Fumar o haber fumado aumenta el riesgo de desarrollar esclerosis múltiple. Además, la enfermedad tiene peor evolución y una progresión más rápida en las personas que fuman, según un estudio de la Universidad de Harvard encabezado por un español y que publica Brain.
El tabaco se asocia a un mayor riesgo de desarrollar esclerosis múltiple remitente recidivante y también a un peor pronóstico y a una evolución más rápida, según un estudio coordinado por el español Miguel Hernán, profesor de Epidemiología de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Harvard, en Boston (Massachusetts), que se publica en la revista Brain.
Las conclusiones se basan en el análisis de la historia clínica de 179 pacientes diagnosticados con esclerosis múltiple (EM) remitente recidivante. Sus datos se extrajeron de entre 2.000 historias médicas recogidas en una base de datos británica que acumula de manera sistemática la información que se genera en las consultas de primaria. "Los enfermos que fumaban o habían fumado tenían una probabilidad 3,6 veces más alta que los que nunca lo habían hecho de progresar a EM secundaria progresiva", ha explicado a Diario Médico Miguel Hernán.
Con más rapidez
Pero fumadores y ex fumadores no sólo tenían más probabilidad de progresar a secundaria progresiva, sino que avanzaban hacia ella de forma mucho más rápida que los no fumadores.
A la vista de estos resultados, el tabaquismo se confirma como un factor de riesgo modificable para la progresión de la EM. La asociación entre tabaco y EM se había encontrado previamente en otros estudios prospectivos (dos en el Reino Unido y dos en enfermeras estadounidenses). "Nuestro estudio confirma los hallazgos previos sobre el aumento de riesgo de EM por el tabaquismo, pero añade que también se asocia a un peor pronóstico", ha reconocido Miguel Hernán. En definitiva, fumar o haber fumado aumenta un 30 por ciento la probabilidad de ser diagnosticado con EM, comparado con aquéllos que nunca lo han hecho.
El estudio sólo ha evaluado la influencia del tabaco en las EM remitentes-recidivantes porque, tal y como comenta el experto español, "el número de casos de EM primaria progresiva es demasiado bajo".El trabajo deja en el aire muchas preguntas sobre la relación del tabaco y la EM. De momento, no hay respuesta que determine si la susceptibilidad aumentada por el tabaquismo se corrige una vez que el sujeto abandona el hábito o si el pronóstico mejora cuando el enfermo abandona el tabaco en el momento del diagnóstico. "Son dos cuestiones cruciales y continuamos trabajando para contestarlas", ha comentado el experto.
¿Y el pasivo?
Asimismo, tampoco hay información disponible sobre el papel que juega la intensidad del tabaquismo en el riesgo o si el consumo de puros y pipa se asocia también a esta mayor susceptibilidad. Por último, el efecto del tabaquismo pasivo en esta susceptibilidad es otra de las grandes cuestiones que el equipo de la Facultad de Salud Pública de Harvard tendrá que contestar con futuras investigaciones.
¿Por qué influye el tabaco?Aunque hacen falta más datos para poder entender los mecanismos que subyacen en el binomio esclerosis múltiple-tabaco, el equipo de Miguel Hernán empieza a apuntar algunas hipótesis que tendrán que confirmarse en el futuro.
La primera teoría, y la que más fuerza tiene por el momento, es que el óxido nítrico, una sustancia química que contiene el humo del tabaco, podría acelerar la degeneración de las fibras nerviosas. Otra posible hipótesis con la que especulan los investigadores de la Universidad de Harvard apunta a que las sustancias químicas del humo del tabaco podrían actuar dañando a las células que crean la mielina, la capa protectora de las neuronas que se destruye en la esclerosis múltiple.Por último, una explicación alternativa a estas dos señalaría que estas sustancias del humo predispusieran a los fumadores a generar una respuesta autoinmune que desencadene la enfermedad.
Fuente: Brain
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