La incontinencia fecal es la pérdida involuntaria de heces debido a la incapacidad para controlar la defecación. Esta incapacidad provoca un alto impacto sobre la calidad de vida, afectando a la imagen corporal, a la autoestima, a las relaciones de pareja y a las relaciones sociales.
En la bibliografía, se observa que la prevalencia de este síntoma es muy variada, en función de la definición utilizada por cada autor. Algunos autores afirman que, durante el curso de la enfermedad, hasta el 70% de las personas afectadas de esclerosis múltiple padece algún episodio de alteración intestinal en forma de incontinencia fecal [1]. Lo cierto es que no existe un tratamiento único eficaz para paliar este síntoma, y la investigación al respecto es muy limitada. Las recomendaciones que se ofrecen se establecen, en muchas ocasiones, en base al método de ensayo-error [2].
Desde el área de enfermería del Hospital de Día de Reus "Mas Sabater" se realizan intervenciones para mejorar este trastorno
La intervención se inicia con una entrevista de enfermería en la que se recoge toda la información referente al patrón intestinal. Posteriormente, en los casos en los que exista sintomatología, se realiza un diario de deposiciones y se calibra el caso según la escala de gravedad de la incontinencia fecal [3]. A continuación, se establece un programa de reeducación intestinal en el que se realizarán las siguientes intervenciones:
- Aplicación de la técnica del vaciamiento programado. El objetivo es regular el patrón intestinal, estableciendo una rutina horaria y anticipándose a las posibles fugas. Se recomienda la utilización del reflejo gastrocólico y de la estimulación rectal, teniendo en cuenta el patrón premórbido.
- Educación sanitaria dirigida a enseñar la técnica del masaje abdominal y la maniobra de Valsalva, consistente en exhalar aire con la glotis cerrada o con la boca y la nariz cerradas.
- Modificaciones dietéticas, con el objetivo de restringir los alimentos irritantes que pueden incrementar la incontinencia fecal (cafeína, alcohol, bebidas con gas, nuez moscada, etc.).
- Modificaciones dietéticas para retrasar el vaciado gástrico y controlar la consistencia de las heces. Introducción de suplementos con fibra soluble. La encontramos, principalmente, en el salvado de avena, arroz, garbanzos, berenjenas, zanahorias, pan, puré de manzana, yogurt, etc. Se retiran de la dieta aquellos alimentos que puedan producir intolerancia.
- Valoración del tratamiento farmacológico con agentes formadores de masa, con el objetivo de incrementar el volumen de las heces y favorecer la contención. Pueden llegar a emplearse fibras sintéticas y laxantes bajo control médico.
- Prescripción de obturadores anales en aquellos casos en los que no exista tono en el esfínter anal.
Los resultados de la intervención se valoran a través de los cambios reflejados en la escala de gravedad de la incontinencia fecal y de la realización de las deposiciones a diario. Según nuestra experiencia, las intervenciones realizadas desde el Hospital de Día para mejorar la clínica han sido muy efectivas, observándose una mejora objetiva en el patrón eliminatorio y minimizando los episodios de fugas en casos clínicos leves o moderados.
Autora: Cinta Zabay Neiro, diplomada en Enfermería y enfermera del Hospital de Día de Reus "Mas Sabater" de la Fundació Esclerosi Múltiple.
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