13 de marzo de 2018
Un estudio realizado en los EE.UU. sugiere que los ácidos grasos omega-3 presentes en el pescado podrían tener un efecto protector frente a la esclerosis múltiple (EM). Los investigadores analizaron la dieta de casi 1200 personas con una edad media de 36 años, de las cuales la mitad habían sido diagnosticados de EM o síndrome clínicamente aislado. El consumo de pescado fue definido como alto si alcanzaba una ración por semana o se encontraba entre 1 y 3 veces al mes en conjunción con la toma de suplementos dietéticos de omega-3.
En comparación con los participantes que comían pescado menos de una vez al mes sin suplementación, el consumo alto se asoció a una reducción del 45% del riesgo de sufrir EM. El estudio también examinó 13 variantes genéticas en un agrupación de genes que regulan los niveles de ácidos grasos, hallando que 2 de ellas se asocian a menor riesgo de EM, incluso después de tener en cuenta el elevado consumo de pescado. Esta observación sugiere que algunas personas presentan una ventaja genética que les permite regular mejor sus niveles de ácidos grasos, según los científicos.
Annette Langer-Gould, investigadora de Kaiser Permanente y miembro de la Academia Americana de Neurología, afirma que el estudio ha sido motivado por el beneficio del consumo de pescado observado en múltiples áreas de la salud.
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