Numerosos estudios han proporcionado
pruebas razonablemente sólidas de que ciertos factores ambientales tienen mucho
que ver en la inusual distribución geográfica de la esclerosis múltiple.
Los análisis sobre movimientos migratorios y esclerosis
múltiple muestran que los cambios en factores ambientales desempeñan un papel
fundamental en el riesgo de desarrollar la enfermedad, y que ese riesgo puede
verse alterado cuando cambia el entorno.
El creciente número de casos de esclerosis múltiple en
algunos países, como en Canadá, indican que se están produciendo aumentos en la
prevalencia, por ejemplo, derivados de la evolución demográfica (con una
población de mujeres cada vez mayor, siendo las mujeres más propensas a
desarrollar la enfermedad que los varones). Es un fenómeno que también se ha
observado en Australia, donde se ha visto que ciertos cambios en los factores
ambientales podrían ser determinantes en las estrategias de prevención.
Sigue siendo importante el papel de la genética, que no es
variable, pero parece que en personas genéticamente predispuestas los factores
ambientales funcionan como desencadenantes.
Los factores ambientales
clave, según los estudios llevados a cabo en este campo, son:
-Niveles de vitamina D- Sobre todo en las primeras etapas de
la vida
-Infecciones- Sobre todo en la adolescencia y en las
primeras fases de la vida adulta
-Consumo de tabaco- Incrementa el riesgo de desarrollar
esclerosis múltiple en adultos
El virus de Epstein-Barr
A lo largo del siglo XX se han ido examinando diversos
factores de riesgo de los cuales se sospechaba que podían influir en el riesgo
de desarrollar esclerosis múltiple. Entre ellos se han perfilado como más
probables, con las pruebas científicas en mano, la infección por el virus de
Epstein-Barr, la exposición a luz ultravioleta y los niveles de vitamina D y el
consumo de tabaco.
Entre las evidencias que identifican esta infección como
factor ambiental relacionado con la esclerosis múltiple se han documentado los
siguientes hallazgos:
Tener antecedentes de mononucleosis (infección por este
virus) sintomática duplica el riesgo de desarrollar esclerosis múltiple.
La presencia de anticuerpos contra el virus en la sangre
(por haber estado expuesto a éste) precede a la primera presentación de la
esclerosis múltiple y se ha asociado también con la actividad de la esclerosis
múltiple observada en pruebas de resonancia magnética en casos de esclerosis
múltiple diagnosticada antes de la infección por este virus.
La infección por virus de Epstein-Barr es uno de los rasgos
característicos del cerebro afectado por esclerosis múltiple.
No obstante, también se ha planteado que la relación entre
el virus y la esclerosis múltiple no se ha probado de forma totalmente
concluyente.
Parece que la inflamación, según algunos estudios sobre la
infección y la esclerosis múltiple, podría explicar esta relación.
Vitamina D
Las pruebas que apuntan a la vitamina D como un factor
ambiental importante en el desarrollo de esclerosis múltiples incluyen las
siguientes evidencias:
La mayor parte de las personas con un diagnóstico confirmado
de esclerosis múltiple tienen niveles séricos (en sangre) relativamente bajos
de vitamina D.
El riesgo de desarrollar esclerosis múltiple parece ser
menor en personas con ingesta elevada de vitamina D o con niveles séricos altos
de este nutriente.
En personas con esclerosis múltiple, los niveles elevados de
vitamina D están asociados con un riesgo menor de brotes y de discapacidad en
grado severo.
Un estudio piloto ha mostrado que la vitamina D tiene
efectos en el sistema inmunológico de personas sanas.
Se ha documentado que añadir suplementos de vitamina D al
tratamiento de la esclerosis múltiple puede ser una estrategia útil para reducir
la actividad de la enfermedad. Este hallazgo se ha confirmado con estudios que
incluían pruebas de imagen de las lesiones causadas por la esclerosis múltiple
en el sistema nervioso central (resonancia magnética).
Tabaco y esclerosis múltiple
El consumo de tabaco es uno de los factores ambientales
(evitables) que aumenta el riesgo de desarrollar esclerosis múltiple en
personas que son genéticamente susceptibles a padecer esta enfermedad.
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