Desde Septiembre de 2008 dedicado a las formas progresivas de la EM

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jueves, 18 de mayo de 2017

Esclerosis múltiple primaria progresiva: síntomas, diferenciación y tratamiento.


Constituye la población con EM con menos opciones de tratamiento, pero algo está cambiando. Las personas con esclerosis múltiple primaria progresiva, paradójicamente, tienen menos lesiones cerebrales, pero más discapacidad ¿Por qué?

Representan entre el 10% y el 20% de los casos totales de esclerosis múltiple en el mundo, desde el inicio la discapacidad se acumula y las opciones de tratamiento son muy escasas. Pero algo está cambiando.

En EE.UU se aprobó recientemente el primer fármaco, Ocrevus, para tratar esta forma de EM y todos esperan que pronto también esté disponible en Europa. Hoy construimos el cuadro de la esclerosis múltiple primaria progresiva (EMPP).

¿Qué es la esclerosis múltiple primaria progresiva?

Se considera que una persona tiene EMPP cuando desde el inicio de la enfermedad hay progresión y acumulación de discapacidad. En una forma remitente-recurrente, habitualmente la persona experimenta periodos en que los síntomas son más intensos, llamados brotes, pero después llega la remisión y los síntomas disminuyen o desaparecen.

Por ejemplo, alguien con EMRR en un brote puede tener alteraciones de la marcha y una vez se logra la remisión, la persona puede caminar normalmente.

En el caso de las personas con EMPP no es así, las alteraciones permanecen y progresan. Lo que no quita que en algunos periodos la enfermedad se estabilice, incluso, que la persona experimente ligeras mejorías, pero la tendencia general es hacia la progresión.

Se considera que el 50% de los afectados por EMPP necesita algún tipo de ayuda para caminar a los 8 años de iniciada la enfermedad, situación que, con la entrada de nuevos fármacos al mercado esperemos que cambie.

Síntomas de esclerosis múltiple primaria progresiva.

Se considera que más del 85% de las personas con EMPP debuta con síntomas de alteraciones de la marcha. El enfermo se suele quejar de debilidad en las piernas o de tenerlas rígidas. Otros síntomas que pueden estar presentes:

Problemas con la memoria, la atención y concentración
Falta de equilibrio al caminar, inestabilidad
Entumecimiento de diferentes partes del cuerpo
Sensaciones de hormigueo o quemazón
Fatiga
Mareos
Alteraciones oculares
Depresión
Disfunciones sexuales

Se considera que, en muchos enfermos, más que darse una progresión hacia la afectación de otros sistemas funcionales, esta tiene lugar intensificándose los síntomas y el deterioro dentro del sistema afectado desde el inicio.

¿Existen diferentes formas de EMPP?

Es un tema controvertido. Se han hecho varias clasificaciones que pretenden reflejar la diferente evolución que puede tener la enfermedad. Nosotros, por su utilidad, preferimos presentarte la propuesta que defiende la organización National Multiple Sclerosis Society.

En ella, más que de formas de EMPP, se habla de caracterizar la enfermedad en función de cómo se está comportando en cada momento. Por ejemplo:

Puede estar activa, lo que significa que la persona está experimentando brotes, que son mucho menos comunes en la EMPP que en la EMRR, o hay evidencia de actividad de la enfermedad valorado a través de una resonancia magnética (RM).

No activa, que implicaría una situación contraria a la anterior, donde no hay brotes ni evidencia de nuevas lesiones en la RM.

Con progresión, es decir, se constata un empeoramiento funcional en el enfermo
Sin progresión, donde la persona está estable durante el periodo de tiempo evaluado
En función de estos modificadores, una persona puede estar en diferentes momentos de la enfermedad con:

EMPP activa con progresión
No activa sin progresión (estable)
No activa con progresión
Activa sin progresión
Diferencias entre esclerosis múltiple primaria progresiva y esclerosis múltiple remitente-recurrente.

Son varias, al punto de que muchos han planteado que, más que formas diferentes de la enfermedad, son enfermedades diferentes que comparten un mecanismo patológico común. Entre las diferencias destaca:

En la EMPP la actividad inflamatoria (que es la que causa los brotes) es mucho menor que en la EMRR. Por eso, paradójicamente, tienen menos lesiones en el sistema nervioso vistas con resonancia magnética. Las lesiones también son de menor tamaño y más abundantes en la médula espinal.

El daño a las fibras nerviosas (específicamente a los axones) es mayor y esa es la causa de que la enfermedad progrese. Para este tipo de daño no hay tratamiento actualmente.

Hay un equilibrio entre mujeres y hombres entre la población afectada. En la EMRR las mujeres son mayoría, como ya mencionamos en un artículo anterior.

La edad de comienzo de la EMPP es mayor, entre los 35 y 40 años.
La discapacidad también es más acusada en la EMPP
En el caso de la esclerosis múltiple secundaria progresiva, una vez se establece, se considera que el curso de la enfermedad es muy semejante al de la EMPP.

Tratamiento de la esclerosis múltiple primaria progresiva.

¿Recuerdas que antes te dije que las características de la enfermedad son importantes para el tratamiento? Llegó el momento de aclararte por qué.

Si existen brotes o pruebas de actividad inflamatoria, entonces el profesional que te atiende seguramente oriente alguno de los fármacos que hay actualmente en el mercado para regular la actividad del sistema inmunitario en las personas con EM.

Esos compuestos han sido aprobados para la EMRR y no modifican el curso de la enfermedad en la EMPP, pero pueden ayudar a controlar los brotes, que responden a la actividad anómala del sistema inmunitario.

¿Que por qué no modifican el curso de la EMPP? Porque ya te hemos dicho que el gran problema de las personas con EMPP es el daño que experimentan las fibras nerviosas, lo que se llama neurodegeneración, y para eso no hay tratamiento actualmente.

Entre los pilares de la terapéutica de la EMPP están los enfoques no farmacológicos, como la fisioterapia, la estimulación cognitiva o una nutrición adecuada.

viernes, 12 de mayo de 2017

Identifican un mecanismo causante de varias enfermedades autoinmunes


Unos investigadores han identificado un agente desencadenante para enfermedades autoinmunes como el lupus, la enfermedad de Crohn y la esclerosis múltiple. El hallazgo ayuda a explicar por qué las mujeres sufren enfermedades autoinmunes de forma más frecuente que los hombres, y sugiere una diana terapéutica sobre la que actuar para prevenirlas en humanos.

Las enfermedades autoinmunes suceden cuando el sistema inmunitario ataca y destruye órganos y tejidos del propio cuerpo, al confundirlos con invasores que hay que erradicar. Docenas de enfermedades autoinmunes afligen a millones de personas en el mundo. Varias de ellas, incluyendo el lupus, la artritis reumatoide y la esclerosis múltiple, aparecen en las mujeres de 2 a 10 veces más frecuentemente que en los hombres. En general, alrededor del 80 por ciento de los pacientes de este tipo de enfermedades son mujeres.

Las células B desempeñan un papel importante en las enfermedades autoinmunes. Tiempo atrás, se identificó un subgrupo de células B que se acumulan en estos pacientes, y en hembras viejas de ratón examinadas en esas investigaciones. Análisis posteriores mostraron que el factor de transcripción T-bet desempeña un papel crucial en la aparición de esas células, denominadas ABCs (Age-associated B cells, o células B asociadas a la edad).

Los factores de transcripción se unen al ADN dentro de las células y dirigen la expresión de uno o varios genes. Los investigadores creen que el T-bet aparece dentro de las células cuando cierta combinación de receptores son estimulados sobre las superficies de células B.

A través de técnicas genéticas y de crianza, el equipo de Kira Rubtsova, Philippa Marrack y Anatoly Rubtsov, del hospital NJH (National Jewish Health) en Estados Unidos, eliminó en unos ratones propensos a la autoinmunidad la capacidad de expresar el T-bet dentro de sus células B. Como resultado de ello, las ABCs no aparecieron y los ratones permanecieron sanos. Aparecieron daños en los riñones en el 80 por ciento de los ratones con T-bet en las células B, y solo en el 20 por ciento de aquellos deficientes en este factor de transcripción. El 75 por ciento de los ratones con T-bet en sus células B murieron antes de transcurridos 12 meses, mientras que el 90 por ciento de los que eran deficientes en él sobrevivieron durante este periodo de seguimiento.

Los resultados de la investigación muestran por primera vez que las ABCs no solo están asociadas con las enfermedades autoinmunes, sino que en realidad son capaces de dirigirlas, tal como subraya Rubtsova.

http://noticiasdelaciencia.com/not/24270/identifican-un-mecanismo-causante-de-varias-enfermedades-autoinmunes/



miércoles, 10 de mayo de 2017

Simvastatina para la esclerosis múltiple ¿Disminuye el ritmo de deterioro? Este ensayo clínico busca la respuesta.


Redacción TiTi  10 Mayo, 2017

El ensayo clínico tendrá una duración de 3 años y busca determinar si es efectiva la simvastatina para la esclerosis múltiple secundaria progresiva. Estudios previos sugieren que disminuye el ritmo de atrofia cerebral.

Corren aires de esperanza en la comunidad EM; hace pocas semanas se aprobó en EE.UU Ocrevus, el primer fármaco que sale al mercado como tratamiento de la esclerosis múltiple primaria progresiva.

Hoy la comunidad EM sigue teñida de verde, de esperanza, claro está, gracias a que en Reino Unido varias organizaciones han destinado 6 millones de libras esterlinas para continuar explorando el efecto de la simvastatina enlenteciendo el ritmo de discapacidad en personas con esclerosis múltiple secundaria progresiva.

La simvastatina es una estatina, un fármaco usado por millones de personas para bajar los niveles de “colesterol malo”.

El ensayo clínico es de fase III. Ya con anterioridad una investigación realizada en 140 personas con EM secundaria progresiva encontró que sí, que la simvastatina a dosis elevadas disminuía la pérdida de volumen cerebral y el ritmo de deterioro.

Por qué la simvastatina puede ser efectiva tratando la esclerosis múltiple secundaria progresiva?
La historia de las estatinas como tratamiento de la esclerosis múltiple, o para ser específicos, como candidato a tratamiento, tiene una historia larga detrás.

Una revisión de estudios previos realizados sobre este tema publicada en 2010, concluyó que no había elementos suficientes que apoyaran el uso de estatinas en la EM y que había que seguir investigando.

Las estatinas tienen efecto neuroprotector y, particularmente la simvastatina, está siendo probada en ensayos clínicos como tratamiento de otras enfermedades neurodegenerativas, como el párkinson.

En el año 2014 la revista The Lancet publicó los resultados del ensayo clínico de fase II que sentó las bases para que se vaya a realizar la actual investigación. En ese estudio previo, 140 personas con EM secundaria progresiva fueron divididas en dos grupos, uno tomó simvastatina durante dos años a razón de 80 mg por día, y el otro grupo un compuesto placebo, es decir, sin un efecto activo real.


En el grupo que tomó simvastatina, según informan los investigadores, la atrofia cerebral fue significativamente menor y no se dieron efectos secundarios de gravedad. Es importante recordar que la atrofia cerebral es un indicador de neurodegeneración, la causa de la discapacidad en las personas con formas progresivas de EM.