J.A. Jauset-Berrocal, G. Soria-Urios
Introducción
La música es un lenguaje organizado sobre la base de un
sistema de reglas que coordinan los diferentes elementos que la componen, como
la melodía, el ritmo y la armonía. Otra definición, que considera los efectos
en el receptor, es la que indica Patel [1], aludiendo a Rodríguez [2] a partir
de Dowling [3], quien cita que ‘la música es el sonido organizado y
estructurado en el tiempo, destinado o percibido como una experiencia
estética’.
La investigación neurocientífica aporta teorías y
explicaciones sobre el funcionamiento de nuestro cerebro con relación a una
gran variedad de estímulos y, entre ellos, se encuentra la música, objeto del
presente trabajo. Los cambios neurofisiológicos ocasionados por el
procesamiento sonoro musical [4] demuestran que la música favorece la
plasticidad cerebral y, por ello, puede concebirse como un estímulo
potencialmente rehabilitador. Es, pues, una herramienta útil para la
reactivación y el restablecimiento de las funciones cognitivas afectadas tras
un daño cerebral adquirido, ya sea de forma pasiva (escucha musical) o activa
(interpretación musical).
El objetivo del presente artículo es dar a conocer las
técnicas o estrategias musicales que se utilizan para la neurorrehabilitación
cognitiva, basadas en la musicoterapia neurológica (‘neurologic music
therapy’), según los conocimientos científicos actuales sobre el proceso
cerebral musical. Dado que su implantación es bastante reciente, en la última
década se insiste en la necesidad de continuar investigando y evaluando los resultados
que estas novedosas técnicas ofrecen en las distintas casuísticas
especificadas.
Estimulación y rehabilitación
cognitiva
Podemos definir la estimulación cognitiva como el conjunto
de técnicas encaminadas a optimizar la eficacia del funcionamiento de las
distintas capacidades y funciones cognitivas mediante una serie de situaciones
y actividades concretas estructuradas. Una de las bases neurobiológicas de la
estimulación cognitiva es la plasticidad cerebral, que implica gran variedad de
mecanismos. Representa la capacidad del cerebro para recuperarse y
reestructurarse, adaptándose así a la nueva situación e intentando reestablecer
el equilibro alterado, ya sea por un daño cerebral sobrevenido o secundario a
una enfermedad neurodegenerativa. Como indican Kolb et al [5], la plasticidad
cerebral consiste en la capacidad del sistema nervioso para cambiar su
estructura y su funcionamiento a lo largo de la vida como reacción a la
diversidad del entorno. Si las técnicas de estimulación cognitiva se basan en las
características intrínsecas de la música, podremos hablar de estimulación
cognitiva musical.
El aprendizaje, establecimiento de nuevas conexiones
neuronales, está basado en la plasticidad, y uno de sus requerimientos
fundamentales es la repetición, pues da lugar a una mayor eficacia sináptica y
a una mejor consolidación de las conexiones neuronales [6]. Por eso, las
técnicas musicales que se describirán más adelante se basan en una práctica y
repetición sistematizadas con el fin de mejorar el rendimiento de las
capacidades cognitivas. A su vez, la atención es necesaria para la memoria,
para las funciones ejecutivas y para la comunicación. Por ello, es primordial
trabajarla de forma prioritaria mediante intervenciones específicas [7-11].
Neuropsicología musical
La música, resultado de la percepción cerebral a partir de
una vibración física con determinadas y específicas características, es
procesada por diferentes áreas de ambos hemisferios cerebrales: las motoras,
las de lenguaje y las cognitivas (atención, toma de decisiones), además de las
emocionales [12]. El sustrato neuronal de la percepción musical no es
totalmente diferente al de cualquier otro proceso cognitivo. La memoria y la
atención, por ejemplo, comparten procesos equivalentes tanto si la cognición se
debe a un estímulo musical o a otro distinto.
Gracias a la implantación de las técnicas de neuroimagen
desarrolladas en las últimas cuatro décadas, es posible observar en tiempo real
–con un pequeño retraso de 1-2 segundos– la activación cerebral ante la
exposición a diversos estímulos, entre ellos los musicales, lo cual ha
incrementado exponencialmente los estudios para conocer la respuesta cerebral a
los estímulos sonoros y musicales [13].
Considerando que cualquier proceso cerebral, ya sea relativo
a una función cognitiva o motora, se deriva de una secuencia de impulsos
nerviosos temporales, es posible intuir la importancia que pueda tener una
información sonora rítmica basándose en su patrón temporal [14,15]. De hecho,
estudios recientes destacan el impacto del sistema auditivo como modulador del
funcionamiento cerebral general, ya que se han correlacionado deficiencias
auditivas con el deterioro de habilidades perceptuales y cognitivas, al margen
de las propias auditivas [16]. También, Lin y Albert exponen que la pérdida de
las capacidades auditivas puede relacionarse con un posible deterioro mental
[17].
Una de las teorías que explican cómo se produce la
percepción musical se basa en el esquema modular mostrado en la figura 1. El
estímulo sonoro, después de su paso por la cóclea, viaja a través del
troncoencéfalo y el mesencéfalo hasta llegar a la corteza cerebral, donde es
procesado por la corteza auditiva primaria y secundaria [18]. De manera más
específica, el complejo procesamiento secuencial musical lo realizan dos
subsistemas neurales diferentes: por una parte se analiza la organización
temporal, y, por otra, la organización tonal, en las que están involucradas
tanto áreas auditivas como motoras [19-21].
El cerebro ejecuta dos tareas fundamentales para procesar la
organización temporal de una obra musical: fraccionar una secuencia en grupos
según su duración temporal y extraer una regularidad temporal subyacente o
pulso. Estos procesos implican, además de a las áreas auditivas, al cerebelo,
los ganglios basales, la corteza premotora dorsal y el área motora
suplementaria, responsables del control motor y de la percepción temporal
[22-24].
En cuanto a la importancia de la interpretación musical por
parte del paciente, debe considerarse que esta acción involucra a diferentes
tareas que combinan tanto habilidades motoras como cognitivas, en las que
intervienen componentes perceptivos, emocionales y de memoria [21]. Ello
origina una interacción auditivomotora que estimula una diversidad de áreas
cerebrales, ya que afecta a tareas de coordinación, secuenciación y
organización espacial del movimiento [12]. Diversos estudios apuntan a que la
coordinación está controlada por regiones corticales y subcorticales,
incluyendo el cerebelo, los ganglios basales, el área motora suplementaria y la
corteza premotora dorsal [25]. En el caso de la secuenciación de los
movimientos necesarios para la interpretación, intervienen el cerebelo, los
ganglios basales, las áreas premotora y motora suplementaria y la corteza
prefrontal. Por último, en la organización espacial de los movimientos se
activan la corteza parietal y la sensomotora y premotora, integrando así las
informaciones espacial, sensorial y motora [26].
Los distintos sonidos de una melodía musical mantienen una
temporalidad y secuenciación que pueden ser de ayuda en la formación de
patrones temporales de las funciones cognitivas, y constituyen un armazón que
facilita el aprendizaje de los procesos secuenciales de información, por
ejemplo, de la memoria [14]. La música, por tanto, puede actuar como una señal
de referencia o patrón que resulta de gran utilidad en los procesos cognitivos
[27].
No hay que olvidarse de las respuestas emocionales de la
música, que pueden inducir cambios fisiológicos y mentales por su afectación en
los niveles de segregación de neurotransmisores [28]. Las áreas emocionales
afectadas son la corteza orbitofrontal y la corteza prefrontal ventromedial,
junto con el cíngulo anterior, en conexión con zonas subcorticales como la
amígdala y el hipocampo, entre otras [4,29].
La música es un estímulo multimodal muy importante que
transmite al cerebro información auditiva, motora y visual, y que cuenta con
una red específica para su procesamiento, no exclusiva, sino compartida con
numerosas funciones, que implica a regiones temporales, frontales y parietales,
de ahí su consideración en la rehabilitación de disfunciones cognitivas
[30-32].
Musicoterapia
La musicoterapia consiste en el uso de la música o de sus
elementos musicales (sonido, ritmo, melodía, armonía) por un profesional
especializado (musicoterapeuta) para proveer una mejor calidad de vida a través
de la prevención y rehabilitación terapéutica en un determinado tratamiento. En
particular, la Asociación Americana de Musicoterapia define la musicoterapia
como ‘el uso controlado de la música con el objeto de restaurar, mantener e
incrementar la salud mental o física. Es la aplicación sistemática de la
música, dirigida por un músico terapeuta en un ambiente terapéutico, con el
objeto de lograr cambios de conducta. Estos cambios ayudarán al individuo que
participa de esta terapia a tener un mejor entendimiento de sí mismo y del
mundo que lo rodea, pudiendo adaptarse mejor a la sociedad’.
Hillecke et al [33] describen cinco factores claves en
cuanto a la capacidad de la música para mejorar tanto la salud física como la
psicológica:
Factor atencional, cuando la música se utiliza como
distractor, por ejemplo, en casos de elevado estrés [34].
Factor emocional, cuando modula las emociones y afecta a
diversas áreas corticales y subcorticales, lo que se utiliza ampliamente en el
tratamiento de la depresión, la ansiedad o el estrés postraumático [21].
Factor cognitivo, ya que la música involucra diversas
funciones cognitivas en su procesamiento, como la memoria asociada a la música
(codificación, almacenamiento y recuperación), que se utiliza en el tratamiento
de trastornos de la memoria, como en el caso de la demencia frontotemporal
[35].
Factor motor conductual, por su capacidad en evocar patrones
de movimiento, incluso de manera involuntaria, lo cual posibilita el uso del
ritmo en la rehabilitación de pacientes con daño cerebral [36] y en el
tratamiento de pacientes con trastornos del movimiento, como la enfermedad de
Parkinson.
Factor interpersonal, dado que la música implica
comunicación y, como tal, puede emplearse para entrenar habilidades de
comunicación no verbal, y es de gran utilidad para las alteraciones
conductuales o en personas afectadas por trastornos del espectro autista [37].
Musicoterapia neurológica
A finales de la década de los noventa se introdujo la
musicoterapia neurológica. Estas nuevas técnicas se desarrollaron en el Centro
de Investigación Musical Biomédico de la Universidad de Colorado, conjuntamente
con el Instituto de Neurorrehabilitación de la Facultad de Medicina de la
Universidad de Düsseldorf. Sus fundadores e introductores fueron Michael Thaut,
Gerald McIntosh, Volker Hoemberg, Corene Thaut y Ruth Rice. Según indican
[27], ‘la musicoterapia neurológica difiere de la musicoterapia tradicional en
que sus técnicas están estandarizadas, adaptadas a las necesidades individuales
de los pacientes, se basan en la evidencias clínicas, se dirigen a objetivos
específicos y se fundamentan en los modelos neurocientíficos de percepción
cerebral’. Además, fueron diseñadas para involucrar a las funciones ejecutivas,
la memoria, la atención y la percepción auditiva, así como a las habilidades
psicosociales.
La diferencia que podríamos citar con relación a la
musicoterapia tradicional es que sus técnicas están basadas en los
conocimientos científicos sobre la percepción musical cerebral. La
musicoterapia tradicional ha tenido como objetivos la consecución de un
bienestar emocional, psicológico y social de la persona, pero la musicoterapia
neurológica va más allá, introduciendo diversas técnicas que, en consonancia
con el conocimiento de la percepción musical, actúan incidiendo sobre los
mecanismos neuronales involucrados en dichas funciones, lo que supone un
estímulo que puede conducir a una activación o mejora de la disfunción
padecida.
Técnicas musicales para la
rehabilitación cognitiva
Atendiendo a las funciones que estimulan, las técnicas de la
musicoterapia neurológica se clasifican en las categorías reflejadas en la
figura 2
Figura 2. Métodos y técnicas de la musicoterapia neurológica para la neurorrehabilitación cognitiva (elaboración propia a partir de Thaut y Hoemberg [27]). AAPT: Auditory Attention and Perception Training; EFT: Executive Function Training; MPC: Music Psychotherapy and Counseling; MT: Memory Training.
Executive
Function Training o Musical Executive Function Training
El Executive Function Training o Musical Executive Function
Training consiste en una serie de ejercicios de composición e improvisación que
pueden aplicarse de forma individual o grupal, con el objetivo de estimular las
funciones ejecutivas superiores, como la capacidad de organización, la
resolución de problemas, la toma de decisiones y el razonamiento, entre otras
[38].
En esta técnica se plantea al individuo en cuestión la
planificación de una interpretación musical en todos sus aspectos: elección de
la obra musical, del instrumento, de la duración más adecuada, etc. En caso de
que la actividad se deba llevar a cabo en grupo, se pide al paciente que decida
cuáles son los instrumentos más apropiados para cada integrante, que piense en
las instrucciones que deberá dar a cada miembro para una correcta
interpretación grupal, etc. En definitiva, se le asigna una tarea en la que el
paciente deberá tomar una serie de decisiones, con el objetivo de estimular el
lóbulo prefrontal, el área cerebral que interviene en las tareas de
planificación [39].
Diversos estudios indican que la resolución de problemas
planteados a través del Executive Function Training o Musical Executive
Function Training contribuye a fortalecer las funciones ejecutivas superiores
en pacientes con ictus y trastornos psiquiátricos [6].
Auditory Attention and Perception
Training
Existen distintas modalidades de atención (selectiva,
sostenida, alternante y dividida) que pueden estimularse adecuadamente [7,10].
La atención selectiva, por ejemplo, es la que da prioridad a un estímulo cuando
se está rodeado de una diversidad de ellos. Escuchar una conversación de
personas situadas a cierta distancia en un ambiente ruidoso (por ejemplo, en un
bar) sería un ejemplo de capacidad de la atención selectiva. Esta habilidad se
deteriora con la edad, pero existen estudios que muestran un menor deterioro en
personas con un mínimo de años de experiencia musical [40]. La técnica Auditory Attention and Perception
Training engloba cuatro subtécnicas (Fig. 2).
Musical
Sensory Orientation Training
El Musical Sensory Orientation Training utiliza la música,
ya sea grabada o en directo, para trabajar el estado de alerta (arousal),
facilitar la orientación temporal y espacial, y mantener los niveles atencionales
del usuario [41]. En función de cuál sea el estado en que se encuentre el
paciente, se diferencian distintos niveles de intervención y objetivos:
Nivel I. El paciente está prácticamente inmóvil (estado
vegetativo) y la intervención únicamente persigue un cambio en los niveles
atencionales mediante la estimulación sensorial. El profesional musicoterapeuta
puede abordar dicha estimulación a través del canto, la interpretación musical
o el tacto [42].
Nivel II. El paciente es capaz de mantener los ojos abiertos
y puede efectuar movimientos limitados. En este caso, se trabajan el arousal,
la orientación y las funciones cognitivas, en especial, la atención. Podría
actuarse, por ejemplo, acercando un instrumento musical (guitarra) y acompañar
la mano del paciente para que pueda hacer vibrar las cuerdas de la guitarra y
percibir su sonido. Con ello se persigue trabajar la función motora y la
atención.
Nivel III. El paciente se encuentra en estado de vigilia,
pero necesita ayuda a la hora de mantener sus niveles atencionales. Desde la
intervención se trabajan el estado de alerta y la atención sostenida mediante
ejercicios con prácticas instrumentales, por ejemplo, facilitándole un
instrumento de percusión e instruyéndole para que intente seguir o sincronizarse
con el ritmo de interpretación del profesional musicoterapeuta.
Globalmente se intenta conseguir que el paciente participe
activamente en ejercicios musicales simples para activar su estado de vigilia y
mantener su atención. Se da prioridad a conseguir un mayor número de respuestas
que a la calidad de éstas [43].
Musical Neglect Training
El Musical Neglect Training se dirige a las personas que
padecen heminegligencia, es decir, la afectación de un hemicampo visual debida
a una lesión en el hemisferio contralateral. Aunque es más frecuente la lesión
en el hemisferio derecho, también existen casos en el hemisferio izquierdo
[44].
El objetivo de esta técnica, basada en que la causa de la
heminegligencia es atencional [45], es redirigir la atención del paciente hacia
la mitad del campo visual afectado mediante una serie de ejercicios musicales
estructurados en tiempo, tempo y ritmo, y dotados de una configuración espacial
específicamente diseñada para reconducir su foco atencional. El Musical Neglect
Training también trabaja la escucha pasiva, a base de estimular el hemicampo
afectado mediante sonidos, con el fin de reestructurar las zonas contiguas a la
lesión y recuperar así la atención deficitaria [46].
La duración y frecuencia de las sesiones varían según la
gravedad del caso. Cuando la afectación es grave, se efectúan sesiones diarias,
con una duración de 10-15 minutos. En casos más leves, se reducen las sesiones
a un mínimo de dos semanales y se prolonga el tiempo de intervención según la
capacidad de atención del paciente [28].
La intervención puede organizarse sobre la base de dos supuestos:
mediante la producción de estímulos sonoros, para que el paciente intente
‘localizarlos’, o a través de la interpretación musical. En el primer caso se
desea facilitar la reorganización espacial afectada. En el segundo caso resulta
aconsejable que el paciente conozca la melodía o patrón musical que el
profesional musicoterapeuta puede componer ad hoc a partir del repertorio
favorito del paciente. De esta manera se consigue aumentar su motivación y se
estimula su memoria [47].
Un posible ejemplo de aplicación, en el caso de afectación
del hemicampo visual izquierdo por origen atencional, sería el siguiente: se
sitúa un xilofón enfrente del paciente y una cortinilla de tubos metálicos en
su lateral izquierdo (campo visual afectado). El profesional musicoterapeuta
mueve la cortinilla activando su vibración sonora para que el paciente pueda
percibirlos. Después, se le invita a practicar un patrón melódico en el
xilofón, que le resulte fácil y familiar, pero indicándole que siempre debe
terminar activando la cortinilla de tubos. Con ello se está estimulando la
existencia de un objeto que produce sonido y que se encuentra en el hemicampo
visual deficitario.
Auditory Perception Training
El Auditory Perception Training utiliza diversos ejercicios
musicales con el objetivo de que el paciente consiga discriminar e identificar
los diferentes atributos musicales del sonido, como el tempo, la duración, el
tono, el timbre, el ritmo, etc.
Esta técnica persigue, además, una integración sensorial
global (visual, táctil y cinestésica) durante los ejercicios musicales. Por
ejemplo, es frecuente pedir al paciente que interprete un pasaje musical a
partir de determinados símbolos o gráficos codificados para trabajar elementos
motores y de razonamiento, o bien que perciba la vibración de un instrumento de
percusión en contacto con su cuerpo para mejorar su sensibilidad corporal, o
que integre su movimiento con la música [48-50].
Esta aplicación está indicada especialmente en trastornos
del espectro autista y en determinados déficits sensoriales de origen
neurológico [51].
Musical Attention Control Training
El Musical Attention Control Training consiste en una serie
de ejercicios musicales estructurados, que pueden ser activos o receptivos y se
basan en interpretaciones musicales improvisadas. Mediante esta técnica se
trabajan diferentes respuestas relacionadas con la atención a través del uso
deliberado de los elementos musicales que aparecen en la improvisación, los
cuales actúan como ‘señales’ o ‘indicaciones’ atencionales para el paciente
[52].
Una posible modalidad en la aplicación terapéutica del
Musical Attention Control Training consiste en que el paciente interprete
algunos patrones melódicos preestablecidos que deberá interrumpir cuando
escuche una determinada combinación de notas ejecutadas por el profesional
musicoterapeuta. A su vez, el paciente deberá reiniciar la interpretación al
oír otra ‘señal’ determinada por una combinación de notas diferente. Esta
situación obliga al paciente a desviar parte de su atención hacia la actividad
musical del profesional musicoterapeuta para saber cuándo debe interrumpir o
reiniciar su interpretación según las indicaciones pactadas.
Esta técnica es útil para estimular y activar los procesos
atencionales que están alterados en gran variedad de trastornos, como el
espectro autista, el déficit de atención/hiperactividad, ictus, demencias,
trastornos psiquiátricos, etc.
Memory Training
Este conjunto de técnicas está indicado para activar la
memoria mediante el recurso de distintas artes musicales, en especial el canto.
Se sabe que, a diferencia de la palabra, en el canto está implicada una mayor
diversidad de áreas cerebrales, especialmente en el hemisferio derecho, lo que
facilita un mayor acceso a los recuerdos [53].
Musical Mnemonics Training
En el Musical Mnemonics Training se utilizan sonidos o
palabras como elementos nemotécnicos para facilitar el aprendizaje y el
recuerdo de la información incluida en una canción, ritmo o canto. Suelen
estructurarse canciones con una letra ajustada a las lagunas memorísticas
particulares de cada paciente (nombres de los familiares más cercanos,
actividades que tiene que realizar durante el día…), con el fin de favorecer el
aprendizaje de información no musical mediante la secuenciación y organización
de dicho contenido en patrones musicales [54-57].
Una aplicación con instrumentos de percusión para practicar
la memorización de los nombres de los participantes en una sesión grupal sería
la siguiente: cada individuo pronuncia su nombre varias veces mientras se
acompaña con una breve interpretación rítmica. Luego, los restantes componentes
del grupo repiten al unísono su nombre varias veces mientras le observan. Una
vez que todos han dicho su nombre, individualmente, deben intentar recordar el
nombre de cada uno de sus compañeros.
Esta modalidad de terapia se aplica en personas con
demencia, ictus, esclerosis múltiple, trastornos psiquiátricos, etc. [58].
Musical Echoic Memory Training
La memoria sensorial es la relativa a la vía auditiva y
suele ser muy breve, más aún que la memoria de trabajo. Tal como indica Lopera
[59], ‘es la necesaria para el habla: cuando se articula una palabra debe tenerse
memoria sensorial del primer fonema pronunciado para poder continuar con el
segundo, y así sucesivamente hasta terminar la palabra’.
Esta técnica utiliza principalmente la voz y su aplicación
es sencilla. Por ejemplo, el paciente entona una canción y, de vez en cuando,
se le indica que pare y repita la última palabra o vocal que ha cantado.
En contextos grupales se suele invitar a cada uno de los
participantes a que diga su nombre, para a continuación pedir a un miembro del
grupo que los repita. Es recomendable que los participantes efectúen
movimientos corporales o exageren la prosodia mientras pronuncian su nombre,
puesto que estos elementos añadidos y pertenecientes a otras modalidades
sensoriales promoverán la consolidación del recuerdo deseado [60].
Este método se ha utilizado principalmente en personas con
daño cerebral adquirido [14].
Associative Mood and Memory Training
Se fundamenta en técnicas musicales cuya finalidad es que el
paciente acceda a recuerdos susceptibles de inducir un estado emocional
positivo [61,62]. El objetivo es trabajar la memoria a largo plazo mediante el
uso de las emociones evocadas durante la escucha de canciones que le resultan
familiares.
Esta técnica resulta muy útil en demencias, en enfermedades
neurológicas que cursan con déficit de memoria e incluso en el déficit de
memoria asociado con la edad [63].
Music Psychotherapy and Counseling
Es una técnica de terapia psicológica que utiliza la
interpretación musical para favorecer la exploración y expresión emocional del
paciente [64,65].
A través de la escucha o interpretación musical (si el
paciente es músico), se induce a que afloren y fluyan las emociones. Mediante
diferentes géneros musicales se intenta influir en el estado de ánimo y en
canalizar las emociones que el paciente manifiesta y experimenta. Puede
trabajarse en grupos, asignando distintos patrones o géneros musicales que se
combinan para trabajar así los aspectos o factores sociales. Esta modalidad se
aplica principalmente en trastornos psiquiátricos y en demencias [27].
Conclusiones
En las últimas décadas, una gran cantidad de trabajos de
investigación se ha centrado en analizar cómo el cerebro procesa la música y
cuál es su respuesta ante dichos estímulos. Los estudios muestran la activación
de una gran diversidad de áreas (motoras, del lenguaje, de atención, de
emociones y de toma de decisiones), y la musicoterapia neurológica se basa en
dicho conocimiento para desarrollar una diversidad de técnicas o estrategias
que permitan su aplicación en la neurorrehabilitación cognitiva.
En la actualidad, cuando una persona se inicia en un proceso
neurorrehabilitador, sea cual sea la etiología de su enfermedad, se encuentra
con numerosos profesionales implicados en su tratamiento (neurólogos,
neuropsicólogos, fisioterapeutas...) que le ofrecen una atención
multidisciplinaria e integral. Son muchos los esfuerzos para desarrollar nuevas
técnicas de intervención, con sofisticados aparatos de alto coste, desarrollo
de terapias innovadoras, pero no debería obviarse la herramienta sobre la cual
ha versado el presente trabajo, la música. Hay que recordar además su bajo
coste y su facilidad de aplicación, mediante profesionales cualificados, así
como su elevado grado de aceptación al utilizarse métodos poco o nada
invasivos.
Las técnicas musicales para la rehabilitación cognitiva
propuestas por la musicoterapia neurológica deben considerarse una herramienta
más, capaz de intervenir en procesos cognitivos como la función ejecutiva, la
atención y la memoria, y en las habilidades psicosociales. Estas terapias deben
aplicarse de manera estructurada, con unos objetivos concretos y un
procedimiento claro, de manera que puedan cuantificarse sus resultados y
extraerse conclusiones sobre la intervención realizada.
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