Dunia Chappotin 2019-02-11
Un ensayo clínico en 31 pacientes
sugiere que un suplemento alimenticio que está en el mercado, el ácido
D-aspártico, podría ser beneficioso en pacientes con formas progresivas de
esclerosis múltiple. Es un estudio inicial que requiere de más investigación
para poder conocer el verdadero impacto clínico en los pacientes.
Por plasticidad sináptica se entiende la capacidad de las
sinapsis, que son las conexiones entre las neuronas, de hacerse más intensas o
más débiles en función de las características del ambiente.
Cuando una enfermedad daña las neuronas, como ocurre en
enfermedades neurológicas como la EM, la plasticidad sináptica ayuda a que la
expresión de ese daño en el funcionamiento de la persona sea más limitado.
Algunas investigaciones han sugerido que el avance a la
discapacidad que ocurre en algunos pacientes con EM se asocia a una reducción
de reserva de plasticidad sináptica.
Teniendo en cuenta este escenario, en el que por un lado la
reserva de plasticidad sináptica está disminuida y por el otro aumentarla
podría derivar en mejorías clínicas (hipotéticamente), investigadores del
Hospital Universitario Tor Vergata, en Italia, evaluaron el efecto de la
suplementación con un aminoácido, el ácido D-aspártico (D-Asp), en pacientes
con EM progresiva.
El D-Asp juega un papel importante en el desarrollo del
sistema nervioso y está involucrado en la regulación de la síntesis y
liberación de hormonas.
Experimentos realizados en animales muestran que aumentar
los niveles de D-Asp mejora algunos indicadores biológicos de la reserva de
plasticidad sináptica (como la llamada potenciación a largo plazo).
EL ENSAYO CLÍNICO
En la investigación participaron 31 pacientes, 16 de ellos
recibieron durante 4 semanas una dosis diaria de 2660 mg de D-Asp y los otros
15 una sustancia placebo.
Un día antes de iniciar el tratamiento se valoró la
plasticidad sináptica a través de medidas fisiológicas registradas gracias a la
estimulación magnética transcraneal, una forma de estimulación cerebral no
invasiva.
La valoración de la plasticidad sináptica se volvió a
repetir en las semanas 2, 4 y 8 después de iniciado el tratamiento.
También se evaluó la discapacidad y la fatiga antes de
comenzar la intervención, a las 12 semanas y a las 24 semanas.
¿QUÉ RESULTADOS SE OBSERVARON?
Según explican los investigadores mejoró la reserva de
plasticidad sináptica en el grupo tratado con D-Asp, no así en el grupo al que
se le administró un placebo.
Ahora bien, un dispositivo puede registrar ciertos cambios,
pero estos no ser suficientes para generar mejorías en los síntomas o el
funcionamiento de los pacientes.
En este caso ¿se detectaron mejorías clínicas? Pues según lo
reflejado por las escalas que valoraron el avance de la discapacidad no, ya que
no se constataron diferencias entre ambos grupos
Los investigadores consideran que esto puede deberse a que 4
semanas de tratamiento no son suficientes para lograr cambios tan
significativos, aunque es algo que debe seguir investigándose.
En relación a la fatiga, después de 4 semanas de iniciada la
intervención sí se observó una disminución en el grupo que tomó D-Asp, pero
esta mejoría no se mantuvo en la octava semana.
En relación a los efectos secundarios se reportó, en el
grupo bajo suplementación, un caso de diarrea, tres casos de aumento de la
fatiga 4 semanas después de retirarse el ácido D-aspártico y 4 casos más
pasadas 24 semanas (en el grupo control fueron 3 casos a las 24 semanas).
Para los investigadores, estos resultados sugieren que el
D-Asp representa una oportunidad para contrarrestar la progresión de la
discapacidad en la EM, aunque reconocen que la corta duración de la
investigación y el reducido número de participantes limita la comprensión del
verdadero impacto de la intervención.
Como generalmente sucede, el camino para despejar las dudas
pasa por seguir investigando.
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