Comer pescado al menos una vez a la semana o ingerir pescado de una a tres veces al mes además de tomar suplementos diarios de aceite de pescado puede estar asociado con un menor riesgo de esclerosis múltiple (EM), según un estudio preliminar hecho público este jueves y que se presentará en la 70 Reunión Anual de la Academia Estadounidense de Neurología, que se celebra en Los Ángeles, Estados Unidos, del 21 al 27 de abril. Estos hallazgos sugieren que los ácidos grasos omega-3 presentes en los peces pueden estar vinculados con la disminución del riesgo de desarrollar esclerosis múltiple.
La esclerosis múltiple es una enfermedad del sistema nervioso central que afecta a la comunicación entre el cerebro y otras partes del cuerpo. Con la esclerosis múltiple, el sistema inmune del cuerpo ataca a la mielina, la sustancia blanca y grasa que aísla y protege los nervios. Esto interrumpe las señales entre el cerebro y el resto del cuerpo. Los síntomas de la esclerosis múltiple pueden incluir fatiga, entumecimiento, hormigueo o dificultad para caminar. El primer episodio de síntomas de esclerosis múltiple, que dura al menos 24 horas, se conoce como síndrome clínicamente aislado. No hay cura para este trastorno.
"Se ha demostrado que consumir pescado que contiene ácidos grasos omega-3 tiene diversos beneficios para la salud, así que queríamos ver si esta simple modificación del estilo de vida, comer pescado regularmente y tomar suplementos de aceite de pescado, podría reducir el riesgo de esclerosis múltiple", explica la autora del estudio Annette Langer-Gould, de 'Kaiser Permanente Southern California', en Pasadena, California, y miembro de la Academia Estadounidense de Neurología.
Para este estudio, los investigadores examinaron las dietas de 1.153 personas con una edad promedio de 36 años de una variedad de antecedentes, aproximadamente la mitad de los cuales habían sido diagnosticados con esclerosis múltiple o síndrome clínicamente aislado.
HASTA UN 45 POR CIENTO MENOS DE RIESGO DE EM
Se preguntó a los participantes sobre la cantidad de pescado que comían regularmente y se definió como consumo elevado de pescado ingerir una porción de pescado por semana o de una a tres porciones mensuales, además de tomar suplementos diarios de aceite de pescado. Se consideró consumo bajo tomar menos de una porción de pescado por mes y sin suplementos de aceite de pescado. Los ejemplos de pescado consumido por los participantes del estudio incluyen camarón, salmón y el atún.
Se preguntó a los participantes sobre la cantidad de pescado que comían regularmente y se definió como consumo elevado de pescado ingerir una porción de pescado por semana o de una a tres porciones mensuales, además de tomar suplementos diarios de aceite de pescado. Se consideró consumo bajo tomar menos de una porción de pescado por mes y sin suplementos de aceite de pescado. Los ejemplos de pescado consumido por los participantes del estudio incluyen camarón, salmón y el atún.
El análisis reveló que el consumo elevado de pescado se relacionó con un 45 por ciento menos de riesgo de esclerosis múltiple o síndrome clínicamente aislado en comparación con aquellos que comieron pescado menos de una vez al mes y no tomaron suplementos de aceite de pescado. Un total de 180 de aquellos que desarrollaron EM tuvieron una alta ingesta de pescado en comparación con 251 de los controles sanos.
El equipo también analizó 13 variaciones genéticas en un grupo de genes humanos que regula los niveles de ácidos grasos. Los investigadores encontraron que dos de las 13 variaciones genéticas examinadas se asociaron con un menor riesgo de esclerosis múltiple, incluso después de tener en cuenta la mayor ingesta de pescado, lo cual puede significar que algunas personas pueden poseer una ventaja genética cuando se trata de regular los niveles de ácidos grasos.
Aunque el estudio sugiere que los ácidos grasos omega-3, y cómo son procesados por el cuerpo, pueden jugar un papel importante en la reducción del riesgo de esclerosis múltiple, Langer-Gould enfatiza que simplemente muestra una vinculación y no causa y efecto. Se necesita más investigación para confirmar los hallazgos y para examinar cómo los ácidos grasos omega-3 pueden afectar a la inflamación, el metabolismo y la función nerviosa. Generalmente, se recomiendan los pescados como el salmón, las sardinas, la trucha y el atún blanco como buenas fuentes de ácidos grasos omega-3.
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