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lunes, 18 de diciembre de 2017


Dunia Chappotin  2017-12-04

Bajo consumo de proteínas y alto consumo de vegetales en personas con esclerosis múltiple se asocia a menor número de recaídas anuales y mejores resultados en la escala EDSS. Para los pacientes que siguieron una dieta occidental, el panorama fue el contrario.

Empecemos por el final, que muchas veces es el mejor comienzo. Primero hablemos de lo que sucedió en el grupo 1, que estaba compuesto por 10 personas con esclerosis múltiple recurrente remitente (EMRR).

En este grupo, en 12 meses, 3 personas experimentaron un brote y de forma general los resultados de la escala EDSS, la más popular para valorar el avance de la discapacidad en la esclerosis múltiple, mejoraron (sí, leyeron bien, mejoraron).

Ahora hablemos del grupo 2. En este grupo, también compuesto por 10 personas con EMRR con características sociodemográficas y funcionales semejantes a las del grupo 1, en esos mismos 12 meses 9 personas experimentaron un brote y en promedio los resultados en la escala EDSS empeoraron.

¿Qué había de diferente en ambos grupos? Pues la dieta. En el grupo 1 los pacientes decidieron llevar una dieta rica en consumo de verduras y baja en proteínas. En el grupo 2 se desarrolló la llamada dieta occidental, rica en consumos de carnes rojas y alimentos procesados.

Doce meses después de iniciarse este estudio en Italia, el primer grupo tenía una composición de la microbiota intestinal que estimulaba la producción de sustancias antiinflamatorias, en el segundo grupo la microbiota estimulaba la inflamación.

La investigación ha sido publicada recientemente en la revista Frontiers in Immunology.
sclerosis múltiple

¿Por qué una intervención nutricional en la esclerosis múltiple?

Los investigadores justifican esta intervención en los numerosos estudios que apuntan a que la composición de la microbiota intestinal influye en la actividad del sistema inmunitario y, por tanto, puede también tener un impacto en las llamadas enfermedades autoinmunes, dentro de las que se incluye la esclerosis múltiple.

En investigaciones realizadas en animales de experimentación se ha observado que las modificaciones de la microbiota pueden desencadenar o enlentecer el desarrollo de la EM, dependiendo precisamente de la composición de su composición.

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La forma más accesible de tener un impacto sobre la microbiota es la dieta, siendo muy conocido que los alimentos ricos en fibra favorecen la salud intestinal, ¿llevar una dieta alta en consumo de alimentos ricos en fibra tiene algún efecto sobre la actividad de la EM?

Pues según este estudio piloto, sí.

¿Qué dieta siguieron en esta investigación?

El grupo 1 decidió llevar una dieta rica en verduras, frutas, legumbres, granos enteros y aceite de oliva virgen extra, mientras que el consumo de pescado estaba limitado a no más de dos veces por semana, el de pollo a una vez por semana y los huevos no podían superar las 4 unidades semanales.
La bollería también estaba limitada a una vez a la semana y el alcohol, las carnes rojas y otros alimentos ricos en grasas saturadas estaban prohibidos.

En el grupo 2 las personas siguieron su régimen dietético normal, la llamada dieta occidental, caracterizada por el consumo regular de carnes rojas y procesadas, alimentos con cantidades elevadas de sal, azúcares, grasas saturadas y ácidos grasos omega 6.

La decisión sobre a cuál grupo se pertenecería estuvo influenciada por los hábitos nutricionales que habían desarrollado los pacientes en los 12 meses anteriores al inicio del estudio.

Para comprobar que durante el tiempo que duró la investigación los pacientes mantenían la adherencia a la dieta, cada 4 meses se entrevistaban con nutricionistas que les supervisaban.
Al inicio y a los 12 meses se tomaron muestras de sangre y fecales de los pacientes, además de realizársele valoraciones neurológicas.

¿Qué resultados se obtuvieron?

El final ya lo conoces, por ahí comenzamos. El análisis de las muestras fecales y de sangre mostró que en el grupo 1 había más abundancia de la familia de bacterias Lachnospiraceae, lo que correlacionó con la diminución de sustancias proinflamatorias y aumento de las antiinflamatorias.

La actividad de la enfermedad fue menor en el grupo que llevó la dieta rica en verduras y baja en proteínas, mientras que la puntuación en la escala EDSS mejoró.

La investigación fue realizada en un grupo de personas con EMRR, ¿se podría esperar que algo semejante suceda en formas progresivas de EM? Hasta que no se realice un estudio no se puede saber, pero según afirma uno de los autores de la investigación, el Dr. Mario Clerici:

No me sorprendería si esta dieta pudiera modular la progresión de la enfermedad en la esclerosis múltiple primaria progresiva (EMPP) también: en la EMPP la degeneración es prominente, pero también se observa un grado de inflamación. La dieta podría ser beneficiosa al reducir la inflamación y al aumentar la producción de factores neurotrópicos”.

Aunque este estudio piloto resulta sin duda atractivo, no hay que olvidar que se realizó en solo 20 personas, con lo cual los resultados son difícilmente generalizables.

Además, como reconocen los autores, no pueden afirmar que todos los cambios y diferencias detectados se deban solamente a la dieta.


¿Lo mejor? ¡Que una dieta saludable viene bien para todo! Ahora las personas con EM solo tienen una razón más.




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