Redacción TiTi
2017-03-22
La euforia en la esclerosis múltiple
se manifiesta como una sensación de alegría exagerada. La persona puede llegar
a pensar que la enfermedad simplemente se va a ir.
Bueno, bueno: hay días que me levanto y todo es color rosa.
Sonrío tontamente, hablo hasta por los codos ¡hago chistes! (yo haciendo
chistes es algo raro, muy raro) y tengo una alegría que hasta yo sé que no es
muy normal. Y que conste que sin tomar nada ¡eh!
Lo que la alegría en casa del serio dura poco. A las dos
horas la migraña me hace saber que el subidón era una trampa de mi cerebro. O
quién sabe ¿su forma de compensar lo que viene después? La euforia es una
emoción más común de lo que creemos en las enfermedades que cursan con
afectación del sistema nervioso, como es el caso de la esclerosis múltiple.
En las personas con EM la euforia viene siendo descrita como
síntoma desde el siglo XIX. En un inicio se creyó que era prácticamente algo
generalizado entre todos los enfermos. Esa idea ha ido cambiando a golpe de
investigación y aunque aún hoy no se tienen datos exactos sobre la prevalencia
de euforia en la esclerosis múltiple, algunos estudios han hablado de que 4.7%
de los enfermos la manifiestan (Figved et al, 2005) y otros que el 13%
(Diaz-Olavarrieta et al, 1998).
¿Qué es y cómo se manifiesta la
euforia en la esclerosis múltiple?
En el contexto de la esclerosis múltiple podríamos decir que
la euforia es un estado exagerado de bienestar mental y físico aun cuando
existe una discapacidad evidente. Algunos estudios han apuntado a que la
euforia en la EM se hace más común a medida que avanza la enfermedad, los
déficits cognitivos son más acentuados y la atrofia cerebral es mayor.
Entre las manifestaciones que pueden aparecer en una persona
eufórica están:
Un predominio de emociones positivas para las cuales no
existen siempre razones evidentes. Y no nos referimos a tener una mirada
positiva sobre las cosas, sino a emociones intensas positivas, estilo “me
regalaron un coche nuevo”.
Hiperactividad motora
Aceleración del pensamiento
Falta de preocupación sobre el propio deterioro asociado a
la enfermedad
Expectativas poco realistas sobre recuperación y cura.
Pueden llegar a creer que la enfermedad simplemente se va a ir
Interpretación exagerada de los periodos en que los síntomas
no son tan intensos
Creencias poco objetivas sobre su estado actual
Estos síntomas varían de una persona a otra, al igual que lo
hace la intensidad con la que se manifiestan.
Tipos de euforia en la esclerosis
múltiple.
En 1926 se publicó una investigación en la revista Neurol
Psychopathol en la que se clasificaba la euforia en la esclerosis múltiple en
tres tipos. Mucho ha nevado desde entonces y hoy día no es una clasificación
muy vigente, pero durante muchos años marcó la investigación científica.
La exponemos más como una curiosidad que como un
conocimiento válido y establecido. Estos tipos son:
Euforia esclerótica: prevalece un estado de alegría
Eutonía esclerótica: sensación de bienestar físico. La
persona puede creer que tiene capacidades físicas que no se corresponden con su
estado actual
Spes (del latín, esperanza) esclerótica: expectativas
exageradas sobre recuperación y cura futuras
¿Se trata la alegría exagerada?
….mmm…uff ¿qué decir? Empecemos por la mirada tradicional:
sí existen tratamientos farmacológicos y enfoques no farmacológicos que pueden
ayudar a lidiar con una euforia exagerada.
Y más que exagerada, que por definición la euforia lo es,
diríamos que el tratamiento es recomendable cuando la euforia implica algún
riesgo para la persona. Por ejemplo, cuando quiere hacer actividades que ponen
en riesgo su bienestar físico o cuando su estado interfiere con el tratamiento
o la evaluación objetiva de sus síntomas por parte del especialista.
Por lo demás, el tratamiento de la euforia puede ser
polémico, porque, si no representa un riesgo, ¿por qué borrar la alegría? En
última instancia es una decisión que deben tomar juntos la persona con
esclerosis múltiple y su médico.
Si eres alguien afectado por la EM y estás leyendo este
artículo, ten en cuenta que hay veces que tus emociones se pueden ir de las
manos. Habla con quienes te rodean, explícales qué puede pasarte en alguna
ocasión. Pídeles que estén atentos y te adviertan cuando tu estado afectivo sea
muy diferente y pueda estar implicando algún riesgo.
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