Se llama Francisco Quintana, y estudió en la Universidad de
Buenos Aires (UBA). Se fue primero a Israel, donde trabajó en el Instituto
Weizmann y luego entró como investigador a la Universidad de Harvard. Allí
descubrió un mecanismo por el cual las bacterias del microbioma intestinal -más
conocida como flora intestinal- tienen una conexión con el sistema nervioso
central, y pueden limitar el avance de enfermedades como la esclerosis
múltiple. Aquí los detalles.
Por Valeria Román 24 Junio 2018
Francisco Quintana quiso desentrañar qué le pasa a veces al
sistema inmune cuando, en lugar de proteger al cuerpo humano, lo ataca y hace
que se desarrollen enfermedades como la esclerosis múltiple.
Estudió biología en la Universidad de Buenos Aires, obtuvo
un doctorado en inmunología en el Instituto de Ciencia Weizmann de Israel, y
desde hace nueve años trabaja como investigador en uno de los hospitales de la
Universidad de Harvard y en el Instituto Broad del MIT, en Cambridge, Estados
Unidos. Con su equipo, Quintana descubrió que las bacterias que están en el
microbioma de cada persona -popularmente conocido como "flora intestinal-
pueden jugar roles clave, para interactuar con el cerebro y limitar el avance
de enfermedades como la esclerosis múltiple, que afecta a más de 2,5 millones
de personas en el mundo.
En un trabajo publicado en la prestigiosa revista Nature,
Quintana demostró que existe un mecanismo molecular que hace que la actividad
de las bacterias de "la panza" – conocida popularmente como flora
intestinal- influya en lo que ocurre en
el cerebro. Si bien hubo otros estudios que hablaban de la conexión entre
bacterias intestinales y sistema nervioso central, es el primer trabajo en el
mundo que reporta cómo los productos microbianos -llamados metabolitos- pueden
actuar directamente sobre células del sistema inmune en el cerebro para
prevenir la inflamación. A partir del hallazgo, se abre la posibilidad de
generar nuevos tratamientos contra enfermedades neurológicas.
La esclerosis múltiple no es ni contagiosa, ni hereditaria,
ni mortal. No tiene cura, pero sí hay medicación para controlarla, ya sea para
atenuar o espaciar los brotes o remisiones, o enlentecer la progresión.
Entre algunos de los medicamentos que hoy se indican están
los interferones, el acetato de Glatiramer, el fingolimod, la teriflunomida y
el natalizumab, entre otros anticuerpos monoclonales. En marzo pasado, se
aprobó en la Argentina la cladribina, como tratamiento oral de corta duración
para pacientes con alta actividad de esclerosis múltiple recurrente.
Entrevistado por Infobae, el doctor Quintana, de 44 años,
contó cómo empezó su interés por las enfermedades autoinmunes. "Desde la
escuela secundaria, me interesaba más hacer ingeniería genética pura y dura,
pero al entrar a la carrera de biología en la Facultad de Ciencias Exactas y
Naturales de la UBA, y al estar luego en el laboratorio del científico Mariano
Levin – en el INGEBI del Conicet- empecé a trabajar en la inmunología, en la
enfermedad de Chagas, usando métodos de biología molecular.
Fue Levin quien me llevó hacia la inmunología. Y en Israel,
durante mi doctorado, pude llevar eso a otro nivel, al meterme de lleno en
inmunología y enfermedades autoimmunes, precisó. Quintana -quien en sus ratos
libres sale a correr, anda en bicicleta y sale a hacer caminatas con su familia-
busca encontrar las causas de las enfermedades y ya había estado trabajando en
experimentos anteriores relacionados con bacterias.
Las obsesiones de Quintana: primero la biología, luego la inmunología, y luego las enfermedades autoinmunes. La Esclerosis Múltiple (EM) según la OMS es una enfermedad crónica y auto inmune. |
Demostraron que existe el mecanismo
al generar ratones mutantes que tenían alteradas esa vía molecular. Al ser
mutados, los ratones desarrollaron más esclerosis múltiple en comparación con
los casos controles. También presentó evidencia de la existencia de la vía
molecular en seres humanos, al investigar células de pacientes que habían
tenido esclerosis múltiple. De esos pacientes, tenían células obtenidas a
partir de la autopsia.
Tras la investigación, Quintana afirmó: "La vía
molecular descubierta podría ser útil para desarrollar probióticos que se
consuman para que las bacterias disparen su actividad y protejan al individuo
de la enfermedad, o para desarrollar fármacos que directamente actúen para
limitar la inflamación en el sistema nervioso central y así tratar la
esclerosis múltiple y otras enfermedades neurológicas". El futuro es
esperanzador. Además de las investigaciones en curso que realiza Quintana, está
en marcha un estudio internacional sobre microbioma y esclerosis múltiple que
incorporará 4.000 personas sanas y con esclerosis múltiple en Estados Unidos,
Argentina y el Reino Unido.
Se trata de una enfermedad que afecta a 2,5 millones de personas en el mundo (EME) |
En tanto, al ser consultada también por Infobae la doctora
Cecilia González Campo, del Instituto de Neurociencia Cognitiva y Traslacional,
que depende del Conicet, la Fundación Ineco y la Universidad Favaloro, afirmó:
"El trabajo publicado en la revista Nature por el equipo de Francisco Quintana
dilucida nuevos posibles mecanismos que llevan a la esclerosis múltiple. Se
hizo con técnicas de última generación, y tiene el mérito de identificar un
mecanismo molecular asociado a la enfermedad tanto en roedores como en
humanos". La investigadora agregó: "Si bien no sería la única vía que
da lugar a la inflamación en el sistema nervioso central, el trabajo publicado
abre la posibilidad de que en el futuro se puedan desarrollar terapias más
eficaces para contrarrestar las recaídas de los pacientes con esclerosis
múltiple y que son causales de secuelas".
"Es un desafío constante –reconoció Quintana a
Infobae-, ya que los objetivos de los científicos y de los empresarios son
diferentes. Los problemas son distintos. Pero al estar en la academia y en la
empresa, es una oportunidad única para llevar nuestros descubrimientos a la
investigación clínica. Eso es una fuerza que me motiva, y que le da relevancia
a nuestro trabajo, ya que implica llegar a tener un efecto muy real en la
calidad de vida de los pacientes".
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