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miércoles, 29 de agosto de 2018

La dieta y la flora intestinal influenciada por ella pueden actuar sobre el sistema inmune para limitar la inflamación y el daño neurona



A través del Proyecto M1 (www.eme1.es), Esclerosis Múltiple España contribuye a financiar algunos de los proyectos de investigación sobre Esclerosis Múltiple más prometedores del panorama nacional e internacional. Este apoyo a los equipos de investigación internacionales se lleva a cabo a través de la Alianza Internacional de EM progresiva (https://www.progressivemsalliance.org/), que ha impulsado 3 ambiciosos proyectos de investigación a través de redes colaborativas de trabajo formadas por varios equipos de investigadores de todo el mundo, y que recibirán financiación hasta 2020.

Una de esas redes financiadas por la Alianza, la dirigida por el doctor Francisco Quintana (Hospital Brigham and Women’s, Harvard Medical School), ha descubierto una relación entre dieta, flora intestinal y actividad inmune en un modelo de ratón. Los investigadores han sido capaces de rastrear una serie de interacciones que ayudan a explicar cómo la dieta y la flora intestinal influenciada por ella pueden actuar sobre el sistema inmune para limitar la inflamación y el daño neuronal en ratones.

Además, el equipo internacional, que publicó sus hallazgos en la revista Nature, también encontró evidencias preliminares de que interacciones similares pueden estar ocurriendo también en células humanas. El estudio proporciona pistas importantes para entender mejor la conexión cerebro-intestino y podría conducir a nuevos enfoques terapéuticos para la EM.

Contexto

La EM implica ataques del sistema inmune e inflamación en el cerebro y la médula espinal. El intestino, tanto el delgado como el grueso, constituye el mayor órgano inmune de los mamíferos, incluyendo a los humanos. Cada uno de nosotros tiene millones de bacterias “comensales” viviendo en nuestros intestinos y la mayoría de estas bacterias son inofensivas mientras permanecen en la pared interior del intestino. Juegan un papel crítico en nuestra fisiología normal y muchas investigaciones sugieren que también son críticas en el establecimiento y mantenimiento del equilibrio inmune mediante moléculas que son capaces de liberar. Se han detectado diferencias entre la flora intestinal de personas con EM y personas sin la enfermedad.

Los efectos de la dieta sobre la flora intestinal y la actividad del sistema inmune son difíciles de descifrar, y queda aún mucho por conocer. El Dr. Francisco Quintana y un equipo internacional de colaboradores ha llegado a comprender la relación entre la actividad inmune en ratones y la encefalomielitis experimental autoinmune (EAE, por sus siglas en inglés), una enfermedad similar a la EM, y componentes de la dieta que son procesados por la flora intestinal, y cómo esas interacciones impactan en la actividad de células del cerebro y la médula espinal. El Dr. Quintana lidera una de las tres Redes Colaborativas financiadas por la Alianza Internacional de EM Progresiva.

Este estudio se centra en posibles interacciones entre la flora intestinal y las células gliales, que son las células más abundantes en el sistema nervioso central (cerebro y médula espinal) y juegan papeles cruciales tanto en la salud como en la enfermedad. Específicamente, este estudio se ha enfocado a las interacciones con dos tipos de células gliales: microglía y astrocitos.

El Estudio

En una serie de estudios de laboratorio, los investigadores analizaron actividades que pudieran determinar si la microglía aumentaba o disminuía la inflamación cerebral. Exploraron el papel de una proteína llamada AHR (aryl hydrocarbon receptor). El equipo del Dr. Quintana descubrió que la eliminación de AHR de la microglía empeoraba la EAE (enfermedad parecida a la EM) en ratones e incrementaba el daño neural. La inflamación de la EAE fue reducida al suplementar la dieta con el aminoácido triptófano. Esta reducción de la inflamación se produjo por la conversión del triptófano, llevada a cabo por las bacterias intestinales, en una sustancia activadora de AHR. La activación de AHR redujo la cantidad de moléculas pro-inflamatorias generadas por la microglía y también suprimió moléculas que regulaban la contribución de los astrocitos a la inflamación cerebral.

El equipo también halló evidencias preliminares de que interacciones similares podrían estar ocurriendo en células humanas. Tienen planes de continuar con esta línea de investigación para identificar terapias o probióticos que pudieran reducir la inflamación y así apagar o disminuir la actividad de la enfermedad.

La identificación de componentes de la conexión “cerebro-intestino” y una mejor comprensión de esta complicada red de interacciones entre el sistema inmune y el nervioso proporcionan pistas importantes que podrían conducir a nuevos enfoques terapéuticos para la EM y otras enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer y el glioblastoma.

“Es alentador ver estos primeros e importantes descubrimientos sobre las conexiones cerebro-intestino de una de las tres Redes Colaborativas lanzadas y financiadas por la Alianza Internacional de EM Progresiva. Estos hallazgos son solo el principio de lo que esperamos será un progreso relevante en la comprensión de los mecanismos que subyacen a la EM y el descubrimiento de nuevos tratamientos para las personas que la padecen.” – Prof. Alan Thompson, Presidente del Comité Directivo Científico de la Alianza y Decano de la Facultad de Ciencias del Cerebro del University College de Londres.

Fuente: Alianza Internacional de EM progresiva (https://www.progressivemsalliance.org/).



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