Dunia Chappotin
2019-04-24
Un estudio reciente halló que hasta
el 18% de los diagnósticos de esclerosis múltiple (EM) podrían ser incorrectos.
La migraña fue la enfermedad que más frecuentemente se equivocó con EM en la
muestra estudiada.
La esclerosis múltiple, una enfermedad autoinmune que afecta
el sistema nervioso, no es una entidad fácil de diagnosticar. Que se lo digan a
decenas de pacientes que pasan años antes de recibir un diagnóstico definitivo.
Muchos síntomas de la EM también
están presentes en otras enfermedades, por ejemplo, en la migraña,
el lupus o en la neuropatía periférica, uno de los factores que contribuye a la
dificultad del diagnóstico y finalmente a la ocurrencia de diagnósticos errados.
Una investigación recientemente publicada en la revista
Multiple Sclerosis and Related Disorders
encontró que casi uno de cada 5 pacientes que fue admitido en dos
clínicas especializadas en neurología con un diagnóstico establecido de EM
en realidad no tenía la enfermedad.
En la mayoría de los casos esto significó recibir medicación
específica para la EM, fármacos que pueden ocasionar eventos adversos de
gravedad como leucoencefalopatía multifocal progresiva (LMP), una enfermedad
potencialmente mortal.
Más de 200 pacientes diagnosticados
de EM y 43 no tenían la enfermedad
El objetivo que perseguían los investigadores era
identificar los casos de diagnósticos incorrectos de EM entre todas las
personas admitidas (durante un año) con un diagnóstico establecido de EM en dos
clínicas especializadas, una en la Universidad de California, Los Angeles
(UCLA) y otra en el Centro Médico Cedars-Sinai (ambas en EE.UU).
Al objetivo anterior se unió el de identificar
características comunes entre los casos mal diagnosticado que puedan
ayudar a prevenir estas situaciones en el futuro.
La muestra final quedó conformada por 241 personas,
aunque cinco fueron excluidas por finalmente recibir un diagnóstico de síndrome
clínico aislado (SCA), un trastorno que finalmente puede evolucionar o no a un
diagnóstico establecido de EM.
De la muestra final, 112 pacientes habían acudido al Centro
Médico Cedars-Sinai y de ellos 19 (17%) terminaron recibiendo
un diagnóstico diferente al de EM.
En el caso de las personas atendidas en la UCLA, 126
pacientes, 24 (19 %) había recibido un diagnóstico inicial incorrecto.
Los diagnósticos correctos más frecuentes
En el estudio también se describe el diagnóstico correcto
que finalmente recibieron los pacientes inicialmente diagnosticados con EM.
En primer lugar está la migraña, una enfermedad que en
algunos casos puede causar alteraciones cerebrales que, al ser recogidas
mediante técnicas de neuroimagen, son similares a las que se detectan en las
personas con EM.
A la migraña le sigue:
Síndrome radiológico aislado
Espondilopatías
Neuropatía
En algunos casos, según se desprende de lo expresado por los
investigadores, existían indicadores claros para dudar de un
diagnóstico de EM, aun así este se realizó. Comentan:
“Un hallazgo especialmente preocupante fue que 6 (14%) de
los pacientes mal diagnosticados tenían imágenes normales del cerebro y la
médula espinal y un grupo diferente de 6 (14%) tuvo un examen neurológico
normal; ambas características deben despertar la cautela al hacer un
diagnóstico de EM”.
Un tratamiento agresivo para una
enfermedad que no existía
Los investigadores explican que « el diagnóstico incorrecto
de la EM en este estudio se asoció con un riesgo considerable para el paciente
y un coste sanitario inmenso ».
De media los pacientes estuvieron 4 años viviendo con un
diagnóstico equivocado. Destaca el caso de un hombre que estuvo en
esa situación 20 años.
El uso innecesario de fármacos como los llamados
modificadores de la enfermedad, que dependiendo de cuál sea puede tener un
perfil de seguridad complejo, puso en riesgo la salud de los pacientes.
Según cálculos realizados por los investigadores, solo en
medicamentos se pudo haber gastado innecesariamente cerca de 10 millones de dólares.
En palabras de una de las autoras del estudio, la Dra. Marwa
Kaisey:
-
He visto pacientes que sufren efectos
secundarios de la medicación que tomaban por una enfermedad que no tenían.
Mientras tanto, no recibían tratamiento por lo que tenían. El costo para el
paciente es enorme, desde el punto de vista médico, psicológico y financiero».
Desde el punto de vista de los profesionales, se destaca la
fiabilidad de los actuales criterios diagnósticos y la necesidad de seguir
investigando marcadores objetivos de la enfermedad.
Es importante poner en contexto los
datos
Aunque la información que aporta este estudio puede asombrar
a más de uno (y razones tendría para ello) hay que tener en cuenta el
lugar donde se realizó la investigación y ser cuidadosos al
extrapolar las conclusiones a otros países.
El sistema sanitario estadounidense tiene sus
particularidades, muy diferentes a las de, por ejemplo, un sistema de sanidad
pública como el español, de ahí que no se puedan generalizar los resultados.
De igual forma el estudio resulta un llamado de atención en
el campo de la EM hacia un tema complejo y que muchas veces no recibe la
atención que merece.
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