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viernes, 26 de enero de 2018

Reajustar el diagnóstico en las personas con EM


Un panel de expertos publica los criterios revisados para el diagnóstico de la EM.

Last updated: 24th January 2018

La acumulación de pruebas que indican que un tratamiento temprano puede conseguir resultados mejores a largo plazo en las personas con EM ha puesto de relieve la importancia de un diagnóstico precoz. Sin embargo, el diagnóstico precoz debe plantearse con cautela para asegurar que se ha realizado un diagnóstico correcto y evitar diagnósticos y tratamientos erróneos de personas que no tienen EM.

En 2001 se normalizó la EM con el establecimiento de los criterios de Mc Donald. Estos criterios ayudan a los médicos a identificar rápidamente la EM y a descartar otras enfermedades. Los criterios han sido revisados varias veces desde 2001 y ahora se ha publicado la revisión de 2017 en The Lancet Neurology. Es la primera publicación formal de las revisiones de los criterios desde que se publicaron por primera vez.

La actualización es obra de un panel internacional de neurólogos expertos en EM. Han revisado los criterios actuales y los últimos avances científicos en nuestro conocimiento de la EM, además de las mejoras en la tecnología utilizadas para diagnosticar la enfermedad. Esta actualización no cambia sustancialmente la forma en que se diagnostica la EM, sino que ajusta determinados criterios e incorpora las últimas pruebas relativas a la localización de lesiones que pueden ayudar a efectuar el diagnóstico de la EM con la mayor precocidad y exactitud posible, así como reducir el riesgo de un diagnóstico erróneo.

No existe aún una sola prueba médica que pueda ofrecer un diagnóstico definitivo de EM, y el panel subraya que el diagnóstico de esta enfermedad requiere la integración meticulosa de evidencias clínicas, de imágenes y de análisis de laboratorio.

Un diagnóstico de EM definitivo se basa en el concepto de «expansión en el espacio y el tiempo». Esto significa que debe haber pruebas de «ataques» múltiples y/o lesiones cerebrales que se distribuyan (diseminen) físicamente a diferentes sitios del cerebro y la médula espinal, así como pruebas de nuevas lesiones que se produzcan a lo largo del tiempo.

Pautas más claras

Los criterios revisados ofrecen unas pautas más claras sobre la cantidad y la ubicación de las lesiones que pueden demostrar la diseminación en el espacio y el tiempo. Ahora se pueden incluir las lesiones en el tronco cerebral o la médula espinal que causan los síntomas de EM (sintomáticas), así como las lesiones no asociadas a los síntomas (asintomáticas). Aunque más difíciles de detectar en las imágenes por resonancia magnética (IRM), las lesiones en la corteza, la materia gris externa del cerebro, también pueden servir de prueba de la diseminación en el espacio.

La revisión de los criterios revitaliza además el papel del análisis del líquido cefalorraquídeo (LCR) en el diagnóstico de la EM. En esta enfermedad es muy común hallar anticuerpos en el LCR, que aparecen en forma de patrón de banda característico conocido como bandas oligoclonales. Con el uso generalizado de las IRM en el diagnóstico de la EM, el análisis del LCR (también conocido como punción lumbar) cada vez es menos habitual. Con las revisiones de 2017, las bandas oligoclonales pueden sustituir a las lesiones a la hora de demostrar la diseminación a tiempo en una persona con el posible precursor de la EM, conocido como el síndrome clínicamente aislado (SCA) y que también cumple los criterios de la IRM para la diseminación en el espacio.

Aunque las bandas oligoclonales no son exclusivas de la EM, pueden apoyar el diagnóstico si las pruebas clínicas y las IRM no son claras. Del mismo modo, la ausencia de bandas oligoclonales no descarta la EM, pero otros resultados relacionados con el LCR, como una elevada concentración de proteínas o la presencia de determinadas células, pueden indicar la existencia de otras enfermedades.

Poblaciones diferentes

Como los criterios originales de McDonald se basaban en gran medida en pruebas de poblaciones adultas de Europa y Norteamérica, el panel ha revisado también el uso de los criterios en distintas poblaciones. Así, llegaron a la conclusión de que no existen pruebas que demuestren que los criterios de McDonald no se puedan aplicar a los niños o a poblaciones de Asia, Oriente Medio y África. No obstante, el panel insta particularmente a descartar los trastornos del espectro de la neuromielitis óptica, que pueden ser más habituales en algunas de estas poblaciones.


Esta actualización 2017 de los criterios de Mc Donald contribuye de forma significativa a lograr el ansiado equilibrio entre diagnosticar inmediatamente la EM y no efectuar un diagnóstico erróneo. El panel revisó también la aparición de otras herramientas de diagnóstico que, en las próximas revisiones, sin duda seguirán mejorando el diagnóstico y reduciendo el impacto a largo plazo para las personas con EM.




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