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Todos, profesionales y personas con Esclerosis Múltiple, asumimos que el ejercicio físico aporta grandes beneficios. Sabemos que ayuda a mejorar el estado de ánimo y controlar la ansiedad.
Colabora a mantener la funcionalidad, la marcha y la autonomía del individuo. Es útil, aunque pueda parecer paradójico, incluso en el manejo de la fatiga, uno de los síntomas más incapacitantes en la Esclerosis Múltiple.
La realización de actividad física matutina moderada ayuda a comenzar el día más activo y minimiza esa sensación de fatiga. Además, es ampliamente conocido que actúa previniendo otras posibles patologías como problemas cardiovasculares, mejorando el control del colesterol o de la presión arterial.
En numerosas ocasiones, se limita la realización de ejercicio físico en personas con Esclerosis Múltiple por temor a favorecer un empeoramiento de los síntomas o la enfermedad. Tras el ejercicio, algunas personas pueden presentar síntomas paroxísticos o un empeoramiento transitorio de sus síntomas residuales. Esto se debe a que, con el aumento de la temperatura del cuerpo con el ejercicio, las velocidades de conducción nerviosa disminuyen y pueden aparecer o agudizarse estas molestias.
En otras ocasiones, es la discapacidad la que genera dificultades. Es necesario disponer de profesionales que realicen programas de entrenamiento de forma individualizada y ayuden a disipar y resolver esos temores. En ningún caso, el cese de la actividad física es la solución a estas situaciones.
Uno de los aspectos más debatidos desde hace tiempo es el papel que puede jugar la actividad física en el tratamiento de la Esclerosis Múltiple. Actualmente, la rehabilitación va dirigida fundamentalmente a compensar las funciones dañadas o perdidas, sobre todo después de un brote, pero si planteamos que el ejercicio físico puede cambiar el curso de la enfermedad, debería ser un pilar más del tratamiento.
Publicaciones recientes apuntan en esta dirección. El ejercicio aeróbico podría modificar la evolución de la enfermedad, mejorando el pronóstico del paciente. Así lo defienden diferentes autores en artículos y ensayos clínicos. Estudios con animales demuestran un aumento de factores neurotróficos con el ejercicio. Las neurotrofinas son proteínas que se unen a receptores neuronales, favoreciendo la supervivencia de las neuronas y la reparación de estructuras dañadas. El incremento de estos factores tendría un factor neuroprotector y de reparación, colaborando a mejorar tanto funciones físicas como probablemente cognitivas.
En la última reunión ECTRIMS-ACTRIMS en París, en octubre de este año 2017, el Dr. Jan Patrick Stellman, de la Universidad de Hamburgo (Alemania), presentó un estudio en el que muestra los resultados de un programa de actividad física aeróbica moderada durante 3 meses. Los pacientes recibieron 2-3 sesiones a la semana de 20 a 40 minutos cada una. El doctor Stellman, mediante técnicas de resonancia magnética funcional y tactografía, reconstruye un modelo de redes cerebrales y defiende que los pacientes que recibieron entrenamiento físico presentaron un aumento y reorganización de la conectividad cerebral funcional y estructural, mientras que el grupo que no realizó actividad física mostró un descenso de la conectividad funcional. El estudio concluye que el ejercicio físico podría reparar y mejorar las redes cerebrales en pacientes con Esclerosis Múltiple.
Parece, por tanto, que cada vez hay más evidencia a favor de que el ejercicio físico no solo es positivo para mejorar la calidad de vida, la fatiga o la depresión, sino que una actividad física regular podría influir en los mecanismos de neuroprotección y neurodegeneración en la Esclerosis Múltiple, favoreciendo la neurorreparación e interviniendo en el pronóstico de la enfermedad y en la evolución de las funciones motoras y cognitivas.
Es necesario que las personas con Esclerosis Múltiple conozcan los beneficios que aporta realizar ejercicio físico de forma habitual y la importancia que puede tener como complemento al tratamiento farmacológico. Es recomendable que integren la práctica de actividad física en sus rutinas habituales.
Por parte de los profesionales, es necesario ofrecer una atención multidisciplinar que incluya fármacos eficaces y un abordaje no farmacológico adecuado, con implantación de programas de ejercicio físico dirigidos por un profesional formado.
http://emforma.esclerosismultiple.com/blog/neurologia/puede-el-ejercicio-fisico-mejorar-el-pronostico-en-la-esclerosis-multiple/Queda mucho por conocer sobre los efectos reales y beneficios del ejercicio físico en la evolución de la Esclerosis Múltiple y sobre los mecanismos por los que actúa. Son necesarios nuevos estudios, más recursos en investigación e implicación de afectados, profesionales y sociedad en general para avanzar cada día más.
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