intenta disminuir el estrés
En estudios con modelos animales y en observaciones clínicas
con seres humanos se ha demostrado que las hormonas del estrés modifican el
funcionamiento del sistema inmune. Para evitarlo, debes integrar en tu rutina
diaria actividades que puedan ayudar a relajarte: ejercicios de respiración,
meditación, pintura de mandalas o escuchar música.
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Realiza actividad física regularmente
Casi cualquier tipo de actividad física regular impacta
positivamente sobre la evolución de la enfermedad, la discapacidad y algunos
síntomas como la fatiga. Además, la actividad física es fundamental para
prevenir el sobrepeso y enfermedades cardiovasculares.
Practica ejercicio físico de intensidad leve-moderada, como,
por ejemplo, pasear entre 30 y 60 minutos diarios, al menos tres días por
semana.
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Evita el consumo de tabaco
Existen numerosos estudios que demuestran que el hábito de
fumar incrementa el riesgo de EM y afecta la progresión de la enfermedad. Las
personas con EM fumadoras acumulan mayor discapacidad en un periodo más corto
de tiempo respecto a las no fumadoras y dejar de fumar tiene un efecto
beneficioso para la enfermedad. Además está demostrado que los tratamientos
modificadores de la enfermedad en las personas son menos efectivos en las
personas que fuman.
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Exponte diariamente al sol
Un estudio publicado en febrero de 2018 afirma que la
exposición al sol protege ante las recaídas de EM. Aunque se necesitan más
investigaciones, son muchas las que coinciden en que la luz solar puede influir
en el sistema inmune. Además, los rayos de sol ayudan al ritmo circadiano.
Si practicas ejercicio al aire libre durante las horas de
exposición solar, además de mejorar tu estado físico, experimentarás mejoras en
la calidad del sueño dado que el sol aumenta los niveles de melatonina.
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Ejercita tu mente
Trabajar las habilidades mentales puede prevenir el
deterioro cognitivo en la evolución de la EM. Lee, haz crucigramas o haz
ejercicios de cálculo. En resumen, mantén entrenado tu cerebro.
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Intenta estar de buen humor
El humor es una buena herramienta para gestionar el estrés,
mejorar el bienestar psicológico y la salud general.
Tener un estilo de vida saludable te ayudará a estar de buen
humor. Realizar actividad física, una correcta alimentación, un descanso
reparador, disminuir el estrés y pasar tiempo con tus amigos son puntos clave
para conseguirlo.
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