Redacción TiTi
2018-01-29
La clomipramina, un antidepresivo
tricíclico que lleva décadas en el mercado, parece disminuir la severidad de
las manifestaciones clínicas de la esclerosis múltiple en modelos animales de
la enfermedad. El diseño de la investigación puede servir de referencia para
acelerar la búsqueda de compuestos efectivos para las formas progresivas de EM.
Las formas progresivas de esclerosis múltiple (EM), esas
donde el avance de la discapacidad es casi constante, tienen escasas opciones
de terapéuticas en el mercado.
Recientemente se aprobó para el tratamiento de la esclerosis
múltiple primaria progresiva (EMPP) OCREVUS, pero este fármaco no es la
respuesta definitiva y, además, no parece funcionar en los casos de esclerosis
múltiple secundaria progresiva.
La búsqueda continúa y algunos se muestran verdaderamente
ingeniosos en el proceso.
Recientemente, investigadores de la Universidad de Calgary,
en Canadá, publicaron en la revista Nature Communications los resultados de una
investigación en la que después de analizar más de 1000 fármacos, llegaron a
concluir que la clomipramina, un fármaco usado en el tratamiento de la
depresión y otras alteraciones del estado de ánimo, tiene potencial en el
tratamiento de la esclerosis múltiple progresiva.
No es buscar, sino saber qué se busca
Los investigadores realizaron un cribado a una colección de
fármacos que contenía 1040 compuestos, la mayoría de ellos genéricos.
¿Qué criterios siguieron para elegir los que pueden ser
efectivos en la esclerosis múltiple? Los científicos se centraron en los
procesos patológicos claves que marcan la evolución de la esclerosis múltiple
en sus formas progresivas, de forma tal que los fármacos elegidos debían:
Disminuir la neurotoxicidad mediada por hierro.
Mantener la integridad de las mitocondrias, estructuras
celulares que se ven dañadas en la EM.
Disminuir el nivel de radicales libres.
Tener actividad contra los linfocitos T y B (células del
sistema inmunológico).
Además, el fármaco debía ser capaz de atravesar la barrera
hematoencefálica, condición fundamental para todo compuesto con el que se
aspire a tratar alteraciones que afecten el sistema nervioso central.
Un cribado inicial basado en revisión bibliográfica dejó en
249 el número de fármacos candidatos. Estos fueron entonces evaluados en
cultivos de neuronas, quedando en 35 los compuestos capaces de disminuir la neurotoxicidad
del hierro.
De esos finalistas, varios reducían la proliferación de
linfocitos T y tenían potencial antioxidante, pero la clomipramina, además,
disminuía la proliferación de linfocitos B.
Un ratón no es un humano, pero es un
buen comienzo
Los investigadores, entonces, evaluaron el efecto de la
clomipramina en modelos animales de esclerosis múltiple, incluyendo un ratón
con signos propios de las formas progresivas de EM en humanos.
Observaron que mientras más pronto se administraba el
fármaco, mejores resultados se obtenían y que la clomipramina reducía la
severidad de las manifestaciones clínicas de la enfermedad, incluyendo el
avance de la discapacidad.
En opinión de Barbara Giesser, profesora de neurología
clínica en la Universidad de California en Los Angeles, entrevistada por
healthLine:
“Los resultados en animales son muy interesantes y si se
demuestra en ensayos clínicos en humanos que que se traducen en eficacia,
representaría un avance significativo en el tratamiento de la EM progresiva”.
Eso sí, no hay que olvidar, precisamente, que esta es una
investigación realizada en animales de experimentación y que los resultados
observados pueden ser muy diferentes en pacientes con esclerosis múltiple.
Pero como siempre decimos: todo empieza con una rata.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.