La ansiedad y la depresión podrían
contribuir al deterioro cognitivo de los pacientes con Esclerosis Múltiple.
La ansiedad y la depresión podrían contribuir al deterioro
cognitivo de los pacientes con Esclerosis Múltiple (EM), según un estudio
reciente que midió sus efectos en varios dominios y los comparó en pacientes
sin enfermedades inflamatorias mediadas por inmunidad (IMID) y en aquellos con
IMID además de la Esclerosis Múltiple.
Los investigadores del estudio, liderados por Ruth Ann
Marrie, profesora en el Departamento de Medicina Interna, Sección de Neurología
y Departamento de Salud Comunitaria de la Universidad de Manitoba (Canadá),
estimaron que el deterioro cognitivo ocurre en una franja de entre el 40% al
70% de las personas con EM. Si bien estudios anteriores han sugerido que la
depresión influye en la cognición en la EM, observan que los hallazgos han sido
inconsistentes y que se ha investigado poco sobre el efecto de la ansiedad en
la EM y en otras enfermedades sin la participación directa del Sistema Nervioso
Central.
“Nuestro objetivo fue examinar la asociación de la ansiedad
y la depresión con la función cognitiva en la Esclerosis Múltiple y determinar
si los efectos de la ansiedad y la depresión en la cognición en la EM fueron
similares a los observados en la enfermedad inflamatoria intestinal (EII) y la
artritis reumatoide (AR), así como en individuos con ansiedad y trastornos
depresivos sin un IMID”, escribieron los investigadores.
Dicho esto, reconocieron los desafíos de descubrir el papel
de los síntomas de ansiedad en la función cognitiva en pacientes con depresión
mayor.
En un editorial adjunto, Anthony Feinstein, del Departamento
de Psiquiatría del Centro de Ciencias de la Salud de Sunnybrook and Women’s
College en Toronto (California), y sus compañeros explicaron los desafíos en la
evaluación de múltiples aspectos de la mente y felicitaron a los investigadores
por “un enfoque innovador que amplía nuestra comprensión de la asociación entre
las anomalías cognitivas y los síntomas de depresión y ansiedad”.
4 grupos de estudio
Marrie y sus colegas dividieron a los participantes en 4
grupos por diagnóstico: aquellos con Esclerosis Múltiple, con enfermedad
inflamatoria intestinal, con artritis reumatoide y aquellos con un trastorno
depresivo mayor, cualquier trastorno de ansiedad (excluyendo las fobias
específicas que no incluyen en la cognición) o la combinación de ambas pero sin
una enfermedad inflamatoria mediada por la inmunidad. En el momento de la
realización del estudio: el 72,2% del grupo de Esclerosis Múltiple tenía
recaídas remitentes, el 18,8% tenía EM progresiva secundaria y el 9,0% EM progresiva
primaria. La mayoría de los participantes del estudio eran mujeres y la edad
promedio osciló entre los 43 y 59 años en los 4 grupos.
La presencia de trastorno depresivo mayor o trastorno de
ansiedad según la historia clínica se confirmó con una entrevista clínica. La
gravedad de la depresión actual y los síntomas de ansiedad se evaluaron con la
Escala de Ansiedad y Depresión del Hospital (HADS), que ha sido validada para
su uso en Esclerosis Múltiple, enfermedad inflamatoria intestinal, artritis reumatoide
y en la población general.
Se seleccionaron tres pruebas neuropsicológicas para evaluar
los dominios centrales del funcionamiento cognitivo. Además, la prueba de
Wechsler de la lectura en adultos (WTAR) se utilizó para estimar el
funcionamiento cognitivo premórbido, que, según señalan los investigadores, se
considera relativamente resistente a la enfermedad cerebral.
Marrie y sus colegas descubrieron que los cuatro grupos
exhibieron tasas más altas de deterioro en los dominios de velocidad de
procesamiento, aprendizaje verbal y memoria demorada, en comparación con las
normas generales de la población. En los cuatro grupos, los niveles más altos
de síntomas de ansiedad se asociaron con una velocidad de procesamiento más
lenta, un aprendizaje verbal más bajo y un menor rendimiento de la memoria de
trabajo. Los niveles más altos de síntomas de depresión se asociaron con una
velocidad de procesamiento más lenta.
Hallazgos sorprendentes
Feinstein y sus colegas caracterizaron algunos hallazgos
como sorprendentes. “La ansiedad era más común que la depresión, que no encaja
con los datos epidemiológicos recientes del mismo grupo de investigación”,
anotaron. “Además, la ansiedad y la depresión de forma conjunta no eran más
probables que cualquiera de las dos enfermedades para predecir los déficits
cognitivos. Los datos recientes de la EM sugieren lo contrario”.
Agregaron que, si bien comúnmente se considera que la
depresión influye en la cognición en el inicio de tareas y en la multitarea de
la vida cotidiana, “es una observación sorprendente que la ansiedad en lugar de
la depresión ejerció no solo un efecto más profundo en la cognición, sino
también una más consistente”.
Marrie y sus colegas sugirieron que las distinciones entre
los efectos de la depresión y la ansiedad pueden ser menos pertinentes que el
reconocimiento de que ambos contribuyen al deterioro cognitivo y que ambos son
tratables.
“Dado que los síntomas de ansiedad y depresión representan
factores potencialmente modificables que influyen en la función cognitiva de
las personas con EM y otras poblaciones, nuestros hallazgos resaltan la
importancia de reconocer y manejar estos síntomas para mitigar su efecto sobre
el funcionamiento de las personas con estas afecciones crónicas”, aconsejaron
los investigadores.
El estudio, “Ansiedad comórbida, depresión y cognición en la
EM y otros trastornos inmunomediados”, se publicó en la revista Neurology.
Fuente: MD Magazine
https://www.esclerosismultiple.com/ansiedad-depresion-esclerosis-multiple/
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