Un nuevo estudio demuestra que una dieta rica en cereales
integrales, fruta, verduras y legumbres puede reducir la discapacidad y la
depresión, así como mejorar los síntomas de la EM.
Last updated: 23rd January 2018
Con frecuencia, las personas con EM desean encontrar la
manera de influir sobre el curso de su enfermedad y los síntomas, y los cambios
en la alimentación son de especial interés para ellas.
Aunque varios estudios han analizado la relación entre la
alimentación y los síntomas de EM, muchos son pequeños y se han centrado en
determinados nutrientes o grupos de alimentos.
En un estudio reciente de Estados Unidos publicado en la
revista Neurology, los investigadores analizaron la relación entre la
alimentación, la discapacidad y la gravedad de los síntomas en las personas con
EM.
En la investigación se encuestó a 6989 personas con EM
inscritas en una base de datos de pacientes de gran tamaño: el registro del
Comité de Investigación de Norteamérica (NARCOMS) de EM. En esta encuesta, los
investigadores hicieron a los participantes preguntas sobre la ingesta
alimenticia, la actividad física, si eran fumadores, el índice de masa corporal
(IMC) y cualquier otro antecedente relacionado con la alimentación.
Menor discapacidad
Los resultados demostraron que las personas con una dieta
más saludable (con alto consumo de frutas, verduras, legumbres, cereales
integrales y bajo consumo de azúcares añadidos y carne roja o procesada)
presentaban alrededor de un 20 % menos de probabilidades de sufrir niveles
altos de discapacidad y depresión grave que las personas con una dieta menos
saludable. Concretamente, un mayor consumo de cereales integrales y productos
lácteos se asoció a una menor discapacidad, así como los esfuerzos actuales o
pasados por perder peso.
Los resultados del estudio indican que algunas dietas, como
la dieta sin gluten y la dieta de Wahls, guardan relación con un mayor nivel de
discapacidad. Sin embargo, esto podría ser consecuencia del hecho de que había
más gente con EM progresiva que seguían esta dieta o la había probado.
La exposición a una dieta para bajar de peso se relacionó
con una menor discapacidad, mientras que la exposición a otras dietas más
específicas no se asoció con una reducción o un aumento de la discapacidad. No
se halló relación alguna entre la dieta y la fatiga, el dolor o los síntomas
cognitivos.
No obstante, llevar una vida sana (como hacer ejercicio, tener un
IMC inferior a 25 y no fumar) se asoció con un porcentaje más bajo de
probabilidades de sufrir depresión aguda, dolor, fatiga y problemas cognitivos,
así como una menor discapacidad.
Los investigadores no encontraron relación alguna entre las
dietas saludables o poco saludables y los índices de recaída o la gravedad de
los síntomas de la EM.
Este estudio se centró en la dieta alimenticia y los hábitos
de vida en un periodo determinado de tiempo, en lugar de hacer un seguimiento
tras cambiar la dieta o los hábitos. Por tanto, no es posible aclarar si las
diferencias en la discapacidad y los síntomas se debieron a los hábitos de
vida, o si la relación es a la inversa. Es posible que los síntomas graves de
EM afecten a la capacidad de la persona para llevar una vida más saludable.
Son necesarios estudios a largo plazo para confirmar e
investigar estos resultados. La Sociedad Nacional de Esclerosis Múltiple en
Estados Unidos (USA National MS Society) también financia en la actualidad un
ensayo clínico que estudia los efectos de las dietas de Wahls y Swank sobre la
fatiga en personas con EM.
No se sabe si las dietas pueden provocar cambios en los
síntomas o cómo pueden hacerlo. Se sabe que la alimentación afecta al sistema
inmune y a la flora intestinal, y se necesitan más estudios para investigar los
mecanismos mediante los cuales la dieta se asocia a la discapacidad y/o la
gravedad de los síntomas.
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