A diferencia de muchas de las enfermedades infecciosas para
las cuales se ha desarrollado una vacuna, la esclerosis múltiple está causada
por el propio sistema inmunitario. ¿Se puede desarrollar una vacuna? Te
explicamos en qué consisten algunas de las líneas de investigación que se están
llevando a cabo.
Desde su descubrimiento en 1796, las vacunas han evitado a
millones de personas padecer enfermedades como la viruela y la polio. Mientras
que muchas de estas enfermedades están producidas por la invasión de un
microorganismo, la esclerosis múltiple es una enfermedad autoinmune, es decir,
una enfermedad causada por el propio sistema inmunitario. Por eso, la mayoría
de los tratamientos desarrollados en los últimos años se han centrado en
suprimir o alterar el sistema inmune. En este contexto, el desarrollo de
fármacos modificadores de la enfermedad ha supuesto además de un gran avance,
una nueva línea de investigación que podría ser clave para detener la
enfermedad.
Sistema inmunitario en la esclerosis
múltiple
En el desarrollo de la EM juega un papel crucial la
alteración del funcionamiento de los linfocitos. Hay diversos subtipos
implicados: los linfocitos Natural Killer, cuya función es detectar y destruir
células infectadas o células tumorales, los linfocitos T colaboradores, que
segregan moléculas necesarias para activar el resto de las células de sistema
inmune, y los linfocitos T reguladores, que tienen un papel de atenuación de la
respuesta inmune.
Así, en la esclerosis múltiple, los linfocitos T activadores
de la respuesta inmune (Natural Killer y linfocitos T colaboradores) se
sobre-activan mientras que los linfocitos T reguladores disminuyen. Así, tiene
lugar una sobre-activación inmunitaria que finalmente termina conduciendo a la
destrucción de la mielina (desmielinización) del sistema nervioso central,
causando la enfermedad.
Líneas de investigación en el
desarrollo de vacunas
El objetivo sería desarrollar una vacuna que inactive a los
linfocitos T activadores de la respuesta inmune (Natural Killer y linfocitos T
colaboradores) y aumente los niveles de los linfocitos T reguladores de la
respuesta frente a la mielina.
En un estudio publicado en la revista Neurology, se observó
que pacientes con un primer episodio desmielinizante del sistema nervioso
central, llamado síndrome clínico aislado[1] (CIS, en sus siglas en inglés) y
que recibían la vacuna contra el bacilo BCG (tuberculosis) mostraban
significativamente menos riesgo de desarrollar EM. Según este estudio, con la
administración de la vacuna se producía una estimulación de la producción de
una proteína llamada TNF (factor de necrosis tumoral) que elimina los
linfocitos T disfuncionantes. Esta línea de investigación aún se encuentra en
sus etapas iniciales de desarrollo.
Extracción y modificación de los
linfocitos T activadores
Otra de las líneas de investigación consiste en el
desarrollo de una vacuna a partir de la extracción y modificación (mediante
irradiación) de los linfocitos T activadoras del paciente, para volver a ser
administrado al paciente. El objetivo de este procedimiento es que sean
reconocidos como extrínsecos al organismo y eliminados por el sistema inmune
del mismo modo como ocurre en las infecciones, quedando el paciente inmunizado.
En un estudio llevado a cabo con esta metodología se observó una reducción del
número de brotes de un 90% gracias a la vacuna, aunque la muestra del estudio
fue pequeña, de modo que los resultados deben validarse en nuevos estudios con
un mayor número de pacientes.
Otra línea de investigación estudiada consiste en inyectar a
los pacientes algunas de las moléculas que se encuentran en la superficie de
los linfocitos T disfuncionantes (concretamente péptidos que se encuentran en
la superficie celular y actúan como receptores) que, per se son inofensivas,
para estimular la producción de linfocitos T reguladores que contrarresten la
sobreactivación de los linfocitos T activadores.
Extracción de células dendríticas
La última de las líneas de investigación se basa en el
mecanismo de acción que se está desarrollando en terapia oncológica. Los
tumores malignos son resistentes a la acción del sistema inmune, por este
motivo la investigación en oncología está desarrollando líneas de investigación
con la finalidad de activar el sistema inmune para que reconozca las células
tumorales y las elimine. Se están desarrollando terapias que consisten en
extraer del paciente oncológico células dendríticas, que son otras células que
forman parte del sistema inmune, a las que se les introduce proteínas del
tumor. Las células dendríticas marcadas se reintroducen en el paciente
favoreciendo la generación de linfocitos T más eficientes en la detección de
las células tumorales.
Así, en EM, los investigadores también están trabajando en
el desarrollo de una vacuna con células dendríticas modificadas con péptidos
para estimular la producción de linfocitos T reguladores, que contrarresten la
actividad de los linfocitos T disfuncionantes.
Aunque el desarrollo de estas vacunas se encuentra en su
fase más inicial, ampliar las líneas de investigación en la búsqueda de nuevos
tratamientos para luchar contra la EM es positivo. Cuando se desarrollaron las
primeras vacunas, era un sueño pensar que la viruela desaparecería gracias a
este avance. El desarrollo de una vacuna frente a la EM puede ser solo una
cuestión de tiempo.
Acceso al
documento original:
Living Like
You. Will There Ever Be a Vaccine for MS? Disponible en:
www.livinglikeyou.com/en/stories/detail/will-there-ever-be-a-vaccine-for-ms
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