Oscar Gonzalez
Herrada 2019-02-08 2019-02-08
Las hormonas sexuales parecen ser una
de las claves que a nivel biológico explican las diferencias entre hombres y
mujeres en la esclerosis múltiple.
Las diferencias observadas en la progresión y presentación
clínica entre sexos y edades en la esclerosis múltiple han impulsado el estudio
de los fenómenos involucrados en la activación de la enfermedad y su relación
con niveles hormonales sexuales.
Es este artículo, te presentamos una breve descripción del
conocimiento actual que tenemos de la influencia hormonal en la EM.
DIFERENCIAS ENTRE GÉNEROS EN LA
ESCLEROSIS MÚLTIPLE
La EM es más frecuente en mujeres con una relación 3:1.
Además, las mujeres tienen recaídas más frecuentes y más lesiones en la
resonancia magnética (RM) cuando el inicio de la EM es temprano.
Los hombres acumulan más discapacidad, tienen una progresión
más rápida y peores resultados, con mayor compromiso en cerebelo, deterioro
cognitivo y una mayor atrofia de materia gris en la RM.
Se sabe que existe una combinación de factores hormonales y
genéticos en el curso de la enfermedad.
Entre las hormonas involucradas tenemos estrógenos, progesterona,
prolactina y andrógenos.
La implicación hormonal hace que etapas fisiológicas de
cambios hormonales como el embarazo, puerperio y menopausia impacten en la
enfermedad.
Veamos con más detalle estas diferencias.
EMBARAZO
Existen evidencias que sugieren una asociación entre el
número de partos y el riesgo de EM. A mayor descendencia, menor riesgo de un
primer evento desmielinizante.
Una edad materna mayor en el parto se ha asociado a un
aumento de la prevalencia de EM, aunque existen también otros factores que
tienen influencia, como la dieta y la obesidad.
Algunos estudios indican, aunque es controversial, que
existe un efecto acumulativo en multíparas que favorece la menor progresión a
la discapacidad.
Además, las tasas de recaída en el tercer trimestre
disminuyen en 70%, con un aumento de recaídas en los 6 meses después del parto,
siendo el riesgo 3 veces más alto que antes del embarazo durante ese periodo.
La hormona gonadotrofina coriónica del embarazo parece tener
un efecto protector, disminuyendo la actividad de células T inmunes y la
producción de citosinas involucradas en los procesos inflamatorios.
MENARQUIA Y PUBERTAD
Se ha visto una relación entre la edad de la menarquia
(aparición de la primera menstruación) con el inicio de la enfermedad. Una
menarquia temprana podría implicar un mayor riesgo de inicio temprano de la EM.
PUERPERIO
El puerperio es el tiempo que transcurre desde que ocurre el
parto hasta que el cuerpo femenino logra recuperar las características previas
al embarazo.
En esta etapa hay un aumento en las tasas de recaída, debido
a la caída abrupta de estrógenos, progesterona y glucocorticoides. Se ha
descrito un síndrome inflamatorio de reconstitución inmune, secundario a rebote
de células inflamatorias.
Aunque las recaídas posparto parecen depender más del número
de recaídas en el año previo al embarazo, recaídas durante el embarazo y a la
discapacidad previa.
LACTANCIA
Durante la lactancia, los niveles de prolactina, oxitocina,
progesterona y glucocorticoides se incrementan. Hay datos controversiales de
que la hiperprolactinemia está relacionada a recaídas clínicas de la EM.
MENOPAUSIA
En mujeres con inicio tardío de la enfermedad, luego de la
menopausia, se ha visto que la progresión es similar en ambos sexos.
En los hombres la progresión es mas rápida cuando el inicio
es entre los 20 y 50 años
Sin embagro, en la menopausia los estudios han sido muy controversiales y
no hay mucha información. Antes se ha reportando empeoramiento de los síntomas
en la EM durante la menopausia, más recientemente se ha reportado mejoría en
estos casos.
Hay estudios que sugieren que la privación de hormonas
sexuales por envejecimiento ovárico, induce neurodegeneración y pérdida de
materia gris con un mayor grado de discapacidad.
IMPORTANCIA DE LAS DIFERENCIAS DE
GÉNERO EN LA EM
Hay asociaciones entre el género, interacciones genéticas y
ambientales en la susceptibilidad a la EM, aunque es muy difícil atribuir
síntomas y progresión a un solo efecto biológico.
Uno de los retos de la ciencia actual es desentrañar los
mecanismos moleculares involucrados y descubrir nuevos.
Estos hallazgos permitirían establecer otras rutas
terapéuticas que podrían variar de acuerdo al sexo y tendrían un efecto
neuroprotecctor o de reparación.
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