La Agencia Española del Medicamento ha permitido este tipo de tratamiento que beneficiará a afectados con enfermedades neurológicas o autoinmunes que no disponen de medicación
m. s. 12.03.2018
La Unidad de Terapia Celular del Hospital Regional de Málaga-Ibima, dependiente de la Iniciativa Andaluza en Terapias Avanzadas, podrá fabricar células madre mesenquimales alogénicas (de donante) que se utilizarán en pacientes que no responden a tratamientos o aquellos que tienen enfermedades que no tienen medicación alguna.
La Agencia Española del Medicamento (AEMPS) ha autorizado este tratamiento que beneficiará a pacientes con enfermedades neurológicas como el infarto cerebral agudo, la esclerosis lateral amiotrófica o la esclerosis múltiple, a pacientes con incontinencia fecal que no respondan a otros tratamientos o con otras enfermedades, especialmente autoinmunes, que actualmente no disponen de tratamiento. Hasta el momento, esta unidad solo podía fabricar células mesenquimales de tejido adiposo del propio paciente. Con esta ampliación, el tratamiento es más rápido ya que se obtiene de la grasa de un donante sano y el rendimiento es mayor, ya que a partir de la grasa de un único donante se puede tratar a decenas de pacientes. «A nivel técnico, con una inversión de recursos más o menos similar, consigues muchas más dosis y tratar a muchos más pacientes», explica la directora técnica de la Unidad de Terapia Celular del centro sanitario, Laura Leyva, quien asegura que hay estudios previos que han mostrado eficacia de la terapia celular en algunas de estas enfermedades, y en otros casos se estudiará su eficacia a través de la realización de nuevos ensayos clínicos.
De cada donante se extraerán entre 200 y 500 gramos de tejido adiposo de la pared abdominal. Una vez extraído, el tejido adiposo se digiere enzimáticamente y se obtiene la fracción vásculo estromal, formada por células madre mesenquimales de la grasa y por una mezcla de células sanguíneas entre las que se encuentran linfocitos, monocitos, hematíes y algún fibroblasto. «Estas células se siembran en frascos de cultivo y, pasadas unas 24-48 horas, se aspira el medio de cultivo de forma que se eliminan la mayoría de las células sanguíneas quedándonos sólo con las células adheridas al plástico del frasco de cultivo, que son mayoritariamente células mesenquimales. Estas células van multiplicándose en los frascos de cultivo a lo largo de varias semanas y, al final, tenemos un cultivo prácticamente puro, de un 99% de células mesenquimales», explica Leyva.
Una vez terminado este proceso, los profesionales de la «Sala blanca» llevan a cabo controles de calidad para garantizar que las células son seguras para el paciente.
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