La imprevisibilidad de la esclerosis
múltiple (EM) hace que, a menudo, las personas con EM, puedan tener episodios
de ansiedad. La improvisación teatral es un método para reducir la ansiedad y
una herramienta de crecimiento personal.
La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad impredecible
que a menudo genera sensación de incertidumbre, especialmente después del
diagnóstico. Eso explica que una de cada tres personas con EM sufra ansiedad.
Para gestionar la ansiedad, muchas personas recurren a un
psicólogo/a clínico, que ofrece mecanismos para aprender a vivir y moderar este
tipo de pensamientos y sentimientos.
Otra manera de trabajar la ansiedad es a través de la
improvisación teatral: una actividad diferente, que nos permite estar en
contacto con determinadas experiencias, ser conscientes de cómo nos sentimos y
transitar por ellas, en compañía y en un espacio controlado.
¿Qué es la improvisación teatral?
La improvisación teatral es una forma de hacer teatro sin
guion, en la que el actor interpreta ficción en el mismo momento en el que la
está creando.
Las improvisaciones suelen partir de una idea que sitúa a
los participantes y sirve de punto de partida (por ejemplo, unas amigas se
encuentran en la cola del supermercado). Los participantes van haciendo
propuestas, tomando decisiones e interactuando, dando lugar a una creación
construida a partir de los impulsos e ideas de los participantes.
Se trata de un juego y a la vez una herramienta de
crecimiento personal que permite desarrollar habilidades y mejorar la
percepción, la expresión y la comunicación. De hecho, son varios los estudios
que han demostrado que improvisar reduce la ansiedad y ayuda a superar miedos,
fobias y demás.
¿Qué pasa en el cerebro cuando
improvisamos?
La resonancia magnética funcional es un tipo de resonancia
magnética que permite mostrar en imágenes las regiones cerebrales activas al
ejecutar una tarea determinada. Pues bien: según investigadores de la
Universidad Johns Hopkins de los EE. UU, algunas imágenes obtenidas por
resonancia magnética funcional de personas que están improvisando muestran que
hay una zona del cerebro, la corteza frontal media, que se activa, ya sea
haciendo teatro, bailando, tocando un instrumento o realizando otras artes
creativas.
Por otro lado, según el doctor en medicina y autor del libro
"The Mindful Brain" Daniel J. Siegel, esta misma zona se encarga de
regular algunas funciones clave para vivir de manera saludable. Entre ellas
están la empatía, el equilibrio, la regulación emocional, la flexibilidad, la
comprensión, la modulación del miedo y la intuición.
¿Qué tiene la improvisación que nos
ayude a reducir la ansiedad?
Viola Spolin, profesora de teatro conocida como la “abuela
de la improvisación”, describe en su obra “Improvisación en el Teatro” 7
aspectos clave de la espontaneidad que a su vez son valores de la improvisación
que ayudan a reducir la ansiedad:
1. El juego
Partiendo de una situación ficticia, podemos identificar las
normas sociales y jugar con ellas. Improvisar ayuda a aceptar sentimientos,
pensamientos y acciones.
2. Ir más allá de la aprobación y de
lo correcto/incorrecto
Delante de un conflicto podemos reaccionar de múltiples maneras:
dejando que pase, evitándolo, defendiéndonos o luchando. En la improvisación
podemos ver qué pasa en cada caso, recoger todo lo que sucede y aprender de
ello.
3. Compartir con otras personas
La improvisación, al realizarse en grupo, requiere observación,
escucha y expresión.
El hecho de compartir, permite desarrollar la aptitud de
trabajo en equipo.
Las actividades creativas, plásticas, expresivas siempre son
maneras que una persona pueda llegar a sus emociones de una forma menos
cognitiva. El hecho de que se hagan en un entorno comunitario, con otras
personas facilita el contacto y esto de por sí es beneficioso. El otro aspecto
es que como que a veces hay una retracción social en las personas con EM,
actividades como éstas pueden detener este impacto.
4. La materialización
La improvisación permite materializar conceptos,
sentimientos, ideas e inquietudes.
5. Tomar consciencia y explorar
formas de comunicación
Cuando se interpreta, uno se da cuenta de que hay muchas
maneras de percibir, sentir, responder y decir cosas. El teatro nos permite
practicar la exageración, la asociación, la metáfora, y la empatía.
6. Implicar a una audiencia
En la improvisación hay una audiencia, que es partícipe de
lo que expresamos y nos genera una respuesta.
7. Poder trasladar lo aprendido a la
vida diaria
Aprovechar todo lo aprendido para replantear nuestras
interpretaciones, reflexiones y nuestra conducta en la vida real.
En la vida real, a menudo, una voz interna nos dice
“Cuidado” o “No”. En cambio, el mantra de la improvisación es poder decir: “Sí,
¿y?”.
La improvisación teatral no solo puede ser una actividad de
distracción, sino que parece ayudar a desarrollar mecanismos que nos aportan
más libertad y potenciar la capacidad de adaptación de las personas con EM.
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