La fatiga es uno de los síntomas más frecuentes en la
Esclerosis Múltiple. Algunos investigadores han llegado a decir que hasta el
90% de las personas con la enfermedad la padecen en algún momento y dos tercios
la perciben como el síntoma más molesto. Puesto que no existen tratamientos
farmacológicos específicos, muchas personas buscan formas alternativas de
controlar el síntoma.
Una de estas alternativas es la dieta, pero a pesar de que
genera mucho interés entre las personas que padecen la enfermedad, muy pocos
estudios han analizado su impacto con seriedad. La revista Multiple Sclerosis
and Related Disorders ha publicado una revisión sistemática de las evidencias
disponibles sobre el impacto de la dieta en la fatiga en la Esclerosis
Múltiple.
Para el análisis se consideraron exclusivamente los estudios
que investigaban el efecto de una dieta integral sobre la fatiga percibida de
forma subjetiva. Tras el proceso de revisión se consideraron finalmente 4
estudios publicados hasta la fecha y que incluían un total de 146 participantes
de los que un 67% eran mujeres.
Las dietas estudiadas en dos casos eran dietas basadas en la
dieta paleo, en otro una dieta baja en grasas, suplementada con aceite de
pescado o de oliva y por último, una dieta vegetariana con plantas
ricas en almidón y sin aceites vegetales. En tres de ellos el seguimiento y
análisis se realizó por un periodo de 12 meses y en el de la dieta paleo
original durante tres.
En conjunto, los resultados sugieren que una dieta rica en
plantas almidonosas, baja en grasas (menos de 10% del aporte de calorías) y
limitando los aceites vegetales y de pescado o una dieta paleo modificada,
podrían mejorar los niveles autovalorados de fatiga.
Todas las dietas analizadas resultaban bajas en grasas, pero
a pesar de que se había observado en estudios anteriores una correlación entre
la ingesta de ácidos grasos saturados y fatiga, recientes investigaciones han
descartado la relación entre la fatiga y la ingesta de diversos tipos de macro
nutrientes.
Los autores de la revisión llaman la atención sobre la
concordancia de los resultados positivos en los estudios que incluían la
recomendación de ingesta de alimentos ricos en folatos y magnesio (los dos de
dieta paleo y la dieta vegetariana), con los resultados de un estudio de 2014
que correlaciona los niveles bajos de ambos nutrientes con niveles más altos de
fatiga. Los alimentos recomendados ricos en folatos y magnesio incluían las
verduras, frutos secos y legumbres.
En última instancia, las conclusiones de las investigaciones
hasta la fecha no son suficientemente sólidas. Si bien existen razones para
pensar que la dieta podría reducir la fatiga relacionada con la Esclerosis
Múltiple, la evidencia actual no permite afirmar más que los efectos
beneficiosos de una dieta con un buen equilibrio de nutrientes, en la que puede
merecer la pena garantizar un aporte adecuado de magnesio y folatos.
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