A través del Proyecto M1 (www.eme1.es), Esclerosis Múltiple
España contribuye a financiar algunos de los proyectos de investigación sobre
Esclerosis Múltiple más prometedores del panorama nacional e internacional.
Este apoyo a los equipos de investigación internacionales se lleva a cabo a
través de la Alianza Internacional de EM progresiva
(https://www.progressivemsalliance.org/), que ha impulsado 3 ambiciosos
proyectos de investigación a través de redes colaborativas de trabajo formadas
por varios equipos de investigadores de todo el mundo, y que recibirán
financiación hasta 2020.
Una de esas redes financiadas por la Alianza, la dirigida
por el doctor Francisco Quintana (Hospital Brigham and Women’s, Harvard Medical
School), ha descubierto una relación entre dieta, flora intestinal y actividad
inmune en un modelo de ratón. Los investigadores han sido capaces de rastrear
una serie de interacciones que ayudan a explicar cómo la dieta y la flora
intestinal influenciada por ella pueden actuar sobre el sistema inmune para
limitar la inflamación y el daño neuronal en ratones.
Además, el equipo internacional, que publicó sus hallazgos
en la revista Nature, también encontró evidencias preliminares de que
interacciones similares pueden estar ocurriendo también en células humanas. El
estudio proporciona pistas importantes para entender mejor la conexión
cerebro-intestino y podría conducir a nuevos enfoques terapéuticos para la EM.
Contexto
La EM implica ataques del sistema inmune e inflamación en el
cerebro y la médula espinal. El intestino, tanto el delgado como el grueso,
constituye el mayor órgano inmune de los mamíferos, incluyendo a los humanos.
Cada uno de nosotros tiene millones de bacterias “comensales” viviendo en
nuestros intestinos y la mayoría de estas bacterias son inofensivas mientras
permanecen en la pared interior del intestino. Juegan un papel crítico en
nuestra fisiología normal y muchas investigaciones sugieren que también son
críticas en el establecimiento y mantenimiento del equilibrio inmune mediante
moléculas que son capaces de liberar. Se han detectado diferencias entre la
flora intestinal de personas con EM y personas sin la enfermedad.
Los efectos de la dieta sobre la flora intestinal y la
actividad del sistema inmune son difíciles de descifrar, y queda aún mucho por
conocer. El Dr. Francisco Quintana y un equipo internacional de colaboradores
ha llegado a comprender la relación entre la actividad inmune en ratones y la
encefalomielitis experimental autoinmune (EAE, por sus siglas en inglés), una
enfermedad similar a la EM, y componentes de la dieta que son procesados por la
flora intestinal, y cómo esas interacciones impactan en la actividad de células
del cerebro y la médula espinal. El Dr. Quintana lidera una de las tres Redes
Colaborativas financiadas por la Alianza Internacional de EM Progresiva.
Este estudio se centra en posibles interacciones entre la
flora intestinal y las células gliales, que son las células más abundantes en
el sistema nervioso central (cerebro y médula espinal) y juegan papeles
cruciales tanto en la salud como en la enfermedad. Específicamente, este
estudio se ha enfocado a las interacciones con dos tipos de células gliales:
microglía y astrocitos.
El Estudio
En una serie de estudios de laboratorio, los investigadores
analizaron actividades que pudieran determinar si la microglía aumentaba o
disminuía la inflamación cerebral. Exploraron el papel de una proteína llamada
AHR (aryl hydrocarbon receptor). El equipo del Dr. Quintana descubrió que la
eliminación de AHR de la microglía empeoraba la EAE (enfermedad parecida a la
EM) en ratones e incrementaba el daño neural. La inflamación de la EAE fue
reducida al suplementar la dieta con el aminoácido triptófano. Esta reducción
de la inflamación se produjo por la conversión del triptófano, llevada a cabo
por las bacterias intestinales, en una sustancia activadora de AHR. La
activación de AHR redujo la cantidad de moléculas pro-inflamatorias generadas por
la microglía y también suprimió moléculas que regulaban la contribución de los
astrocitos a la inflamación cerebral.
El equipo también halló evidencias preliminares de que
interacciones similares podrían estar ocurriendo en células humanas. Tienen planes
de continuar con esta línea de investigación para identificar terapias o
probióticos que pudieran reducir la inflamación y así apagar o disminuir la
actividad de la enfermedad.
La identificación de componentes de la conexión
“cerebro-intestino” y una mejor comprensión de esta complicada red de
interacciones entre el sistema inmune y el nervioso proporcionan pistas
importantes que podrían conducir a nuevos enfoques terapéuticos para la EM y
otras enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer y el
glioblastoma.
“Es alentador ver estos primeros e importantes
descubrimientos sobre las conexiones cerebro-intestino de una de las tres Redes
Colaborativas lanzadas y financiadas por la Alianza Internacional de EM
Progresiva. Estos hallazgos son solo el principio de lo que esperamos será un
progreso relevante en la comprensión de los mecanismos que subyacen a la EM y
el descubrimiento de nuevos tratamientos para las personas que la padecen.” –
Prof. Alan Thompson, Presidente del Comité Directivo Científico de la Alianza y
Decano de la Facultad de Ciencias del Cerebro del University College de
Londres.
Fuente: Alianza Internacional de EM progresiva
(https://www.progressivemsalliance.org/).
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