El dolor se puede definir como una percepción sensorial
localizada y subjetiva que puede ser más o menos intensa, molesta o
desagradable y que se siente en una parte del cuerpo; es el resultado de una
excitación o estimulación de terminaciones nerviosas sensitivas especializadas
(definición de la RAE).
Desde el punto de vista médico el dolor puede ser de tres
tipos. Uno es el dolor de causa inflamatoria (está asociado a una inflamación y
enrojecimiento del área donde se localiza el dolor), es el dolor de la
infección (un flemón dentario, una infección en la piel, etc..). Otro tipo es
de causa articular, producido por el malfuncinamiento de las articulaciones,
que empeora con el movimiento y mejora con el reposo (es característico de la
artrosis y lesiones articulares). El último tipo es el dolor neuropático o
neurálgico.
El dolor neuropático se produce por una lesión de áraes
specíficas del cerebro, la médula espinal, las raíces nerviosas y los nervios
periféricos. Es un tipo de dolor que le distingue de los otros tipos en que
empeora por la noche (al contrario que el dolor articular que mejora con el
reposo), puede mejorar con la actividad poco intensa y al contrario que el
dolor inflamatorio y el articular, no mejora con antiinflamatorios.
Todo lo anterior puede
producir muy baja calidad de vida al paciente que los sufre, ya que no
solo no responde a los analgésicos habituales, si no que tampoco va a poder
descansar de manera adecuad durante la noche. Mientras que el dolor
inflamatorio y articular son descritos con bastante exactitud por el paciente,
tanto en su localización como en su localización, la descripción del dolor
neuropático es difícil y confusa. Así se describe como “quemante”, “helador”,
“desgarrador”, “eléctrico”, “descarnante”, “punzante”, “como picor intenso”,
etc.. Tampoco se va a localizar sobre un área precisa. También en muchos de los
casos se van a asociar a otros síntomas como sensación de “hormigueo o
quemazón” al tocar en el área donde le duele al paciente o, incluso, pérdida de
sensibilidad.
Muchas enfermedades o síntomas neurológicos están asociados
al dolor neuropático. Así después de un infarto cerebral, por una lesión
desmielinizante de la médula espinal, por un estiramiento de las raíces
nerviosas después de un accidente, por lesión de un tronco nervioso, o por la
afectación de los nervios producida por la diabetes, etc.; se producirá un
dolor neuropático.
También la espasticidad, cuando esta afecta a las
extremidades y es de larga duración, podrá producir una lesión en los tronos
nerviosos que generarán este tipo de dolor.
Aunque no está muy aclarado, el dolor neuropático se
produciría por una transmisión anómala del estímulo sensitivo. Es como si se
produjese un “cortocircuito” en las vías de transmisión de estas sensaciones.
El tratamiento no es tan efectivo como en los otros tipos de
dolor. No mejora con los antiinflamatorios y se van a tener que utilizar
antiepilépticos, antidepresivos e incluso opiáceos. Cuando esto falla se debe
de evaluar la posibilidad de bloqueos nerviosos si fuese posible. El tratamiento
y el manejo adecuado de la espasticidad, cuando esta se acompaña de dolor
neuropático, también va a aliviar la intensidad de este.
Por ultimo hay que tener en cuenta que pueden aparecer en el
mismo paciente varios tipos de dolor. Así en una artritis (inflamación de las
articulaciones), se pude sufrir dolor del tipo inflamatorio y articular. En un
proceso cancerígeno se pueden mezclar el dolor inflamatorio y el neuropático,
etc.. Cuando esto aparece se deberán de dar varios tipos de tratamientos (antinflamatorios
y antiepilépticos) para alcanzar un adecuado control el dolor.
Las enfermedades más conocidas de dolor neuropático van a
ser la neuralgia del trigémino, la esclerosis múltiple, la polineuropatía
(afectación de los nervios periféricos) producida por la diabetes, los
accidentes que producen estiramiento de las raíces nerviosas, entre otros.
Un buen diagnóstico y
tratamiento de la causa y del propio dolor, va a evitar la cronificación del
dolor y las repercusiones que va a tener en su actividad familiar, social y
laboral.
Dr. Antonio Yusta Izquierdo
Neurólogo. Unidad de Daño Cerebral
Instituto de Enfermedades Neurológicas de Castilla La Mancha
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