La investigación saca a la luz
aspectos desconocidos del órgano clave del cuerpo humano.
Público- 02/10/2018
El cerebro se ha visto siempre como un órgano aislado,
difícil de penetrar, un muro biológico muy selectivo, con sus ventajas y sus
inconvenientes desde el punto de vista médico. Por eso resulta sorprendente el
hallazgo de canales microscópicos en el cráneo que conectan la médula ósea que
existe en el interior de los huesos craneales con las meninges cerebrales, una
vía hasta ahora desconocida de entrada en el cerebro que podría llegar a
utilizarse en medicina y que también podría explicar el origen de algunas
enfermedades como el alzhéimer. Además, otra investigación ha encontrado un
nuevo tipo de neurona, en forma de rosal y por ahora enigmática, que sería una
característica única del cerebro humano.
El descubrimiento de los canales tiene importancia para
comprender cómo actúa el sistema inmune ante un daño o una infección cerebral,
como en el caso de un infarto cerebral, y la inflamación subsiguiente. “Hasta
ahora, creíamos que la médula ósea de todos los huesos del cuerpo reacciona de
forma uniforme a un daño o una infección en cualquier lugar a través del
torrente sanguíneo, pero ahora sabemos que la médula ósea del cráneo juega un
papel especial por su proximidad al cerebro y su conexión directa con las meninges
a través de canales microscópicos”, explica Mathias Nahrendorf, del Hospital
General de Massachusetts (EE UU). Este científico, con su equipo, ha presentado
el hallazgo de los canales craneales en la revista Nature Neuroscience. Las
meninges son las membranas que recubren el cerebro y la médula ósea es lo que
se conoce popularmente como tuétano.
Este papel de la médula ósea craneal ante una inflamación
cerebral puede resultar dañino porque exporta unos glóbulos blancos que pueden
llegar a atacar tejidos sanos. De ahí el interés actual en estudiar las
funciones de la médula ósea, en general, en las enfermedades en las que la
inflamación parece jugar un papel importante, que son muchas. Un ejemplo es la
esclerosis múltiple.
Al mirar con las técnicas más avanzadas en microscopía la
parte del cráneo que separa la médula de las meninges, los investigadores
descubrieron canales vasculares microscópicos en esta densa capa ósea por los
que circulaban neutrófilos (un tipo de glóbulos blancos), incluso contra la
corriente normal de la sangre hacia la médula ósea.
Aunque los experimentos se han hecho en ratones, la
existencia de los canales se ha comprobado en cráneos humanos, pero todavía
está por confirmar que el tráfico celular es similar. “Dado que muchos
trastornos cerebrales tienen componentes inflamatorios”, añade Nahrendorf,
sería interesante comprender cómo contribuyen estos canales al infarto
cerebral, la hipertensión o incluso la enfermedad de Alzheimer y otras
demencias. Otra idea que se plantea es utilizar los canales para el suministro
de medicamentos a las meninges, lo que abre una vía nueva y posiblemente
importante, de acceso al cerebro.
No es esta la única novedad respecto al cerebro, un órgano
todavía poco conocido en el que conviven muchos tipos de células, siendo las
neuronas las más importantes. Se ha descubierto un nuevo tipo de neurona, que
han bautizado con el nombre de las rosas silvestres (rosehip) por su forma de
arbusto con botones en los extremos, pero cuya función es por ahora un enigma.
El hallazgo es el fruto de un nuevo inventario de las
células del cerebro humano que combina el estudio microscópico con el análisis
genético. Este último indica que estas células no existen en los roedores, el
modelo animal más utilizado, lo que puede indicar que son únicamente humanas,
aunque todavía no se han buscado en los primates. Lo poco que han conseguido
saber hasta ahora sus descubridores, de Hungría y de Estados Unidos, es que son
escasas en la primera capa de la corteza cerebral y probablemente todavía más
escasas en el resto del cerebro, pero que por su situación pueden desempeñar un
papel importante en el tráfico de señales, en la excitación de circuitos
neuronales complejos. Los resultados se publican igualmente en la revista
Nature Neuroscience.
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