Publicado por EM Euskadi | 5 septiembre 2018
Por Sabas Boyero, neurólogo del Hospital Universitario de
Cruces
La Esclerosis Múltiple (EM) es una enfermedad crónica
desmielinizante inmunomediada que afecta al sistema nervioso central.
Típicamente afecta a adultos jóvenes en torno a la 2ª-3ª décadas de la vida. Consideramos EM de comienzo tardío a aquella cuyos síntomas comienzan por
encima de los 50 años. Este diagnóstico es infrecuente. Entorno al
5-9% de los pacientes con EM son diagnosticados por encima de esta edad.
Además, hay que tener en cuenta que algunos de los pacientes
diagnosticados a esta edad debutaron con síntomas de la enfermedad mucho antes.
Síntomas a los que quizá no se les dio importancia cuando aparecieron.
Llegar al diagnóstico en estas edades
es más complicado. Por un lado, la menor sospecha clínica de la
enfermedad en pacientes mayores de 50 años y por otro, la presencia en este
grupo de edad de gran cantidad de patologías que pueden imitar los síntomas de
la EM y dar resultados en las pruebas radiológicas y de sangre similares a la
EM. Además, alguna de las enfermedades típicamente asociadas a esta población
(la enfermedad cardiovascular fundamentalmente) hace que el tiempo desde el
inicio de los síntomas al diagnóstico sea más largo.
Pese a que es también más frecuente en mujeres, la razón mujer/hombre es más baja que en la población diagnosticada más
joven. Los síntomas de inicio más habituales son las alteraciones
motoras (debilidad en una o las dos piernas más frecuentemente) mientras que
los síntomas sensitivos son menos habituales. La fatiga también es un síntoma
menos frecuente por encima de los 50 años.
Respecto al curso de la enfermedad hay que señalar que una edad de comienzo más tardía parece aumentar el riesgo de aparición de
formas progresivas, tanto de formas primarias como de formas
secundariamente progresivas. Las posibles razones tienen que ver con el
‘envejecimiento’ de sistema inmunológico, la menor actividad inflamatoria
global y la pérdida de capacidad de remielinización, entre otras.
No hay demasiados datos acerca de si hay una respuesta
específica, diferente a los tratamientos en estos pacientes. Como hemos
señalado antes el sistema inmunológico de estos pacientes es diferente en
cuanto a su funcionamiento respecto al de los más jóvenes y por tanto el efecto
de los fármacos sobre este sistema inmunológico puede ser distinto, tal vez
menos eficaz. Además, el médico ha de considerar la presencia de otras
patologías asociadas que puedan limitar el uso de algunos de los fármacos, como
por ejemplo la patología renal y hepática.
Por último, respecto al manejo médico de este grupo de
pacientes hay que recordar que es más frecuente la presencia de factores de
riesgo cardiovascular (FRCV) asociados, que sabemos, empeoran el pronóstico de
la EM. Por ello no hay que olvidar el buen control de tensión arterial,
glucemias, colesterol, la práctica de ejercicio adecuado a la situación del
paciente y la suspensión del hábito tabáquico como parte de los cuidados
médicos y de enfermería necesarios en la enfermedad de los pacientes con EM por
encima de los 50 años. Es igualmente necesario ante un síntoma nuevo o
deterioro del estado previo diferenciar si es algo provocado por la EM o si se
trata de otra causa para evitar retrasar el buen manejo de la misma.
Para ello es fundamental la atención compartida entre equipos de atención primaria, enfermería y neurología.
http://www.esclerosismultipleeuskadi.org/esclerosis-multiple-comienzo-tardio/
Para ello es fundamental la atención compartida entre equipos de atención primaria, enfermería y neurología.
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