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jueves, 1 de diciembre de 2011

Caja de recuerdos: una herramienta para la memoria


La Caja de Recuerdos es una técnica sencilla y muy interesante que estimula la mente y la memoria. La experta Ana Belén Martín nos explica cómo los objetos que guardamos en el tiempo ayudan a conectar con momentos importantes de la vida y que han perfilado nuestra identidad.

Cuando tratamos el tema de la Terapia de Reminiscencia, una de las técnicas que se citó como más habitual y efectiva es la llamada Caja de Recuerdos. Resulta una estrategia tan interesante y sencilla de realizar, que vamos a ahondar un poco más en su concepto y utilización para hacerla más accesible a cualquier persona que quiera usarla con su familiar, paciente, etc…

Por lo tanto, hemos de empezar recordando qué es una Caja de Recuerdos. Consiste en un lugar o caja en el que la persona puede disponer de sus recuerdos más significativos a través de la recopilación de objetos personales, o bien materiales que resulten comunes a un grupo de pacientes de la misma generación, modalidad que se suele usar más habitualmente en los centros de cara a la realización de sesiones grupales de reminiscencia. El uso de la Caja de Recuerdos puede servir a distintas finalidades, entre las que podríamos resaltar las siguientes:

• Sesiones individuales de apoyo psicológico.
• Terapias grupales de reminiscencias.
• Grupos de conversación: especialmente, cuando se presenta en un centro a nuevos usuarios.
• Momentos de validación.
• Como estímulo conductor para comunicarse y compartir vivencias con otras personas.

Esta caja puede contener objetos de muy diversa índole. Entre ellos, podríamos citar los siguientes:

a. Materiales gráficos.
- Fotografías personales.
- Fotografías antiguas no personales.
- Documentación pasada como carnets, documentos de afiliación a grupos o entidades, cuadernos de notas académicas, libros de escolaridad,…
- Diarios, cartas, postales y anotaciones personales.
- Antiguas cartillas de racionamiento.
- Billetes y facturas.
- Propagandas y folletos de viajes.
- Colecciones de cromos.
- Recortes de prensa.
- Libros de historia del país, ciudad,… en la época del paciente.
- Libros sobre aficiones específicas de la persona.

b. Materiales audiovisuales.
- Música de la época del paciente.
- Letras de canciones.
- Vídeos documentales de épocas pretéritas.
- Películas de la colección del paciente y películas antiguas.
- Diapositivas.

c. Otros objetos personales.
- Ropas antiguas.
- Objetos antiguos del paciente como relojes, joyería o juguetes.
- Perfumes de uso habitual por parte del paciente en alguna época pasada.
- Otro tipo de colecciones (por ejemplo, monedas).

Es importante resaltar que la recopilación de estos materiales, dado que se trata fundamentalmente de objetos personales, debe contar siempre con la aprobación del paciente, pues “no se trata en ningún caso de vulnerar su intimidad, sino de facilitar la evocación del recuerdo a partir de una disposición emocional de aceptación, cooperación y comunicación entre ambas partes” (Andrés Sardiner).

Los ejercicios con Cajas de Recuerdos se llevan a cabo en el centro donde recibe atención el paciente, se debe procurar que los objetos incluidos no tengan un valor económico ni emocional excesivamente alto por el riesgo de pérdida o deterioro que se puede dar en este contexto en comparación con el hogar familiar. Aunque este detalle debe estar en equilibrio con el hecho de que sí deben tener el suficiente valor afectivo como para facilitar la evocación de recuerdos buscada. Ello conlleva que, en los centros en lo que se haga uso de esta estrategia, se debe asegurar una custodia de las cajas adecuada para garantizar la integridad y seguridad de las mismas.

Así mismo, su utilización en los centros como residencias y centros de día también sirve al propósito de proporcionar seguridad al paciente, acompañarle, favorecer su orientación y orientar el sentido de identidad y continuidad con su vida; se convierte en objeto de apego que facilita que la persona se sienta bien en el centro.

Por último, para aquellos que estén interesados en ponerlo en práctica en casa, aunque resulta una técnica muy sencilla de desarrollar, también existen materiales en el mercado que ayudan a llevarla a cabo y que se complementan con más actividades de estimulación cognitiva. Además del ya citado en el artículo sobre reminiscencia, “Activemos la Mente” de la Fundación La Caixa, otro de estos programas es El Baúl de los Recuerdos: Manual de Estimulación Cognitiva para Enfermos de Alzheimer en Ambiente Familiar de D. Losada, disponible en TEA Ediciones. Su precio no está al alcance de cualquier bolsillo, pero resulta un material de gran utilidad para el trabajo cognitivo en el entorno familiar.

Este autor parte de la idea de que una estimulación cognitiva constante, personalizada y flexible hace más lento el avance de la enfermedad de Alzheimer y otras demencias, aportando calidad de vida. Este programa pretende ayudar al cuidador familiar y profesional a mantener al máximo las capacidades del paciente y a enseñarle a asumir la enfermedad.

Escrito por:
Ana Belén Martin
Psicologa especializada en discapacidad

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