Dunia Chappotin 2019-02-12
Un seguimiento de 2 años a 100
pacientes con EM reflejó que la apatía era más persistente que la depresión y
que aquellos con “apatía pura” tenían peor desempeño en pruebas que valoran
habilidades cognitivas específicas.
La apatía hace referencia a la pérdida o disminución de la
motivación por realizar actividades. Cuando tenemos apatía simplemente no
tenemos ganas de nada y es ahí cuando observamos escenas tan comunes como que
la persona pasa el día frente a la tele.
La apatía a menudo se manifiesta a la par de la depresión,
aunque es importante saber que son dos entidades diferentes, con tratamientos
diferentes y que también la apatía puede presentarse en “estado puro”, es
decir, sin depresión.
En la EM, al igual que en muchas otras enfermedades
neurodegenerativas, se han observado tasas de apatía elevadas, con una
prevalencia entre el 20% y el 50%.
Tanto la depresión como la apatía están relacionadas con el
funcionamiento cognitivo (procesos como la memoria o el pensamiento), de ahí
que un grupo de investigadores italianos se pusiese a la tarea de investigar
cómo evolucionan desde el punto de vista cognitivo las personas con EM que
padecen depresión y/o apatía.
Los resultados de su investigación, publicados en la revista
Multiple Sclerosis Journal, reflejan que la apatía podría asociada a déficits
cognitivos específicos más severos en esta población.
LA APATÍA, MÁS PERSISTENTE QUE LA
DEPRESIÓN EN LA EM
os investigadores estudiaron a 100 personas con EM de las
cuales ya tenían evaluaciones neuropsicológicas previas gracias a otras
investigaciones científicas.
El grupo estaba compuesto por 16 personas que experimentaban
apatía sin depresión, 17 que estaban afectadas por depresión, pero no apatía;
27 que padecían tanto apatía como depresión y 40 que estaban libres de apatía y
depresión.
Después de dos años a estas personas se les volvió a evaluar
desde el punto de vista neuropsicológico. Los investigadores observaron que si
bien los casos de depresión habían descendido, los de apatía se mantenían
estables.
¿Y DESDE EL PUNTO DE VISTA COGNITIVO
QUÉ SE OBSERVÓ?
Los resultados son muy interesantes. Por ejemplo, se observó
que en comparación con el resto de los grupos, los pacientes con apatía “pura”
obtenían peores puntuaciones en una prueba que valoraba el control inhibitorio,
un proceso que forma parte de las llamadas funciones ejecutivas y que nos
permite inhibir o retrasar una respuesta en función de las metas, es decir,
controlar nuestro comportamiento teniendo en cuenta lo que perseguimos.
Aunque las causas de esta observación no se conocen con
exactitud, los investigadores sugieren que pudiera estar relacionado con un
daño a la corteza cingulada anterior, ya que otros estudios han observado que
cuando se lesiona esa área cerebral aparece apatía y alteraciones de las
funciones ejecutivas.
En general se observó que la presencia de apatía al inicio
del estudio predecía el deterioro cognitivo en los dos años siguientes.
Sin embargo, no encontraron asociación entre la depresión y
el funcionamiento cognitivo, algo que contradice los resultados de anteriores
estudios y que prefieren tomar con cautela, debido al limitado número de
pacientes con depresión al finalizar los dos años de investigación.
Los investigadores consideran que es importante en la
práctica clínica evaluar la presencia de apatía, ya que podría estar asociada a
un bajo control de las repuestas a los estímulos ambientales y a más riesgo de
deterioro cognitivo, en especial de las funciones ejecutivas.
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