Cualquier relación de pareja puede
pasar por situaciones de conflicto: la división de responsabilidades, la toma
de decisiones, la forma de llevar a cabo alguna tarea… o incluso la diferencia
de opiniones puede provocar que hasta el más paciente pierda la calma en algún
momento dado.
Las parejas en las que uno de sus miembros está afectado de
esclerosis múltiple (EM) también pueden pasar por momentos de frustración,
enfado o ira. Una buena comunicación es esencial para resolver los conflictos;
es importante saber escuchar, pero también saber hablar. A continuación,
presentamos algunos consejos para facilitar la comunicación y evitar momentos
de tensión entre las parejas.
En ocasiones podemos sentirnos enfadados por la situación
que nos ha tocado vivir. Culpar al otro, rechazar asistencia o creer que los
seres queridos son los rivales puede ser muy perjudicial para una relación de
pareja si no buscamos una solución. El enfado, además de deteriorar las
relaciones, puede tener un impacto negativo en la condición física y emocional
de las personas.
Cada cual debe ser capaz de gestionar sus propias emociones
y existen muchas formas de conseguirlo: respirar profundamente, la meditación,
el yoga… pero también potenciar el ejercicio físico, hablar con los amigos o ver
una película.
Todos estos aspectos pueden ayudar a mantener la calma y
sentirse más sereno. Pero lo más importante para evitar conflictos y promover
una relación sana es que haya una comunicación efectiva. Es necesario tener en
cuenta que hay muchas barreras para llevar a cabo una buena comunicación, como
por ejemplo, escoger un mal sitio o una mala hora para hablar, la existencia de
distintas formas de comunicación, actitudes irritables o depresivas, así como
padecer los síntomas específicos de la EM, como serían procesar la información
con más lentitud o distraerse con facilidad. Sin embargo, con un poco de
esfuerzo por parte de todos, las barreras infranqueables desaparecen.
Consejos a la hora de hablar:
-
Tomarse tiempo para reducir las
distracciones
-
Ser consciente de las diferencias
entre los estilos de comunicación
-
Utilizar el "yo" en vez del
"tú" en las declaraciones, de manera que no se puedan interpretar
como una acusación
-
Dar tiempo a la otra persona para que
piense i responda
-
No generalizar; por ejemplo, intentar
evitar palabras como "siempre" o "nunca"
-
No utilitzar el sarcasmo
constantemente
-
No esperar que la otra persona pueda
saber qué pensamos
Consejos a la hora de escuchar:
-
Escuchar activamente al interlocutor
y hacerle saber que se le ha escuchado
-
Estar atento al lenguaje corporal;
movimientos de ojos, sonrisas estrañas o golpecitos con los dedos sobre la mesa
pueden indicar aburrimiento o menosprecio a los interlocutores
-
Hacer un "uf" para indicar
la disconformidad con alguna cosa que se está diciendo (que puede estar
hiriendo sentimientos) para evitar que el otro siga por este camino
-
No interrumpir al interlocutor cuando
está hablando
-
No sacar conclusiones precipitadas si
uno no está seguro de lo que piensa la otra persona
-
No esperar que la otra persona sepa
lo que pensamos
Para aprender a resolver los conflictos con serenidad, el
doctor John Gottesman, terapeuta matrimonial y de familia, explica que uno debe
ser consciente de que todo el mundo puede gestionar sus propias emociones. Es
importante empezar por hablarse positivamente a uno mismo, saber decir
"basta" cuando uno esté a punto de decir algo que pueda herir la
sensibilidad de los demás, vigilar el tono de voz y la postura a la hora de
hablar, y aprender a no preocuparse por algunas cosas.
También es útil tener
estrategias de salida, es decir, saber tomarse un respiro cuando se detecta que
una situación empieza a descontrolarse y encararla más adelante. Y si hace falta
afrontar una conversación en la que es necesario hablar de temas delicados,
siempre es interesante empezar de manera suave, y nunca criticar o atacar al
otro.
Si por los motivos que sean, una persona se siente furiosa
de forma regular, quizás sería el momento de empezar a pensar que hace falta
abordar el problema más seriamente y llevar a cabo algunos cambios. El consejo
de un experto puede ser muy positivo, sobre todo si se ha llegado al punto en
el que la ira es incontrolable y está empezando a dañar una relación.
Un buen profesional ayudará a ordenar los pensamientos, a
encontrar los detonantes de estos ataques de furia y a saber cuáles son los
estímulos que hacen que se perpetuen. La visita a un consejero matrimonial o
iniciar una terapia de conversación son dos buenas maneras de hablar de
sentimientos o situaciones que preocupan a una pareja. Siempre es posible
encontrar nuevos enfoques que ayuden a superar las situaciones difíciles.
Acceso al documento original:
Managing anger in your relationships
https://www.cando-ms.org/ Disponible en:
https://www.cando-ms.org/online-resources/can-do-library/managing-anger-in-your-relationships
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