Dunia Chappotin
2018-10-25
Una investigación publicada en The
Lancet Neurology apunta a ciertos nutrientes y grupos de alimentos como
posibles herramientas para prevenir el deterioro cognitivo. Eso sí, las
evidencias más sólidas están a favor de los hábitos dietéticos saludables en general.
Que si frutos rojos, que si vino, que chocolate y hasta
champán, ¿todo eso ayuda a evitar el temido deterioro cognitivo? Pues según los
estudios que salen una semana sí y otra también, sí.
Para poner un poco de orden en este tema tan popular en los
últimos años, un grupo de investigadores de la Universidad de Atenas realizó
una revisión de los artículos científicos más destacados sobre el tema de la
nutrición y la prevención del deterioro cognitivo.
¿Resultados? En primer lugar, que hay evidencias
prometedoras, pero no concluyentes de que la nutrición es un factor de riesgo
modificable importante para el deterioro cognitivo.
Pero hay más, mucho más en este artículo publicado en The
Lancet Neurology.
MÁS QUE NUTRIENTES EN PARTICULAR, LOS
HÁBITOS SALUDABLES EN GENERAL SON LOS QUE PARECEN GENERAR MÁS BENEFICIO
Otras conclusiones a las que llegaron los investigadores y
que vale la pena conocer antes de seguir avanzando:
La evidencia científica más sólida habla a favor de hábitos
de alimentación saludables, como los que caracterizan a la dieta Mediterránea,
más que de nutrientes específicos (por ejemplo, vitamina D) o grupos de
alimentos (por ejemplo, frutas).
Parecen beneficiarse más de las intervenciones nutricionales
las personas con déficits de base y también aquellas que tienen una
predisposición genética al deterioro cognitivo.
Así que ya sabes, las evidencias no son concluyentes, pero
vamos a mencionar aquellos nutrientes que cuentan con mayor evidencia a su
favor.
NUTRIENTES ESPECÍFICOS PARA PREVENIR
EL DETERIORO COGNITIVO
COMPLEJO DE VITAMINAS B
En este grupo encontramos la vitamina B6 (que puede
obtenerse de los granos enteros, carne y nueces), la vitamina B12 (presente en
alimentos de origen animal) y el folato (se puede obtener de las hortalizas de
color verde intenso, como la espinaca, por ejemplo).
Aunque la mayoría de los ensayos clínicos no han hallado
relación entre las vitaminas B y la función cognitiva, sí hay estudios que
apuntan a que los niveles elevados de una sustancia llamada homocisteína se
relaciona con el deterioro cognitivo.
¿Qué tiene que ver eso con las vitaminas B? Pues que estas
vitaminas son necesarias para eliminar la homocisteína del organismo.
Otros estudios han hallado que las personas con mayor
ingesta de folato en su dieta tienen menor riesgo de alzhéimer.
FLAVONOIDES
Se han descubierto más de 5000 flavonoides diferentes,
compuestos que podemos encontrar en frutas, verduras, semillas, cerveza, vino,
té verde, té negro y soja.
Se le reconocen propiedades antiinflamatorias y
antioxidantes. Algunos estudios han encontrado que una mayor ingesta de
flavonoides protege del deterioro cognitivo.
VITAMINA D
Una de las vitaminas que más se ha vinculado a diferentes
alteraciones neurológicas. Se puede obtener vitamina D mediante la exposición
al sol y con la dieta, en alimentos como pescado, productos lácteos enteros o
en la yema de huevo.
Varios estudios descriptivos han encontrado que las personas
con niveles más elevados de vitamina D tienen menos riesgo de deterioro
cognitivo, demencia y enfermedad de Alzheimer.
Sin embargo, cuando se ha intentado aplicar este
conocimiento en un ensayo clínico, es decir, suplementar a un determinado grupo
con vitamina D con el objetivo de disminuir el riesgo de deterioro cognitivo,
los resultados no han sido concluyentes.
ÁCIDOS GRASOS OMEGA 3
Otros de los grandes protagonistas de los estudios sobre salud
cerebral son los ácidos grasos omega 3 que encontramos fundamentalmente en el
pescado, pero también en algunos aceites como el de soja y en nueces y
semillas.
Estos lípidos son fundamentales en la salud cardiovascular y
tienen un rol indispensable en las membranas neuronales.
Al igual que la mayoría de los nutrientes analizados en el
estudio, las investigaciones que analizan un gran número de personas reflejan
que las personas con niveles más elevados de ácidos grasos omega 3 tienen un
riesgo disminuido de desarrollar alzhéimer y demencia.
Pero cuando se pasa a ensayo clínico y directamente se les
da a las personas suplementos de ácidos grasos omega 3, no se obtienen los
beneficios esperados.
Todo lo recopilado hasta ahora hace pensar que la ansiada
protección se logra con una historia vital en la que predominen los hábitos de
alimentación saludables, más que de una suplementación puntual
PREVENCIÓN DEL DETERIORO COGNITIVO:
LOS GRUPOS DE ALIMENTOS MÁS FAVORABLES
Los investigadores observaron que por grupos de alimentos el
pescado y las verduras son los que parecen tener más posibilidades de conferir
un efecto protector.
El consumo de alcohol en moderación, en especial el vino
tinto, podrían tener un efecto beneficioso, sin embargo, el consumo excesivo
daña el funcionamiento cognitivo y es un factor de riesgo para la demencia, ¿el
perfil riesgo-beneficio? Polémico.
El café, una de las bebidas más populares del mundo, es
fuente no solo de cafeína, sino de otros compuestos activos como los
polifenoles a los que se les supone propiedades antiinflamatorias y
antioxidantes con efecto neuroprotector.
LA DIETA MEDITERRÁNEA, LA GRAN GANADORA
Ya habíamos avanzado que la revisión reflejaba que las
evidencias más sólidas estaban a favor de estilos de alimentación saludables,
más que de una sustancia o grupo de alimentos específicos.
Y la llamada dieta Mediterránea es la gran ganadora,
especialmente si se tiene en cuenta que ha sido estudiada ampliamente.
Y en este punto hay que aclarar que es la dieta Mediterránea
la única que podría tener un efecto beneficioso sobre la salud cerebral, sino
que otras como la llamada DASH y la cada vez más popular MIND también tienen
argumentos a su favor.
¿El problema? Pues que han sido mucho menos estudiadas que
la Mediterránea, de ahí que todavía es pronto para afirmar de forma concluyente
sus beneficios.
De forma general esa es la tónica de los estudios sobre
nutrición para prevenir el deterioro cognitivo, son demasiado limitados como
afirmar o negar categóricamente que determinada sustancia es beneficiosa o no.
Eso sí, para adoptar hábitos de alimentación saludable no
hay que esperar a los dictámenes de la neurociencia, solo hay que empezar
Fuentes y
referencias
Scarmeas,
Nikolaos et al.(2018): Nutrition and prevention of cognitive impairment. The
Lancet Neurology , Volume 17 , Issue 11 , 1006 – 1015. En
https://www.thelancet.com/journals/laneur/article/PIIS1474-4422(18)30338-7/fulltext
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