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martes, 26 de febrero de 2019

¿Cómo afecta la ansiedad y la depresión en la Esclerosis Múltiple?



La ansiedad y la depresión podrían contribuir al deterioro cognitivo de los pacientes con Esclerosis Múltiple.

La ansiedad y la depresión podrían contribuir al deterioro cognitivo de los pacientes con Esclerosis Múltiple (EM), según un estudio reciente que midió sus efectos en varios dominios y los comparó en pacientes sin enfermedades inflamatorias mediadas por inmunidad (IMID) y en aquellos con IMID además de la Esclerosis Múltiple.

Los investigadores del estudio, liderados por Ruth Ann Marrie, profesora en el Departamento de Medicina Interna, Sección de Neurología y Departamento de Salud Comunitaria de la Universidad de Manitoba (Canadá), estimaron que el deterioro cognitivo ocurre en una franja de entre el 40% al 70% de las personas con EM. Si bien estudios anteriores han sugerido que la depresión influye en la cognición en la EM, observan que los hallazgos han sido inconsistentes y que se ha investigado poco sobre el efecto de la ansiedad en la EM y en otras enfermedades sin la participación directa del Sistema Nervioso Central.

“Nuestro objetivo fue examinar la asociación de la ansiedad y la depresión con la función cognitiva en la Esclerosis Múltiple y determinar si los efectos de la ansiedad y la depresión en la cognición en la EM fueron similares a los observados en la enfermedad inflamatoria intestinal (EII) y la artritis reumatoide (AR), así como en individuos con ansiedad y trastornos depresivos sin un IMID”, escribieron los investigadores.

Dicho esto, reconocieron los desafíos de descubrir el papel de los síntomas de ansiedad en la función cognitiva en pacientes con depresión mayor.

En un editorial adjunto, Anthony Feinstein, del Departamento de Psiquiatría del Centro de Ciencias de la Salud de Sunnybrook and Women’s College en Toronto (California), y sus compañeros explicaron los desafíos en la evaluación de múltiples aspectos de la mente y felicitaron a los investigadores por “un enfoque innovador que amplía nuestra comprensión de la asociación entre las anomalías cognitivas y los síntomas de depresión y ansiedad”.

4 grupos de estudio

Marrie y sus colegas dividieron a los participantes en 4 grupos por diagnóstico: aquellos con Esclerosis Múltiple, con enfermedad inflamatoria intestinal, con artritis reumatoide y aquellos con un trastorno depresivo mayor, cualquier trastorno de ansiedad (excluyendo las fobias específicas que no incluyen en la cognición) o la combinación de ambas pero sin una enfermedad inflamatoria mediada por la inmunidad. En el momento de la realización del estudio: el 72,2% del grupo de Esclerosis Múltiple tenía recaídas remitentes, el 18,8% tenía EM progresiva secundaria y el 9,0% EM progresiva primaria. La mayoría de los participantes del estudio eran mujeres y la edad promedio osciló entre los 43 y 59 años en los 4 grupos.

La presencia de trastorno depresivo mayor o trastorno de ansiedad según la historia clínica se confirmó con una entrevista clínica. La gravedad de la depresión actual y los síntomas de ansiedad se evaluaron con la Escala de Ansiedad y Depresión del Hospital (HADS), que ha sido validada para su uso en Esclerosis Múltiple, enfermedad inflamatoria intestinal, artritis reumatoide y en la población general.

Se seleccionaron tres pruebas neuropsicológicas para evaluar los dominios centrales del funcionamiento cognitivo. Además, la prueba de Wechsler de la lectura en adultos (WTAR) se utilizó para estimar el funcionamiento cognitivo premórbido, que, según señalan los investigadores, se considera relativamente resistente a la enfermedad cerebral.

Marrie y sus colegas descubrieron que los cuatro grupos exhibieron tasas más altas de deterioro en los dominios de velocidad de procesamiento, aprendizaje verbal y memoria demorada, en comparación con las normas generales de la población. En los cuatro grupos, los niveles más altos de síntomas de ansiedad se asociaron con una velocidad de procesamiento más lenta, un aprendizaje verbal más bajo y un menor rendimiento de la memoria de trabajo. Los niveles más altos de síntomas de depresión se asociaron con una velocidad de procesamiento más lenta.

Hallazgos sorprendentes

Feinstein y sus colegas caracterizaron algunos hallazgos como sorprendentes. “La ansiedad era más común que la depresión, que no encaja con los datos epidemiológicos recientes del mismo grupo de investigación”, anotaron. “Además, la ansiedad y la depresión de forma conjunta no eran más probables que cualquiera de las dos enfermedades para predecir los déficits cognitivos. Los datos recientes de la EM sugieren lo contrario”.

Agregaron que, si bien comúnmente se considera que la depresión influye en la cognición en el inicio de tareas y en la multitarea de la vida cotidiana, “es una observación sorprendente que la ansiedad en lugar de la depresión ejerció no solo un efecto más profundo en la cognición, sino también una más consistente”.

Marrie y sus colegas sugirieron que las distinciones entre los efectos de la depresión y la ansiedad pueden ser menos pertinentes que el reconocimiento de que ambos contribuyen al deterioro cognitivo y que ambos son tratables.

“Dado que los síntomas de ansiedad y depresión representan factores potencialmente modificables que influyen en la función cognitiva de las personas con EM y otras poblaciones, nuestros hallazgos resaltan la importancia de reconocer y manejar estos síntomas para mitigar su efecto sobre el funcionamiento de las personas con estas afecciones crónicas”, aconsejaron los investigadores.

El estudio, “Ansiedad comórbida, depresión y cognición en la EM y otros trastornos inmunomediados”, se publicó en la revista Neurology.



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